SOCIEDAD › MURIO OSCAR LANDI, ESPECIALISTA EN COMUNICACION
La sociedad perdió una voz
Destacado investigador, falleció a los 63 años víctima de una prolongada enfermedad.
Ayer, a los 63 años, murió Oscar Landi, filósofo y especialista en medios de comunicación. Autor de obras como Devórame otra vez, sobre la televisión, a lo largo de su vida supo instalarse en diversas encrucijadas: la de escribir, como investigador universitario, sobre los medios de comunicación, pero también –y fue lo que más hizo conocer su nombre– comunicarse como articulista desde esos mismos medios. Formado en filosofía, supo articular a Martin Heidegger en el examen de fenómenos como el peronismo, y la noción “cuerpo” en los existencialistas con la presencia cómica y trágica del cuerpo de Alberto Olmedo. Y el legado de sus múltiples artículos periodísticos forma un rompecabezas cuyo armado -como podrá intentarse en esta nota– puede resultar fecundo.
El cruce que procuró en su formación fue la encrucijada en la que instaló su pensamiento. Landi se había graduado en filosofía, en la UBA, y se doctoró en ciencias políticas en la Universidad Estadual de San Pablo, Brasil. “Cuando él quería pensar temas de política, leía al filósofo Martin Heidegger; cuando quería pensar temas como el del cuerpo, leía a Merleau-Ponty”, recordó ayer Luis Alberto Quevedo, secretario académico de FLACSO, quien fue profesor adjunto en la cátedra de Cultura Popular y Masiva, que Landi dictó hasta 1997 en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. También se desempeñó en el CEDES (Centro de Estudios del Estado y la Sociedad), donde trabajó hasta su muerte.
Quizá su trabajo más conocido sobre medios es el libro Devórame otra vez. Qué hizo la TV con la gente y qué hizo la gente con la TV, de 1992. De 1993 es Justicia y medios en la política de la transición, y en 1995 publicó Outsiders, nuevos caudillos y media politics. En 1987 había publicado Mirando las noticias, y en 1988 Reconstrucciones: las nuevas formas de la cultura política. Además, escribió diversos ensayos sobre cultura popular que se publicaron en revistas especializadas de varios países latinoamericanos.
“Landi siempre pensó la política desde el lado de la cultura: ese vínculo complejo, difícil, que la gente tiene con la política. Desde esa óptica consideró la persistencia de la cultura peronista en la Argentina, y se acercó al tema de los derechos humanos en la transición democrática; hay que decir que no era muy optimista en cuanto al futuro de los derechos humanos en la Argentina”, recordó Quevedo.
Ariana Vacchieri, quien trabajó con Landi en el CEDES, recordaba ayer “su sentido del humor: tenía una mirada irónica, pero no cínica, sobre el mundo, y esto le permitía tomar cierta distancia de la institución académica. Fue así que dictó un seminario en la Facultad sobre la teoría del humor en Alberto Olmedo; y también se acercó al tema del cuerpo, poco tratado en Ciencias Sociales”.
Hace diez años, en la revista La Maga, Landi recordaba que “Roberto Arlt ya dijo, y de manera memorable, que prefería ir a un burdel con putas antes que a una cena con intelectuales”. El año pasado, en el diario Clarín, se preguntó: “¿El intelectual de esta época es el banquero?”. Observó cómo “desde la pasada década del ‘90, la colonización de la política por la economía se hizo determinante”, y señaló que “la salida de la crisis debe contener la reconstitución de las bases de legitimidad popular de los gobiernos en la democracia”.
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