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Un comisario de la Policía Federal mató a balazos a dos ladrones que, junto a dos cómplices, lo asaltaron en el barrio de Caballito para robarle dinero que acababa de retirar de un banco. Uno de los asaltantes cayó en el lugar del hecho mientras que el otro fue hallado a unas 30 cuadras del lugar, al parecer, abandonado por sus cómplices.

El hecho ocurrió alrededor de las 15.30 en José Bonifacio al 700, entre San José de Calasanz y Thompson, cuando tres hombres armados interceptaron al jefe del Departamento de Delitos contra las Personas de la PFA, comisario inspector Claudio Tapia. Según los voceros, poco antes, Tapia había concurrido con su chofer a una sucursal del Banco Patagonia, ubicada en San Juan y Muñiz, para retirar una suma de dinero que no fue precisada. Cuando salió de la entidad, el comisario le pidió al chofer que lo llevara hasta su casa. Cuando bajó del vehículo y comenzó a caminar hacia su domicilio, el jefe policial, que iba de civil, fue abordado por dos delincuentes armados que se movilizaban en una moto Honda 250 centímetros cúbicos, mientras otros dos les brindaban apoyo desde un Peugeot 206.

Según relataron testigos, dos de los ladrones comenzaron a golpear al comisario a culatazos en la cabeza y le sacaron el dinero que llevaba entre sus ropas. En ese momento advirtieron que estaba armado. Allí, el comisario reaccionó y se generó un tiroteo en medio de la calle que terminó cuando uno de los ladrones cayó muerto de un balazo en el pecho y otro resultó gravemente herido.

Ante esta situación, el baleado y un cómplice escaparon en la moto y otro ladrón en el auto por la calle Centenera, a una cuadra de allí. Poco después, la moto fue encontrada abandonada en la esquina de José Bonifacio y Centenera, en la puerta de una escuela primaria, por lo que se cree que finalmente los tres se fugaron a bordo del Peugeot 206.

Mientras tanto, varios móviles policiales de la comisaría 12ª y una ambulancia del SAME llegaron al lugar, donde se asistió a Tapia por los golpes en la cabeza, que no revestían gravedad.

En forma paralela, los policías que trabajaban en el lugar fueron informados de que un vecino había hallado un cadáver a unas 30 cuadras de allí, en Portela y Echeandía, debajo de la autopista 25 de Mayo, en el barrio de Flores. Otros móviles concurrieron hasta ese lugar y confirmaron que el cuerpo pertenecía a un hombre de entre 25 y 30 años que tenía entre sus ropas fajos de dinero. Según las fuentes, era uno de los ladrones que había asaltado al comisario. El cadáver estaba tendido sobre la vereda y de inmediato fue cubierto por una bolsa a la espera de la llegada de los peritos.

En el lugar donde se produjo el tiroteo, la Policía Federal realizó los primeros trabajos, como la preservación de las vainas servidas que quedaron esparcidas sobre la calle, pero luego el juzgado de instrucción interviniente ordenó que los peritajes los efectuara Gendarmería Nacional. Esta medida se adopta cuando un efectivo de la Policía Federal queda involucrado en un hecho.