Por unas horas, la pequeña localidad cordobesa de Villa Cura Brochero (antes Villa del Tránsito), en Traslasierra, se convertirá en referencia del catolicismo de todo el mundo cuando, a partir de la 10 de la mañana de hoy, comiencen las ceremonias oficiales de la beatificación del sacerdote José Gabriel del Rosario Brochero, nacido el 16 de marzo de 1840 en Santa Rosa de Río Primero y fallecido en Villa Tránsito, leproso y ciego, el 26 de enero de 1914. La ceremonia de beatificación, a la que según fuentes eclesiásticas acudirán aproximadamente 150 mil peregrinos de todo el país, será la culminación de una serie de actos que se fueron realizando a lo largo de toda la semana y estará presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano y delegado personal del papa Francisco para la ocasión.

Con la beatificación –paso previo a declararlo santo–, la Iglesia Católica está reconociendo institucionalmente a un cura que se destacó por su compromiso con los pobres y los enfermos y en torno de quien se ha construido una gran devoción popular. Pese a ello, el proceso de canonización se inició apenas en la década de 1960 y fue el papa Juan Pablo II quien lo declaró venerable (la primera confirmación de la Iglesia en el camino a la santidad), en el año 2004. El 20 de diciembre de 2012, después de recibir informes de varias juntas médicas que reconocían como milagros las curaciones extraordinarias atribuidas a la intercesión del cura Brochero, el entonces papa Benedicto XVI firmó el decreto de beatificación. La comprobación de los milagros, de acuerdo con las normas establecidas por la Iglesia, es condición para avanzar en el proceso de canonización de un fiel católico.

El reconocimiento de una figura de tanta popularidad como Brochero es el resultado también del impulso que los obispos argentinos le dieron a la causa de beatificación, coincidiendo con un momento en el que la Iglesia rescata la importancia de la misión entendida como una tarea de acercamiento y acompañamiento de los sectores populares como parte de su estrategia evangelizadora y frente a la pérdida creciente de fieles. El entonces cardenal Jorge Bergoglio, desde su condición de presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, fue uno de los principales impulsores del proceso de canonización de Brochero.

La historia recuerda al cura como un hombre que pocos años después de su ordenación, en 1866, decidió marcharse hacia las sierras cordobesas y compartir allí la vida con la gente más sencilla, recorriendo los pueblos y haciendo suyas las necesidades de los más pobres. Como parte de su misión, también construyó iglesias y capillas en todos los lugares, pero colaboró además para que se hicieran más de 200 kilómetros de caminos, escuelas, acequias y diques destinados a mejorar la calidad de vida de la población. Recorría en mula las villas de la sierra cordobesa y, como resultado de una vida austera y sacrificada, su salud se deterioró, también porque –como parte de su tarea– decidió compartir la vida con enfermos de lepra, con el resultado de contraer él mismo la enfermedad. Al referirse a sus feligreses, el cura solía decir que eran “abandonados de todos, pero no por Dios”.

El campo donde se realizará la ceremonia de beatificación, que fue habilitado a partir del primer minuto de hoy, es un predio de 9 hectáreas ubicado al pie del Cerro de la Cruz, donde se espera recibir a más de 150 mil personas. Se instalaron puestos sanitarios y de comida, y trabajan allí 1500 voluntarios que atenderán a los peregrinos. Habrá también tres mil jinetes que escoltarán la celebración litúrgica de beatificación de quien es conocido como “el cura gaucho”. El acto oficial se iniciará a las 10 de la mañana de hoy y será presidido por el cardenal Amato, a quien acompañarán el obispo local de Cruz del Eje, Santiago Olivera; el arzobispo cordobés, Carlos Ñañez, otros cien obispos argentinos y aproximadamente 1200 sacerdotes.

En su testamento, escrito en 1910, el cura Brochero escribió: “Que mis albaceas me hagan hacer con algún carpintero de esta Villa (Santa Rosa del Río Primero) un cajón sencillo, para que algo gane con esa obra, y colocando en él mi cadáver sea enterrado en el suelo en cualquier punto de la calle principal de la entrada del cementerio actual”. Los historiadores religiosos destacan que, en su tarea pastoral, Brochero usó para transmitir sus mensajes el mismo lenguaje popular de sus feligreses. Poco antes de morir, a los 73 años, afirmó: “Ahora tengo ya los aparejos listos pa’l viaje”.

Los actos centrales serán transmitidos por radio y televisión, y las autoridades cordobesas han previsto operativos especiales de seguridad para prevenir problemas y facilitar la participación de los peregrinos, pero también para asegurar el tránsito en las rutas, especialmente en el momento de la desconcentración de quienes concurran hasta Villa Cura Brochero.