Sábado, 11 de enero de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › SON CUATRO LOS MUERTOS POR LA CAIDA DEL RAYO Y QUEDAN INTERNADAS CUATRO PERSONAS
El día después de la tragedia, la ciudad seguía en estado de shock. Relatos de sobrevivientes y una oración en la playa.
Por Carlos Rodríguez
Desde Villa Gesell
Al dolor por la tragedia ocurrida el jueves en el balneario Afrika, se sumó ayer la muerte de Priscila Ochoa, de 16 años, cuarta víctima fatal del impensado drama en vacaciones provocado por la caída de un rayo. Ayer, a pleno sol, sin las nubes que oscurecieron la tarde del jueves, miles de personas se volcaron a las playas de Gesell, incluso en el entorno inmediato al balneario Afrika, donde Christian, el nuevo vicario de la parroquia local, pronunció una oración para recordar a las personas fallecidas y rogar por la salud de los heridos que siguen internados.
Con los ojos llenos de lágrimas, Emilce Gioia, la propietaria del parador de playa, recuerda ante Página/12 cómo vivió la imprevisible situación que les tocó vivir: “Cuando empezó a llover, a los pocos minutos se cortó la luz y escuchamos una fuerte explosión y los gritos de auxilio. Los que estábamos en la cafetería bajamos a ayudar, sin saber realmente lo que había ocurrido, y lo que vimos fue tremendo: había mucha gente tirada en el suelo, sin moverse, o shockeada por algo que no llegaban a comprender ni ellos ni nosotros”.
Todos los que se hicieron presentes en el balneario afectado o en el hospital de Gesell siguieron tratando de armar el rompecabezas de una situación que sigue siendo incomprensible. Guardavidas y carperos recordaron que todo hacía pensar en “una tormenta más de las que hay en verano”. Se suspendió la clase de salsa y se desmontaron las carpas, una rutina propia de los días de lluvia, tanto como pedirles a los que estaban todavía en el mar que salieran del agua. Después de la caída del segundo rayo –el primero tocó el mar, ya sin bañistas–, la primera línea de carpas adquirió el panorama de un campo de guerra. “El paisaje era tremendo y pedimos ayuda mecánica, con la dificultad de la falta de luz y de servicio telefónico en el lugar. Todos ayudamos, como pudimos, a llevar a las víctimas al hospital, primero en auto y luego en ambulancias”, relata Emilce Gioia. Entre los heridos hubo varios empleados de Afrika, a los que ayer les dieron el alta médica.
Respecto de las cajas de seguridad metálicas que se encuentran en la parte superior de la estructura de madera de las carpas –blancas por fuera y celestes por dentro–, aseguró que “se encuentran intactas”, algo que se podía corroborar ayer, salvo en la que estaba en la carpa número 5, que habría sido retirada por orden de la fiscalía que investiga lo ocurrido (ver nota aparte). También fue revisado todo el cableado eléctrico: “El informe lo tendremos en unos días, pero no hubo roturas”.
Lo único que estaba dañado era una reposera de plástico, que ayer fue cubierta de flores por personas que concurrieron a homenajear la memoria de las víctimas. Gioia cree que “lamentablemente la descarga eléctrica cayó sobre las personas; habrá que esperar el resultado de las pericias y los informes de los expertos para saber por qué para algunos fue fatal, mientras que otros salieron ilesos o con lesiones leves aunque estaban sobre la arena”. Gioia, que recibió condolencias de muchos vecinos y habitués del balneario que la consideraron “una víctima más de lo ocurrido”, estimó que lo sucedido fue “una desgracia de la naturaleza que nos ha golpeado a todos y sobre todo a las familias de las víctimas”.
Ayer, todos elogiaban la actitud que tuvo Federico, uno de los guardavidas, quien asistió a muchas de las personas heridas o en estado de shock “hasta que él mismo tuvo que ser atendido”. El parador de playa funciona desde 1964 y hay personas que vienen desde hace más de 30 años, entre ellos el ex jugador de Boca Roberto Mouzo, uno de los que se acercaron para saludar a Gioia y a los sobrevivientes. Se aclaró que el balneario puede seguir funcionando porque no hay ninguna medida judicial ni administrativa que lo impida. Ayer, de todos modos, se declaró día de duelo y las carpas permanecieron vacías, en medio de un conjunto de playas contiguas que estuvieron llenas de turistas.
“La sensación fue horrible, inexplicable. Estábamos empezando a desarmar las primeras carpas, junto a mi compañero Ramón, y de pronto sentí una descarga por todo el cuerpo y me caí para atrás. Escuché los gritos de la gente y pensé que eran por mí y por mi compañero, pero no, gritaban porque a ellos les pasaba lo mismo.” Walter Muñoz (19) es empleado de Afrika. “Primero casi no podía mover los brazos y después tampoco las piernas”. Walter fue dado de alta ayer en el hospital local.
Walter explicó que sintió mucho frío y que los médicos “me pusieron agua caliente en los pies, me hicieron controles y me medicaron”. También fue asistido psicológicamente y en dos días tiene que volver al hospital para un nuevo control. “Soy geselino y carpero desde hace cuatro años, nunca vi un rayo que cayera sobre la arena; sentí mucha impotencia porque no pude ayudar a nadie.” En el hospital local hay tres personas internadas: Laura Blanco, que evoluciona en forma favorable aunque sigue en terapia intensiva; Hernán Vila, a quien se le realizó una tomografía computada para comprobar su estado actual de salud, y Carlos Pestrela, de 51 años, quien está en observación. Salma Ochoa, hermana de Priscila, ha sido derivada a un hospital de Mar del Plata.
Desde el mismo día de la tragedia se encuentra en Villa Gesell el gobernador de San Luis, Javier Poggi, para acompañar a las familias de Priscila y Salma, y de Agustín Irusta, de 17 años, otro de los fallecidos. Las familias son oriundas de la provincia puntana. “Sé que el hospital local está acostumbrado a urgencias ordinarias y no extraordinarias como ésta, pero doy fe del esfuerzo que han puesto en cada caso.” La mamá de Priscila y de Salma, que estaba con ellas en la playa, “me contó que sintió un fuerte temblor y cuando reaccionó, vio los cuerpos dispersos, entre ellos el de sus hijas; es todo lo que me pudo contar”. El mandatario informó también que un hermanito de Irustia quedó con algunos problemas en la vista.
Informe: Carolina Selicki Acevedo.
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