Jueves, 28 de febrero de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › TRES POLICíAS DETENIDOS POR LA MUERTE DE UN JOVEN EN 2007
En marzo de 2007, un muchacho de 21 años fue apresado en La Matanza. Y murió en el calabozo. La policía dijo que se había suicidado. Pero la familia siempre sostuvo que lo habían matado. Una autopsia determinó que fue golpeado. A seis años, fueron apresados tres policías.
Por Carlos Rodríguez
A seis años de ocurrido el hecho, tres policías de la comisaría del barrio San Carlos, en La Matanza, fueron detenidos imputados por el asesinato de Gabriel Alejandro Blanco (21), un joven que había sido llevado detenido a esa dependencia, a las cinco de la tarde del 1º de marzo de 2007. “Cerca de las doce de la noche del mismo día, Gabriel fue llevado sin vida al Hospital Paroissien. En un primer momento, los policías dijeron que el chico estaba muy deprimido por la detención, a tal punto que se había suicidado”, recordó Pablo Pimentel, presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza. “Luego de una primera autopsia, solicitamos la reautopsia, en la que se determinó que Gabriel había sido golpeado brutalmente”, agregó Pimentel. Ante tal evidencia, la causa fue caratulada como “homicidio simple”, pero ahora los policías quedaron imputados por un delito más grave, el de “torturas seguidas de muerte”. De llegar a una condena en el juicio oral, se les podría aplicar prisión o reclusión perpetua.
Los tres policías, que seguían en actividad, son el subcomisario Rubén Suárez, el oficial Pablo Bargueña y el suboficial Emilio Gómez. Los tres fueron indagados por el fiscal de homicidios del Departamento Judicial de La Matanza, Carlos Arribas, y aunque negaron haber golpeado a Blanco, de todos modos quedaron detenidos.
Pimentel informó que a Blanco lo detuvieron en su domicilio, a pocas cuadras de la seccional policial, bajo la acusación de haber cometido un robo. Hace unos días, la APDH de La Matanza había asegurado que el caso de Blanco tiene “íntima relación” con la desaparición de Luciano Arruga, de la que se cumplieron cuatro años el 31 de enero pasado.
La APDH sostiene que tanto Arruga como Blanco fueron instigados por la policía a robar en “zonas liberadas” y como se negaron, los dos fueron detenidos. “Un día le dijeron a Gabriel ‘te vamos a detener y no vas a contar más el cuento, vas a aparecer en una zanja’. Lo mismo le dijeron a Luciano”, sostuvo Pablo Pimentel.
Blanco vivía en el barrio San Carlos, en una zona conocida como La Borgward, en la localidad de Isidro Casanova. Los policías, en la versión oficial sobre el presunto suicidio, dijeron que lo habían encontrado en la celda, colgado de un cable de luz, en un calabozo oscuro. “Cuando nos enteramos de lo sucedido, les sugerimos a los familiares del chico que fotografiaran el cuerpo”, explicó Pimentel.
“Fue ahí cuando se dieron cuenta de que el cadáver tenía la mortaja pegada para que no se viera cómo estaba. La policía había hecho una autopsia y nosotros pedimos la reautopsia, en la que se comprobaron los golpes y que le faltaban algunos dientes”, producto de la golpiza, amplió Pimentel.
Con posterioridad, la Policía Científica realizó pruebas con los cables de donde dicen se habría colgado Blanco para “suicidarse”. En esa prueba se determinó que “los cables se cortaban si recibían la presión de un peso de 50 kilos y Blanco pesaba más de 80 kilogramos”, precisó el dirigente de la APDH. Consideró que está probado que “era imposible que se ahorcara” de esa forma. Otro dato es que la pericia demostró que “una persona alterada (como dicen que estaba Blanco) no podía pasar el cable por donde lo ató para colgarse”.
La prueba la hizo un gendarme “emocionalmente equilibrado, que tardó media hora para hacerlo, a pesar de que trabajó con luz, no a oscuras”.
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