Miércoles, 29 de agosto de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › EL DETENIDO CONFESó ANTE EL FISCAL SU RESPONSABILIDAD EN EL TRIPLE FEMICIDIO DE BENAVíDEZ
El detenido Cardozo reconoció ante el fiscal haber asesinado a las tres mujeres. El hermano de una de las víctimas confirmó que el hombre había sido denunciado dos veces, pero no se les dio importancia o no registraron las denuncias.
El detenido por el triple femicidio de Benavídez, Juan Cardozo, confesó ayer ante el fiscal Jorge Fitipaldi su autoría. Horas antes, había circulado entre los medios una versión, de fuente policial, que señalaba que el triple crimen lo había cometido por venganza. La información luego fue desmentida en la misma fiscalía. Y aunque no reveló las motivaciones del acusado, la madre de Cardozo dejó entrever en declaraciones periodísticas algunas de las líneas en la que podría desarrollar la defensa su estrategia: dijo que estaba loco porque había sido llevado a una secta por su ex, Romina. Las descripciones realizadas por un hermano de Romina no aportaron hacia el desequilibrio mental: sostuvo que era un obsesivo, violento y que había sido denunciado en dos ocasiones, una ante un comisaría de la mujer y otra ante un juzgado. Las versiones sobre las denuncias son contradictorias: unas las ubican ya adosadas al expediente; las otras, como no existentes. Ninguna de las dos alcanza para explicar el triple crimen.
Durante más de dos horas, Juan Carlos Cardozo declaró ante el fiscal Fitipaldi, de la UFI descentralizada de Benavídez. Según confiaron desde la fiscalía, confesó haber asesinado a la abuela, a la hermana y a la hija de su ex mujer; dijo que estaba muy mal por lo que había hecho y que se encontraba mal psicológicamente, le contó “detalladamente cómo asesinó a cada una de sus víctimas” y que estaba “muy mal” por lo que había pasado. Durante su declaración detalló cómo había cometido el triple femicidio.
La confesión de todos modos no suple las pruebas con las que contaba el fiscal: dos prendas ensangrentadas (el pantalón y un buzo) que vestía Cardozo al momento de su detención, y huellas recogidas en el lugar del crimen. Además, al ser revisado por médicos policiales, Cardozo tenía rasguños y raspones en la mejilla izquierda y en el pecho, lo que para los investigadores es una señal de que al menos una de las víctimas se defendió del ataque. Creen que quien ofreció resistencia fue la adolescente de 15 años, María Florencia Martínez, quien en la secuencia de los femicidios fue la última en ser asesinada, cuando llegó a la casa para darle una medicación a su abuela. La chica presenta lesiones defensivas en sus manos –cortes de arma blanca– y creen que ella es la que alcanzó a arañarlo, por lo que se espera que en el análisis del material biológico que pudiera encontrarse bajo sus uñas haya quedado piel o sangre del asesino que pueda identificarse mediante el ADN. Suponen que la primera de las víctimas fue la abuela, Nilda Ludovica Ham (76), asesinada a puñaladas; después fue el turno de la menor de las víctimas, Marisol Martínez, la nena de 6 años, estrangulada con un cable y no como se creía ayer. Y luego atacó a María Florencia Martínez, de 15 años, de quien sospechan que fue la única que alcanzó y pudo intentar defenderse. De hecho, al ser detenido, Cardozo presentaba heridas en forma de rasguños y raspones en la mejilla y en el pecho.
Si bien la primera versión fue distribuida con generosidad por la fuente policial, señalando que Cardozo había confesado el triple crimen por un acto de venganza, la posterior declaración indagatoria del acusado apuntó hacia algún desequilibrio psicológico. Si bien no trascendió de fuentes de la fiscalía, Nelly, la madre de Cardozo, dejó entrever el mensaje: “Estaba poseído” y explicó que se debía a que Romina lo había introducido en “una secta umbanda”.
Tras su indagatoria, Cardozo fue trasladado nuevamente a una dependencia policial, a la espera de ser derivado a una unidad carcelaria. Además, desde la fiscalía dijeron que el acusado será sometido a distintos peritajes psicológicos y psiquiátricos. Fitipaldi cuenta ahora con 15 días, prorrogables por otros 15 días, para producir más pruebas y, eventualmente, solicitar la prisión preventiva de Cardozo.
Gastón, uno de los hermanos de Romina, confirmó a los medios que su hermana había denunciado a su pareja en al menos dos ocasiones por maltrato, “en un juzgado y en una comisaría” y dijo que Cardozo “era obsesivo y muy violento”. Recordó que la primera denuncia fue realizada hace un año y la otra un mes atrás. “Era una persona obsesiva, impulsiva, incluso le pegaba a mi hermana, la tenía amenazada. Ella vivía bajo amenazas”, aseguró ayer por la mañana.
Según unas versiones, las denuncias ya habían sido adosadas al expediente por el fiscal Fitipaldi. Según otras, en el Departamento Judicial de Zárate-Campana no habían logrado acceder por el sistema a los registros de esas denuncias y creen que pudo haber habido un error al cargar los datos del imputado, aunque rastreaban día por día para hallarlas. Sea que nunca existiero o que fueron mal incorporados los datos, la disfuncionalidad del sistema quedó a la vista con el resultado: tres mujeres asesinadas.
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