Ayer murió uno de los tres hinchas heridos en la pelea a tiros que se produjo el domingo, en San Fernando, entre facciones de la barra brava del club Tigre. Otros dos continúan en grave estado. El tiroteo se habría desatado a partir de un conflicto por el reparto de entradas gratuitas, que en este y otros clubes suelen ser entregadas por las comisiones directivas a las barras bravas, que las revenden. En el caso de Tigre, el precario equilibrio en la distribución de entradas entre las facciones de la barra se habría roto desde que el anterior jefe dejó su puesto para fugarse (bajo acusación de narcotráfico). Mientras miembros de la barra se disponían a viajar a Perú, al partido contra Sporting Cristal, el fiscal ordenó una serie de allanamientos que estuvieron a cargo de la Gendarmería. Anoche habría sido detenido Marcelo Pauleti, uno de los líderes de la barra acusados por el tiroteo. El fiscal también investiga la falta de presencia policial y el no funcionamiento de una cámara de seguridad durante los hechos.

El fallecido es Adrián Alejandro Velázquez, de 40 años, que se hallaba internado desde el domingo en terapia intensiva del Hospital de Agudos de San Fernando. Había perdido mucha sangre tras recibir un balazo en la arteria femoral. Tras su muerte, Alejandro Musso, fiscal de San Fernando a cargo de la causa, cambió la carátula de la causa a “Homicidio, lesiones graves y abuso de armas”. Los otros dos heridos son Walter Etchegaray, de 26 años, con un balazo en el hemitórax derecho, que ayer se hallaba “estable”, y un hombre de apellido Cano, con una herida de bala en la cabeza, que estaba en terapia intermedia. Otros diez resultaron con heridas menores.

Según fuentes judiciales, hay tres imputados: Daniel Paz, alias “El Negro Fiorucci”, líder de la barra brava de Tigre; Abel “El Gallego” Lavigna –que a su vez sufrió una herida leve– y Marcelo Pauliti, de la facción llamada “La 13”. Este último ya estaría preso, en tanto los otros dos se encuentran prófugos.

El tiroteo se produjo el domingo, antes del partido con River, cuando La 13, sector preponderante de la barra, se hallaba reunida cerca del estadio, en la calle Ozanán, frente al bar que regentea Paz. Fueron atacados por La Banda de Pacheco, de la misma barra. Se dispararon más de cien tiros. El conflicto se habría desatado en relación con el reparto de las entradas que la Comisión Directiva del club entrega a la barra –representada por Paz– para los partidos del campeonato oficial y de la Libertadores. Ayer, integrantes de la barra se disponían a viajar a Perú, donde Tigre jugará hoy contra Sporting Cristal. No se informó que se hubieran dictado restricciones para su salida del país.

Los conflictos en la barra de Tigre habrían ido en aumento desde que su anterior líder, Walter “Tonga” Servant Díaz, acusado por narcotráfico, pasó a la clandestinidad, sin que las fuerzas de seguridad hayan logrado encontrarlo desde 2009.

La investigación judicial también indagaría sobre la falta de presencia policial en el lugar donde se produjeron los hechos y sobre el no funcionamiento de una cámara de seguridad municipal que hubiera podido registrar lo sucedido. Un funcionario de la municipalidad de San Fernando declaró ante el fiscal que la cámara se había descompuesto ese mismo domingo y no había alcanzado a ser reparada.

Daniel Paz está denunciado por actos violentos en favor del intendente radical de San Isidro, Gustavo Posse; también habría tenido participación en Hinchadas Unidas Argentinas. En cuanto a La Banda de Pacheco, estaría vinculada con Sergio Massa, intendente de Tigre.

Mónica Nizzardo –ex titular de la ONG Salvemos al Fútbol– comentó a este diario que “contra la barra de Tigre hicimos denuncias, y el tema del reparto de entradas se plantea en todos los clubes. La AFA tiene parte de la responsabilidad, ya que el problema se evitaría si ella manejara directamente las entradas. Las comisiones directivas entregan a las barras bravas una determinada cantidad, por ejemplo 500: así se sustenta uno de los negocios de las barras; otro es el de los ‘trapitos’, en los estacionamientos, incluso para espectáculos no deportivos; otro es la venta de droga, detrás de las grandes banderas que sirven precisamente para ocultar esto. Es hipócrita que el intendente (Sergio) Massa haya pedido que la ley les caiga con todo, cuando ellos están en el club y él los conoce a todos”.

En cuanto a la falta de presencia policial, “en general los policías de los operativos no están coordinados con la policía de la jurisdicción: los primeros se limitan al estadio, los otros no están, y en las tres cuadras próximas a las canchas se genera un espacio donde suceden las agresiones”, sostuvo Nizzardo.