Sábado, 11 de enero de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › ADVIERTEN QUE ESE INSTRUMENTO ES EFICAZ EN LAS CIUDADES, PERO NO EN UNA PLAYA
Eldo Avila, principal referente en el país en la investigación de descargas eléctricas, explica que los rayos buscan los lugares más altos: un edificio, un árbol o una persona. “También van a elegir el agua, porque es conductora.”
Por Soledad Vallejos
En la Argentina, las tormentas con descargas eléctricas son frecuentes en los veranos. “Todos los veranos tenemos este tipo de tormentas peligrosas. Se puede hacer algo, educar en seguridad, porque la gente tiene que saber un poco más, tener real dimensión de lo peligrosa que puede ser una tormenta así en un lugar abierto, descampado”, señala Eldo Avila, profesor de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba, e investigador del Conicet. En diálogo con Página/12, Avila explicó algunos mecanismos de los fenómenos de electricidad atmosférica y señaló los cuidados que cualquiera puede tomar fácilmente ante la eventualidad de tormentas que “entre noviembre y marzo son normales en nuestro país”. Pero advirtió que “la presencia de pararrayos en una playa no garantiza seguridad”.
En el verano, dijo el especialista, “se forman nubes que tienen desarrollo vertical, es decir, una altura mayor que en el invierno”. Eso incide en su peligrosidad, en lo que a actividad eléctrica se refiere: “Cuanto más altas son las nubes, más peligrosas resultan porque pueden desarrollar granizo, precipitaciones intensas, vientos muy fuertes y descargas eléctricas. Todo viene como en un combo”. Son nubes que se forman “con altas temperaturas y con mucho vapor de agua”.
Estas nubes pueden producir dos tipos de descargas eléctricas, advierte Avila. “Una es el relámpago, que es una descarga que ocurre dentro de la nube, entre una región y otra de la nube, que se conectan eléctricamente y se ve esa línea luminosa. El relámpago es una carga eléctrica que se neutraliza pero nunca llega a tierra. No es peligrosa.” Por el contrario, “la descarga peligrosa es cuando se conecta una región de la nube con la superficie de la tierra: el rayo. Baja muchísima carga eléctrica en décimas de segundo”. Avila grafica: “No hay ninguna máquina hecha por el ser humano que pueda transportar la carga eléctrica que transporta un rayo en ese tiempo”. Se trata de una energía que podría alcanzar los 30 mil amperes en un instante, cuando “cualquier artefacto eléctrico doméstico consume, en promedio, un amper”. “El canal de un rayo, que es esa línea que se ve cuando baja la descarga, tiene una temperatura de 5 mil grados centígrados. Donde pega, destruye”, agrega el especialista.
Si la descarga eléctrica de la nube va a liberarse sobre otra nube o en la superficie terrestre, no puede predecirse. “La nube descarga donde le conviene. Pero esa bajada no es continua, sucede como en cámara lenta. Cuando está a 30, 40, 50 metros de la tierra, el rayo detecta lo más puntiagudo de la superficie, porque eso es lo que tiene el potencial eléctrico más alto, y el rayo, que tiene potencial eléctrico alto, también es atraído por eso. En un lugar muy llano, como en la zona de la pampa, un árbol es una punta. En un campo sin árboles, una persona es una punta”. Sin embargo, si lo más alto del terreno se encuentra más distante del lugar donde puede descargar la nube, el rayo caerá sobre algo de menor altura pero más cercano. “Si a punto de tocar superficie, tiene una persona cerca y un pararrayos a 100 metros, va a elegir a la persona.”
Por ello, en las ciudades los pararrayos son eficaces, pero en lugares llanos y despejados como una playa no funcionarían. “La presencia de un pararrayos no garantiza seguridad, por eso llenar la playa de pararrayos no serviría más que para arruinar el lugar.” En las ciudades, es diferente “porque hay edificios y lo más probable es que caiga sobre un edificio, y la persona que está dentro está protegida”.
Las descargas eléctricas de las nubes, además, privilegian caer sobre objetos metálicos, pero no pequeños, como la cajita metálica que puede haber en una carpa de la playa, sino “algo metálico de un volumen importante, como las casillas que hay en Córdoba para esperar los colectivos urbanos”. El rayo también “va a elegir el agua, porque el agua es conductora. Si una persona está en una pileta y un rayo cae cerca, lo va a afectar, lo puede dañar seriamente. No hace falta que el rayo te caiga encima para que te dañe”.
Avila señala que “lo mejor es protegerse dentro de una construcción de mampostería”. Bajo techo, “no hay que estar cerca de las ventanas si las ventanas tienen aberturas metálicas, porque si un rayo descarga en la construcción, esa carga se va a conducir por toda la estructura metálica que tenga la casa, sean cañerías o aberturas metálicas”. En caso de que la tormenta arrecie puertas afuera, en un descampado sin construcciones cercanas, “lo menos malo es un automóvil”. “El auto, si bien es metálico, cuenta con el efecto aislante de las ruedas, que son de goma. Entonces, si hay una persona dentro del auto cuando le pega un rayo, y si esa persona no está tocando la chapa, se puede salvar. La electricidad se desparrama por el metal.”
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