SOCIEDAD › FUERON ASESINADAS 27 PERSONAS, 20 DE ELLAS NIÑOS DE UNA ESCUELA

Una nueva masacre en EE.UU. que se ensañó con los chicos

El atacante, de 20 años, entró a un colegio primario de Connecticut y disparó en el aula de jardín de infantes donde su madre era maestra. Luego siguió con otros alumnos y docentes. Se cree que antes había asesinado a la madre en su casa. Al final murió, aparentemente suicidado. En total, los muertos fueron 28.

El joven, de 20 años, ingresó a la escuela primaria de Sandy Hook, en Newton, Connecticut, en el noroeste de Estados Unidos, vestido de negro, con chaleco antibalas y portando varias armas. De allí en más dio comienzo una nueva masacre, un drama habitual en el país del Norte, que esta vez tuvo 28 víctimas, 20 de ellas niños y niñas que conformaban la plantilla de 600 alumnos que tiene el colegio. Una versión periodística, que hasta anoche no había sido confirmada oficialmente, sostuvo que el matador múltiple, Ryan Lanza, había iniciado su raid bélico en su propia casa, donde habría asesinado a su madre. Minutos después fue a la escuela, donde su madre trabajaba como docente. Luego de concretar la masacre, el propio Ryan Lanza falleció, aparentemente por haberse disparado él mismo. Con el presidente Barack Obama a la cabeza, en Estados Unidos se reinició el debate, ya eterno, sobre la necesidad de poner límites a la libre circulación de armas entre la población civil.

El presidente Obama fue informado del tiroteo en forma inmediata. Con lágrimas en los ojos dijo sufrir una “abrumadora pena” y se comprometió a realizar “acciones significativas” para poner fin a este tipo de tragedias. Calificó el tiroteo de “crimen atroz” y resaltó que “la mayoría de los que murieron eran niños, preciosos niños pequeños de entre 5 y 10 años”. El mandatario tuvo que hacer varias pausas y respirar profundamente para poder continuar hablando. Lamentó que los niños perdieran “toda una vida por delante: cumpleaños, graduaciones, casamientos, hijos propios”. Destacó que entre los fallecidos hay también “maestros, hombres y mujeres que dedicaron sus vidas a ayudar a nuestros niños a cumplir sus sueños”.

El presidente sostuvo: “Nuestros corazones están hoy rotos, por los padres y los abuelos, por las hermanas y los hermanos de estos pequeños niños y por las familias de los que se fueron. Estos niños son nuestros niños”. Concluyó diciendo que habrá que unirse “para tomar acciones significativas para evitar más tragedias como éstas, más allá de la política”. Obama ordenó que las banderas de la Casa Blanca, edificios oficiales y complejos militares ondeen a media asta hasta la puesta de sol del martes 18 de diciembre, en honor a las víctimas.

El portavoz de la policía estatal, Paul Vance, dijo que el atacante ultimó, dentro de la escuela, a 20 niños y siete adultos. El colegio está ubicado en Newton, una ciudad de 27 mil habitantes, 128 kilómetros al norte de Nueva York. Los alumnos que concurren al colegio tienen entre 5 y 12 años. En un domicilio, fuera de la escuela, encontraron asesinada a una mujer que sería al madre del múltiple homicida. Esa persona fue la primera víctima.

Una vez alertada sobre la situación en la escuela, el objetivo principal de la policía fue el de “evacuar lo más rápido y eficientemente posible a todos los estudiantes y al personal de la institución. La escuela entera fue registrada, informó el teniente Vance. “Uno de los policías (que intervino) dijo que era lo peor que había visto en toda su carrera”. El momento de mayor tensión fue cuando les comunicaron a los padres, que aguardaban en los alrededores del colegio, que veinte de los niños habían sido asesinados.

“Ellos pensaron que todavía estaban vivos. Hay veinte padres a los que se les tuvo que decir que sus hijos están muertos. Fue horrible”, agregó el vocero policial. Vecinos del lugar comentaron a la prensa que escucharon un intenso tiroteo, con unos cien disparos. Algunos que se acercaron al lugar aseguraron que vieron pasillos “salpicados de sangre”. Un joven que estaba dentro de la escuela, realizando tareas de asistente en el gimnasio, comentó que escucharon “muchos ‘bangs’ y pensamos que era el guardia golpeando cosas contra el suelo. Escuchamos gritos y entonces fuimos a una pared y nos sentamos”, dijo el muchacho.

Prosiguió el relato diciendo que después entró la policía y uno de los uniformados les preguntó: “¿Está aquí?”, en alusión al tirador, al que los testigos no vieron en ningún momento. Después, ante su falta de reacción, alguien les gritó: “Vayan a un lugar seguro”. Por esa razón fueron “al armario en el gimnasio y nos sentamos allí por un rato”. Explicó que luego la policía golpeó las puertas y empezó a decir que estaban evacuando las instalaciones. Ante lo ocurrido, todas las escuelas ubicadas en las inmediaciones fueron cerradas de inmediato.

El teniente Vance precisó que 18 de los niños fallecieron dentro de la escuela y otros dos en el hospital adonde habían sido llevados. Siete de los adultos cayeron muertos en el interior del establecimiento, incluyendo al autor de la masacre. El octavo adulto murió en una casa cercana y sería el padre del matador. Ante la reapertura del debate sobre el control de armas, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, opinó que éste “no es el momento” de reflotar esa cuestión. “Habrá un día para realizar los típicos debates políticos de Washington, pero no creo que hoy sea el día indicado para ello”, sostuvo Carney ante una consulta de la prensa.

Uno de los que no escuchó la sugerencia fue el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, quien planteó la necesidad de “medidas concretas” para el control de armas. “El país necesita que (Obama) envíe una ley al Congreso para arreglar este problema. No basta con reclamar una ‘acción significativa’. Necesitamos una acción inmediata”, reclamó Bloomberg. Agregó que “pese a todas las carnicerías que se producen en nuestro país por la violencia de las armas, es casi imposible creer que se podría producir un tiroteo en un jardín de infantes. Pues ahora ha sucedido”.

Los medios de prensa norteamericanos y voceros políticos coincidieron que los casi 30 muertos de Connecticut tienen que empujar a Washington a discutir una dura legislación contra la tenencia de armas. El debate se reactivó luego de un año particularmente sangriento. El demócrata Jerrold Nadler expresó en su cuenta de Twitter que “si éste no es el momento de tener una discusión seria sobre el control de armas, no sé cuándo arribará” ese momento. Remarcó que la nueva masacre fue protagonizada por “una persona inestable que tenía acceso a armas de fuego y cometió un crimen horrible”.

También habló el gobernador de Connecticut, Dan Maloy, quien consideró que en la jornada de ayer “el mal visitó nuestra comunidad”. Sostuvo que están viviendo “un momento terrible”, pero confió en que juntos “estamos dispuestos a superarlo”. El gobernador, quien tuvo que secarse las lágrimas en varios momentos de su breve discurso, dijo que confiaba en que se tomarán las medidas necesarias para que algo así “no ocurra nunca más”.

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Imagen: AFP
 
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