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Un día después de que se elevara a juicio oral el caso de la masacre de Wilde, el último de los policías vinculados al caso y que estaba prófugo desde que había salido caminando y silbando bajito desde su celda, Marcos Rodríguez, fue detenido por un equipo de hombres de la Policía de Seguridad Aeronáutica en Córdoba, más precisamente en La Falda.

Ayer al mediodía fue detenido Rodríguez, el último eslabón reconocido de la masacre de Wilde, ocurrida el 10 de enero de 1994 y en la que fueron acribillados Norberto Corbo, Enrique Bielsa y Gustavo Mendoza, en un Peugeot 505, y Edgardo Cicutín en un Dodge 1500, del que milagrosamente salvó su vida Claudio Díaz. Rodríguez formó parte de la Brigada de Lanús que salía a apretar ladrones y desarmadores de autos, y que aquel día decidió perseguir dos autos a los que vinculaba con una fuerte transacción de drogas.

Rodríguez, para la fecha de la masacre de Wilde, estaba en disponibilidad, pero evidentemente participaba de los operativos no identificados. Desde aproximadamente un mes y medio le seguían el rastro. Ayer, entre las 11 y 12 de la mañana, unos 30 hombres de la PSA con toda la parafernalia propia –para evitar posibles encubrimientos de la policía cordobesa– allanaron la casa y carnicería que el ex bonaerense tenía en la localidad de La Falda. Allí estaba establecido desde hace un tiempo, por el momento se desconoce desde cuándo. Quedó detenido en un lugar de detención, custodiado y a disposición del juez Gabriel Vitale, de Lomas de Zamora a cargo de la causa.

En el caso de la masacre de Wilde, Vitale dio intervención al Comité para la Defensa de la Salud, la Etica Profesional y los DD.HH. (Codesedh), a cargo de Norberto Liwski, para otorgar la asistencia y el acompañamiento psicológico que se requiera a los familiares de las víctimas.

Rodríguez será trasladado hoy para ser indagado por el fiscal Sebastián Scalera.