Jueves, 16 de octubre de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › EL SíNODO DE OBISPOS
El debate que generó en la Iglesia Católica el documento del Sínodo de obispos, que el lunes evidenció una mirada aperturista en torno de homosexuales y parejas de hecho, llevó a que los voceros salieran a bajar el tono de la polémica. El arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach (foto), explicó ayer que en el encuentro episcopal se trató de “la importancia por parte de la Iglesia de reconocer la dignidad de las personas homosexuales”: entre los temas debatidos “se ha hablado de la importancia por parte de la Iglesia de reconocer la dignidad de las personas homosexuales, como se reconoce la dignidad de los heterosexuales, porque todos son personas, con independencia de su orientación sexual”, dijo, pero advirtió que la cuestión “continúa madurando” y anticipó que en las conclusiones finales habrá cambios respecto del texto del lunes pasado.
Martínez Sistach, miembro de uno de los grupos de trabajo o “círculos menores” en lengua española, indicó que el Sínodo continúa trabajando para perfeccionar el documento que se entregará al papa Francisco a finales de semana.
Este texto definitivo, adelantó, presentará algunas modificaciones respecto de la Relatio post disceptationem, que fue presentada por el relator general del Sínodo, el cardenal húngaro Peter Erdó, el pasado lunes. El contenido de ese documento de base y su reflejo en los medios de comunicación fueron objeto de precisiones en el Vaticano, donde algunos participantes conservadores en el Sínodo se quejaron por entender que prácticamente se daban por definitivas posiciones consideradas como aperturistas.
“En la relación quizá haya un desequilibrio entre la doctrina del Evangelio y la belleza del matrimonio, fiel e indisoluble, y la problemática de los matrimonios que fracasan, que se separan porque no logran ser felices”, apuntó Martínez Sistach. A su juicio, “es importante estar cerca de estos matrimonios que rompen, pero quizá Relatio da demasiada extensión a la segunda parte, mucha más que a la primera”.
Sistach fue preguntado sobre qué les diría a aquellos fieles que interpretaron el documento preliminar como una posible apertura de la Iglesia a las parejas homosexuales y a las que conviven sin casarse. A ellos el cardenal les respondió que “la Relatio no refleja la postura final de la Iglesia” y afirmó que la fe cristiana “debe seguir siempre la voluntad de Dios”. En este sentido, añadió, es importante que la Iglesia dé valor a la belleza del matrimonio y forme a los jóvenes para que contraigan un compromiso duradero.
“La Iglesia tiene que acompañar también a las parejas después del matrimonio, no sólo en la formación previa, para ayudar a aquellas que están próximas a romper, pero que aún no se han divorciado, a que se reconcilien”, sostuvo.
También sobre los divorciados expresó su opinión el presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, Joseph Edward Kurtz, quien declaró que su “círculo menor” en lengua inglesa debatió sobre la necesidad de que la “Iglesia Católica acoja y dé la bienvenida” a estas personas.
Sobre las parejas que conviven sin casarse, el arzobispo italiano Rino Fisichella, miembro de uno de los “círculos menores” en italiano, puntualizó que el Sínodo parece avanzar en la dirección de que es importante recuperar la confianza de la sociedad en la fe cristiana y en el matrimonio. “Estamos constatando que hay una crisis de la fe y una crisis de la familia. Es importante recuperar la confianza en la fe; ahí donde la fe es fuerte, las familias también lo son”, concluyó Fisichella.
El Sínodo concluirá el domingo, después de que los participantes entreguen al papa Francisco, que lo convocó, el documento elaborado tras los debates.
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