Miércoles, 2 de abril de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › UNA MUESTRA EN BUENOS AIRES PARA ASOMARSE AL UNIVERSO DE BERLíN
La exposición “Berlín en vivo en Buenos Aires. 20 años de diálogo” podrá visitarse en el Centro Metropolitano de Diseño hasta el 10 de abril. El alcalde berlinés, que viajó para su inauguración, explica por qué se trata de una ciudad en “permanente cambio”.
Por Soledad Vallejos
Desde hace años, lo único permanente en Berlín es el cambio. Algo así dijo su alcalde, Klaus Wowereit, de paso por Argentina para presentar la muestra con la que esa ciudad alemana celebra sus dos décadas de hermandad con Buenos Aires. Es “Berlín en vivo en Buenos Aires. 20 años de diálogo”, la exposición en el Centro Metropolitano de Diseño (CMD, en Algarrobo 1041, Barracas), que hasta el 10 de abril alberga destellos de la vida berlinesa (y adelantos de proyectos de colaboración entre las ciudades hermanas), indicios de qué puede suceder cuando una sociedad integra historia propia, culturas, tradiciones migrantes y vértigo de industrias creativas.
“Berlín es una ciudad en permanente cambio, una ciudad abierta al mundo, donde viven habitantes de 186 naciones distintas y a la cual viene mucha gente de todo el mundo para desarrollar su creatividad”, señaló Wowereit en diálogo con Página/12. En la ciudad, detalla el funcionario, “en los últimos dos años ingresaron 100 mil personas” para radicarse, y ese flujo constante alimenta un universo ya habitado por 3,5 millones de personas. “Y el pronóstico es que el incremento de la población se va a mantener”, detalló Wowereit.
–¿Cuál es el perfil del ciudadano berlinés actual?
–Hay mucha gente joven, muchos artistas que puestos a elegir entre Londres, Nueva York, París y Berlín, eligen Berlín porque las condiciones son más favorables. También hay especialistas altamente calificados que son requeridos por start-ups del área tecnológica, y luego hay también gente mayor, que viene porque hay oferta atractiva para el tiempo libre.
¿En qué podría notarse que dos ciudades son hermanas? En el caso de Berlín y Buenos Aires, por ejemplo, en la experiencia de La Noche de los Museos, que lleva diez años adaptando al suelo porteño los pasos de la original berlinesa. También, en IDBerlin, la iniciativa de “social branding” en la que Mónica Segura Márquez, artista berlinesa, hija de inmigrantes chilenos, y Gustavo Stecher, diseñador argentino, hijo de inmigrantes polacos, trabajaron para la agencia porteña Nobrand sobre “Iconos y símbolos de identidad cultural Buenos Aires-Berlín”. Durante 2010, colaboración por Internet mediante, la iniciativa procuró delinear la identidad urbana en la historia y los recuerdos de sus habitantes, pero también en la exploración de símbolos y representaciones icónicas. Pero además el CMD alberga muestras del DMY, el festival internacional de diseño que se realiza en Berlín, y un listado de “10 principales razones” para subir a un avión y aterrizar en la ciudad nacida a la vera del río Spree. Geográficamente, Berlín queda lejos, pero al menos a parte de su universo cualquiera puede asomarse hoy, y por unos días, en Barracas.
El alcalde Wowereit imagina que en diez años Berlín será “más internacional aún”. “Muchos baches se van a haber cerrado, porque es un proceso en el que estamos trabajando todavía, después de la reunificación, y esperamos que siga siendo en un clima que irradie liberalidad, en el mejor sentido de la palabra”, explicó.
–¿A qué baches por cerrar se refiere?
–En el centro de la ciudad tenemos tremendas superficies que todavía se pueden desarrollar, viejas superficies industriales que ya no se necesitan hoy o baldíos que quedaron por la división de la ciudad, porque ahí estaba el Muro o era tierra de nadie, y esto se puede desarrollar. Tenemos el concepto de crítica, para adecuar la edificación nueva al entorno y a la ya existente, sobre todo donde hay edificios viejos que representan una época determinada. Se trata de reconstruir y no de demoler.
–Berlín es una suerte de laboratorio social, ¿cómo integra tantas culturas diferentes?
–El grupo más numeroso está conformado por personas de origen turco y árabe. La integración implica dos cosas: por un lado, que la sociedad mayoritaria, los que estaban previamente, reciban a los nuevos, a los extranjeros, con los brazos abiertos, y que les brinden una posibilidad, una chance de integración. Y por el otro lado, aquellos que vienen tienen que querer ser integrados, tienen que ser activos ellos mismos. Aprender el idioma ante todo, y asegurar la educación al menos para las próximas generaciones, para sus hijos.
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