Martes, 8 de enero de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › LA MORTALIDAD POR TOS CONVULSA DISMINUYó EL AñO PASADO UN 57,7 POR CIENTO RESPECTO DE 2011
El Ministerio de Salud atribuyó la disminución de casos fatales a la vacunación, por primera vez, de embarazadas. Recomiendan además no saltear ninguna de las dosis, ya que la que se aplica a los 18 meses tiene menor cumplimiento.
Por Pedro Lipcovich
El Ministerio de Salud de la Nación recomendó no saltear ninguna dosis de la vacunación contra la tos convulsa: “A veces los padres omiten el refuerzo cuando el nene cumple un año y medio, que es muy importante porque no hay otro hasta el ingreso a la escuela”, señaló la titular del Programa de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles. A diferencia de otras enfermedades, la vacuna contra la tos convulsa requiere varias dosis; la primera, en realidad, se recibe antes de nacer, ya que, desde el año pasado, en la Argentina se vacuna a las embarazadas –en la semana 20 de la gestación– a fin de que el bebé tenga protección durante los primeros meses de vida, que es cuando la enfermedad presenta más riesgos. Este plan para mujeres gestantes es pionero en América latina. El año pasado, la mortalidad por tos convulsa disminuyó un 57,2 por ciento con respecto a 2011 –cuando hubo un pico de esta infección en el mundo– y esta baja podría relacionarse con la vacunación a embarazadas. También desde el año pasado, el sistema público de salud ofrece, gratis, para los adultos, la vacuna contra la hepatitis B, enfermedad grave que se transmite por vía sexual.
“Constatamos que, para la dosis que se aplica a los 18 meses de edad, la cobertura en el país llega sólo al 85 por ciento de los nenes, contra el 95 por ciento para los menores de un año –advirtió Carla Vizzotti, responsable del Programa Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud–: probablemente se deba a que a esa edad los controles médicos son menos frecuentes que cuando el nene es más chiquito; entonces, para que el chico reciba la vacuna (que a esa edad es la cuádruple: tos convulsa, difteria, tétanos y meningitis), es necesario que los padres lo lleven especialmente. Pero vale la pena hacerlo porque la siguiente oportunidad se dará recién cuando el chico empiece la escuela.”
La tos convulsa o coqueluche produce, en niños y adultos, síntomas que no son menores, y en bebés de menos de un año presenta riesgo de muerte, sobre todo por complicación con neumonía. Es importante que los hermanitos mayores estén inmunizados, ya que la enfermedad se contagia por vía respiratoria, generalmente desde personas en contacto cercano. En cuanto al bebé en sí mismo, la inmunización, integrada en la vacuna quíntuple (que, además de las de la cuádruple, incluye hepatitis B) se recibe a los dos, cuatro y seis meses de vida.
“Pero, aunque hayan recibido la vacuna, los bebés de menos de seis meses todavía no tienen el sistema inmunitario maduro como para generar suficientes defensas –señaló Vizzotti–. Por eso, desde febrero del año pasado, la Argentina incorporó la vacunación para todas las embarazadas. De este modo, a través de la placenta, el bebé recibe de la madre anticuerpos protectores. Fue una recomendación de la Comisión Nacional de Inmunizaciones” convocada por la cartera sanitaria e integrada por especialistas y sociedades científicas.
“Somos el primer país en América latina en haber incorporado la vacunación a embarazadas, y estamos haciendo un estudio para evaluar los resultados con el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos”, agregó Vizzotti. En 2012 fueron vacunadas, en todo el país, 276 mil embarazadas, casi el 40 por ciento del total de mujeres gestantes. La vacuna debe aplicarse a partir de la semana 20 del embarazo.
En 2012 se registraron en la Argentina 30 fallecimientos por tos convulsa, de los cuales el 77 por ciento correspondió a bebés de menos de tres meses. En 2011 los fallecimientos habían sido 70, coincidiendo con un aumento en distintos países del mundo; esta enfermedad recrudece en ciclos de entre cuatro y seis años. La Organización Mundial de la Salud la considera una enfermedad reemergente, con 50 millones de casos y 350.000 fallecimientos en el mundo.
En su fase inicial, los síntomas son catarro –con poca o ninguna fiebre–, rinitis, estornudos y accesos de tos. Estos accesos se tornan repetidos y violentos; duran hasta seis semanas y se acompañan de un sonido anormal llamado “estridor inspiratorio”.
“En todos los centros públicos de salud del país está disponible la vacuna contra la hepatitis B para quienes la requieran, no importa su edad –destacó Carla Vizzotti, jefa de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud de la Nación–. La Argentina es el primer país latinoamericano en ofrecer esta vacuna a toda la población.”
En adultos, la principal vía de contagio es la sexual: “Es mucho más contagiosa que el VIH/sida”, advirtió la funcionaria. Hasta el diez por ciento de los casos conduce a cirrosis hepática o cáncer de hígado. “En la Argentina hay unos diez trasplantes de hígado al año por hepatitis B”, observó Vizzotti.
La vacuna incluye tres dosis: la segunda, un mes después de la primera y la tercera seis meses después. “Si alguien inició este esquema y no lo completó, sólo tiene que aplicarse las dosis faltantes, no hace falta que lo reinicie”, explicó la funcionaria.
En los bebés, la hepatitis B se trasmite en el parto cuando la madre tiene el virus. En este caso, el riesgo de consecuencias graves sube al 80 por ciento. “Por eso, en el actual calendario de vacunación, la dosis inicial se aplica en las primeras 12 horas de vida. Las siguientes a los dos, cuatro y seis meses, y aseguran inmunidad para toda la vida”, destacó Vizzotti.
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