Los ocho votos en el Concejo Deliberante de Bariloche necesarios para iniciar el proceso de revocatoria del intendente Omar Goye podrían reunirse entre hoy y mañana. Está en elaboración el proyecto fundamentando la suspensión inicial, basado en las oscuras exigencias a los supermercados antes de los saqueos, sus vínculos con quienes después terminaron encabezando los disturbios, la designación en el municipio de funcionarios con antecedentes penales graves y las irregularidades en adjudicaciones de publicidad en la vía pública a la llamada Banda de San Miguel. Goye se resiste a dejar el cargo pese a que perdió el apoyo de su propio bloque de concejales y renunciaron en las últimas 48 horas los hombres fundamentales de su gobierno: el equipo de Turismo –una cartera decisiva en la ciudad–, el subsecretario de Hacienda y el subsecretario de Gobierno. En caso de votarse la suspensión, asumiría la intendencia la titular del Concejo Deliberante, María Eugenia Martini.

De los once concejales, tres están alineados con el peronismo, pero ya tomaron distancia del intendente; tres son del Frente Grande y ayer firmaron una declaración pidiendo la revocatoria de Goye. También hay un radical, una socialista y el resto son vecinalistas. Con estos últimos se trataría de acordar el proyecto de revocatoria.

Si se reúnen los ocho votos, se abre el proceso de revocatoria, en el cual el intendente puede ser suspendido. Mientras tanto, tiene un plazo para presentar su defensa, hay otro plazo para redondear los elementos para la destitución, luego hay que reunir las firmas del 10 por ciento del padrón y finalmente todo deriva en un referéndum.

La situación en la hermosa ciudad rionegrina lleva a que seguramente haya definiciones a corto plazo. En la última semana se dio un giro curioso. Una parte de la oposición y sobre todo el Grupo Clarín, dueño de la radio y el canal de televisión más importante de Bariloche, consideraban desastrosa la gestión de Goye y le imputaban gran parte de los males locales. Las cosas cambiaron totalmente después de que la Presidenta cuestionara al intendente por su actuación antes y después de los saqueos y mantuviera una reunión en la Casa Rosada con el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, y el referente del Frente para la Victoria en la provincia, el senador Miguel Angel Pichetto. Se dice que Cristina les reclamó el desplazamiento de Goye, entre otras cosas porque fue en Bariloche donde empezaron los robos y tuvieron una repercusión en numerosos distritos. A partir de esa intervención de la Presidenta, del gobernador y Pichetto, parte de la oposición política y mediática viró hacia una defensa tácita de Goye, casi señalándolo como una víctima de un “golpe institucional”.

En los días previos a Navidad, Goye presionó a los supermercados para que entregaran comida o vales a organizaciones con las que mantenía relaciones. Entre ellas, la Cooperativa 1º de Mayo, pero también algunos punteros de El Alto, la zona de menores recursos de la ciudad. Los integrantes de la cooperativa admitieron que fueron al supermercado Chango Más, pero que cuando iban a pedir comida, se encontraron con que ya había saqueos. Las filmaciones demostrarían lo contrario y aparecerían varios integrantes de la agrupación encapuchados y encabezando los robos.

Cuando se produjeron los saqueos, Goye estaba en Buenos Aires; a su regreso, en el Centro Cívico, se convocó a una reunión en la que participaron gran parte de las fuerzas vivas de Bariloche: los concejales, las asociaciones empresarias, los gremios, las organizaciones vecinales y hasta la Iglesia. Fue una interpelación durísima de la que Goye salió muy mal parado. También la APDH de Bariloche cuestionó la gestión del intendente.

No sólo se pusieron en cuestión sus vínculos con quienes terminaron produciendo los saqueos, sino también por designaciones muy cuestionadas, incluyendo dos personas con antecedentes de homicidio en el área de Desarrollo Social. También apareció una organización, vinculada al intendente, que vendió espacios de publicidad en la vía pública en forma irregular: le dicen la Banda de San Miguel, porque la integran algunos individuos de ese municipio del Gran Buenos Aires. El otro elemento que produjo cuestionamientos serios fue y sigue siendo la falta de austeridad en el manejo de las cuentas del municipio.

En los últimos días, Goye quedó muy aislado. Renunció gran parte de su equipo de gobierno y ayer firmaron una declaración pidiéndole que deje el cargo los 29 integrantes del bloque del Frente para la Victoria de la Legislatura de Río Negro. Aunque se dice que Goye quedaría complicado porque el gobierno nacional no pagaría el subsidio a los colectivos, la realidad es que las dos empresas que circulan en la ciudad ya hace dos meses que no reciben subsidios porque dejaron de cumplir con sus obligaciones fiscales.

De todas maneras, la situación es tensa. Martini, que tiene buen diálogo con todas las partes, está buscando una salida negociada, pero algunos allegados a Goye han dicho que el intendente gobernará aunque tenga que armar el gabinete con su propia familia.

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