SOCIEDAD › ARGENTINA EXPORTA CADA VEZ MAS SOFTWARE Y SERVICIOS INFORMATICOS
El boom tecnológico
Las exportaciones del año pasado duplicaron las de 2000. Y este año se prevé un incremento del 170 por ciento. Para “The Wall Street Journal”, el país ya es una alternativa para las empresas de alta tecnología. Lo hace posible el alto nivel educativo, la infraestructura de fibra óptica y los menores costos posdevaluación. Testimonios de emprendedores que exportan con pymes.
La mayoría se graduó en universidades públicas; muchos emigraron, pero otros se quedaron e hicieron de sus proyectos pequeñas empresas de alta tecnología. Pese a un Estado ausente durante más de una década, investigadores, docentes, programadores y jóvenes empresarios lograron que la Argentina se convirtiera en una nueva opción para el mercado internacional del software y los servicios informáticos (SSI). Un informe de la Cepal revela que las ventas al exterior del sector se duplicaron en los últimos dos años. Según The Wall Street Journal, el país tiene el mismo potencial que Irlanda e India, dos de los mayores exportadores de software. Empresarios e investigadores coincidieron en que “la oportunidad existe”, pero reclamaron una política de Estado para que los productos nacionales de alta tecnología sean algo más que una sorpresa para el mundo.
El nivel de educación terciaria más alto de América latina; miles de kilómetros de fibra óptica desparramados –uno a uno mediante– por todo el territorio; el mejor dominio del inglés en la región; el mismo huso horario que los Estados Unidos y menores costos a partir de la devaluación son las ventajas competitivas que, según el artículo de The Wall Street Journal, hicieron de la Argentina una nueva opción para las grandes empresas de alta tecnología.
El año pasado, las exportaciones de software y servicios informáticos alcanzaron los 70 millones de dólares, el doble de lo obtenido en 2000, y para fin de año podrían alcanzar los 200 millones de dólares. Es decir, un incremento del 170 por ciento, según un relevamiento hecho en 500 empresas incluido en un informe de la Cepal a pedido del Ministerio de Economía, realizado por el investigador Andrés López.
El mercado mundial de software representa casi 200 mil millones de dólares anuales y la mitad se concentra en los Estados Unidos, aunque entre los principales exportadores de esta industria se encuentran países emergentes como Irlanda, India e Israel. De acuerdo al informe de la Cepal, “se podría pensar que la Argentina, de mediar ciertas condiciones (incluyendo un marco adecuado de políticas públicas), podría seguir los pasos de otros países que se insertaron de forma tardía pero vigorosa en los mercados mundiales”.
López advierte que “en India, al igual que en Rusia, China, Filipinas y Vietnam se reciben miles de ingenieros por año y trabajan en la industria de software con salarios muy precarios: seguir ese camino es ruinoso”. Para López, que es investigador en el Centro de Investigaciones para la Transformación (Cenit), “es conocida la capacidad de los programadores argentinos frente al resto de Latinoamérica, pero la competencia por costos a nivel mundial es muy grande: la apuesta tiene que ser construir una imagen de país desde la práctica a través del desarrollo de software sofisticado; para eso se necesita una buena formación de posgrado, crédito, fondos de riesgo y financiamiento para las excelentes ideas que hay acá”.
“La cuestión es si queremos parecernos a India o a Irlanda”, dijo Emiliano Kargieman, vicepresidente de Core Security Technologies, una empresa argentina de desarrollo de software de seguridad informática creada en 1995 por cinco jóvenes de entre 20 y 25 años y que ahora cuenta entre sus clientes a laboratorios de la Fuerza Aérea norteamericana y de la NASA: “En India se desarrolla software con poco valor agregado o software factory, donde la competencia está en los precios más bajos. En Irlanda, los costos son más altos y los productos y servicios de alta tecnología son más sofisticados. La diferencia está en la política estratégica definida por cada uno de los Estados”, explicó.
Luego de la devaluación y con salarios de programadores con alta capacidad hasta cinco veces más bajos que los de Estados Unidos, algunas de las más grandes empresas del sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) ampliaron su producción en la Argentina: Microsoft (el mayor productor de software del mundo) instaló un call center en la Capital, Motorola abrió un centro de desarrollo de software en Córdoba y la Electronic Data Systems planea el desarrollo de programas y la instalación de call centers en La Plata, Mendoza y Córdoba. “No somos más baratos que la India o China; estamos en un nivel intermedio y la mayor ventaja de la Argentina es la creatividad, el nivel de capacitación de grado y el manejo del inglés”, contó Emilio López Caveira, presidente de la empresa Fuego Argentina, un laboratorio de desarrollo de software de manejo de procesos de administración. “El software es como el vino: no importan los costos del envase; si el vino es de buena calidad, va a venderse a un mejor precio. Tenemos que apostar por un Luigi Bosca, no por un vino patero”, señaló López Caveira, que en 1983, cuando recién se había graduado, creó Intersoft, una de las primeras empresas argentinas de software.
–¿Cree que la Argentina puede convertirse en un exportador de alta tecnología? –preguntó Página/12 a López Caveira.
–Deberíamos pensar esta oportunidad como un proyecto de país a largo plazo; hasta ahora son sólo casos aislados. No tenemos ni la reputación de Irlanda e Israel ni una imagen que nos permita entrar a los mercados. Deberíamos seguir el ejemplo de Irlanda, pero para eso se necesita un Estado que apoye la investigación y los proyectos de los jóvenes programadores.
De todos modos, Carlos Pallotti, titular de la agencia de exportación de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (Cessi) y presidente de la firma Datastream, destacó que “hacia fin del año pasado había 3000 empleados trabajando en software para exportación, ahora son 5000”. Los principales países importadores son los Estados Unidos, México, España, Brasil y Chile.
“El caso de las puntocom, si bien no fueron exitosas, mostraron un espíritu emprendedor; la mitad de los sitios de Internet latinoamericanos funcionaba desde la Argentina. Gracias al esfuerzo de profesores mal pagos y a su motivación, tenemos capacidad para desarrollar software local de alta tecnología en lugar de ofrecer mano de obra barata. Pero esto sólo es sustentable en el tiempo si el Estado decide invertir en ciencia”, afirmó Kargieman, cuya empresa Core debió abrir una oficina en los Estados Unidos para comercializar su software generado en el país.
Producción: Gabriel Entin.