Martes, 18 de diciembre de 2012 | Hoy
Aparecieron en Bolivia las dos adolescentes desaparecidas en La Quiaca. Antonella Ramos, de 14 años, y Celeste Mendoza, de 16, no habían sido vistas desde el 20 de septiembre, cuando fueron por última vez a su escuela. Sus familiares habían requerido que su desaparición fuera investigada en el orden de la trata de personas y habían obtenido patrocinio jurídico en la fundación que preside Susana Trimarco –madre de Marita Verón, desaparecida desde 2002–. Según dijo ayer un abogado de la entidad, “no podemos confirmar que hayan sido víctimas de la trata; aguardamos su declaración ante el fiscal”. La madre de Antonella dijo que su hija “está muy mal” y que, al menos por el momento, “no se acuerda de nada” de lo sucedido.
Germán Díaz, abogado de la Fundación María de los Angeles, contó a este diario que “Antonella Ramos y Gloria Mendoza aparecieron en Potosí, Bolivia, a distintas horas: Gloria a la mañana, Antonella a la tarde. Gloria había sido encontrada por su hermano; fue examinada por médicos de Gendarmería nacional y luego puesta a disposición de su familia”.
En cuanto a Antonella, “su madre, Carina Ramos, había recibido un mensaje diciendo que estaba en determinado lugar y, junto con la cónsul argentina Reina Sotillo, se dirigió a ese sitio, en Potosí. Contó después que era una casa donde había varias personas, allí encontró a su hija y la trajo de vuelta. Ella no conversó con la chica, no presionó ni trató de ahondar en el tema ni preguntar; veía que la hija estaba algo descompuesta”, agregó Díaz.
El abogado agregó que “Carina Ramos contó que, en cuanto entró de vuelta al país, empezó a recibir amenazas en su celular. Ya venía recibiendo amenazas desde hacía un tiempo, mensajes que no se sabía de dónde venían”. En cuanto a si las adolescentes fueron efectivamente víctimas de trata, “no podemos confirmar nada –dijo Díaz–. Si bien la fiscalía provincial nunca declinó su competencia, siendo que la trata de personas es un delito federal, no hemos descartado nunca que se trate de un supuesto de trata de personas. Pero una vez que declare vamos a saber ante qué estamos”.
Carina Ramos, desde La Quiaca, contó que, cuando se enteró de que su hija estaba en Potosí, pidió ayuda a la cónsul Reina Sotillo, con quien viajó “sin esperar una orden judicial, porque iba a demorar mucho y quién sabe qué podía pasar”.
El ministro de Gobierno de Jujuy, Oscar Insausti, aseguró anoche que se trató de una “fuga de hogar”.
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