Martes, 15 de abril de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › CONDENA DE OCHO AñOS AL HOMBRE QUE DEJó CIEGA A SU MUJER A GOLPES
Una jueza platense condenó a 8 años a Carlos Goncharuk porque en 2011 dejó ciega a su mujer a golpes, delante de sus hijos. La víctima sufrió nueve años de maltratos y tormentos. Presentó 14 denuncias previas, pero jamás logró que la protegieran.
La Justicia condenó a ocho años de prisión por “lesiones gravísimas” a Carlos Ariel Goncharuk, el hombre que, en 2011, dejó ciega a su mujer, Susana Gómez, a fuerza de golpes, tras nueve años de maltratos y tormentos físicos que motivaron 14 denuncias previas, e infructuosas, ante la policía. En el fallo, la titular del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 5 de La Plata, Carmen Palacios Arias, explicó que quedó acreditado el maltrato que Gómez recibió de parte del condenado y que las pruebas documentales, los testimonios de los testigos, las denuncias previas y los estudios de peritos y psicólogos confirmaron que Goncharuk tiene “una personalidad con rasgos de irritabilidad”. La última vez que Goncharuk ejerció violencia sobre Gómez, la golpeó tan duramente que le provocó el desprendimiento de las dos retinas. Luego de eso, la mujer se refugió en casa de sus padres, a quienes Goncharuk amenazó cuando fue a buscarla, porque ella buscó otro lugar, la ONG platense Casa María Pueblo, cuyo titular, Darío Witt, fue uno de los dos abogados de Gómez. “El daño no me lo va a sacar nadie”, dijo la mujer cuando se terminó la lectura de la condena. “No voy a poder ver más la cara a mis hijos, pero los voy a poder criar”, agregó, en referencia a los cuatro niños de entre 4 y 10 años que tuvo en común con el condenado.
Goncharuk estaba acusado por “lesiones gravísimas”. El fiscal Fernando Cartasegna había solicitado que fuera condenado a nueve años de cárcel, mientras que el querellante Carlos Castagno había pedido 10 años, el máximo para ese delito.
Gómez conoció a Goncharuk en 2002 y estuvo en pareja con él hasta 2011. Vivían con sus hijos en Lisandro Olmos, en una casa donde él solía maltratarla, inclusive delante de los chicos. El lunes pasado, durante la segunda audiencia del juicio oral, que comenzó el 2 de abril, Susana Gómez detalló ante al tribunal los episodios de violencia que padeció durante los nueve años de convivencia. “Me decía ‘te voy a matar, te voy a dejar ciega’, y lo peor de todo es que lo hacía delante de mis hijos”, contó la mujer. Los chicos “veían constantemente su violencia, cómo me pegaba y me hacía mantener relaciones íntimas delante de ellos”, pero “pese a todas las denuncias (la Justicia) no hacía nada”, agregó. A lo largo de los años, Gómez radicó 14 denuncias en sede judicial. Ninguna de ellas prosperó.
En junio de 2011, Goncharuk dio a Gómez una paliza feroz, durante la cual la golpeó fuertemente contra las paredes de la cocina. Luego de eso, la mujer buscó refugio en casa de sus padres. Goncharuk fue a buscarla allí y agredió a sus padres, tras lo cual Gómez pidió refugio en la ONG platense Casa María Pueblo, en la que se brinda asistencia a víctimas de violencia de género, y donde se instaló. Con el correr de los días, a consecuencia de los golpes que había recibido esa última vez por parte de Goncharuk, Gómez sufrió “doble desprendimiento de retina provocado por múltiple traumatismo craneal”.
“Ella no acudió al médico de forma inmediata ni realizó la denuncia porque estuvo atemorizada. Fue un período en el que Goncharuk incrementó las amenazas sobre ella y su entorno familiar. Ese retraso significó que se dificultara recolectar las pruebas de la lesión que sufrió, pero por tratarse de un hecho de violencia de género es algo normal”, señaló el abogado Castagno, quien agregó que, al cabo de un tiempo, Gómez logró “romper el círculo agresivo” y por ello pudo comenzar la investigación.
Por su parte, Witt, quien también representó a Gómez en el juicio, consideró que la jueza Palacios Arias dictó “una sentencia ejemplar” en la que “se valoró la situación de violencia de género”. El caso de su defendida “es un ejemplo para las causas en ese sentido y un incentivo para que las personas víctimas de violencia se animen a denunciar”, agregó, aunque advirtió que lo sucedido también exhibe cierta “desidia” de la Justicia, que no atendió las denuncias previas al último episodio sufrido por Gómez. “Hoy yo no estaría acá sin el apoyo y el acompañamiento que recibí de la Casa María Pueblo, por eso pido que el Estado acompañe a este tipo de asociaciones para proteger a las víctimas”, dijo Gómez tras el fallo. “A mí la vista no me la devuelve nadie”, agregó. “Voy a poder criar a mis hijos, pero no podré verlos nunca más.”
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