Jueves, 27 de noviembre de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › ABSUELVEN POR FALTA DE PRUEBAS A LA PAREJA ACUSADA POR EL CRIMEN DE UN COLECTIVERO
Luz Gómez y Diego Romero fueron inculpados porque una mochila que habían perdido apareció en la escena del crimen. La causa duró tres años y llegaron a estar presos. Ayer fueron absueltos.
Por Carlos Rodríguez
“¿Por qué? ¿Por qué tuvimos que sufrir todo esto?” Amalia Ortega, la mamá de Luz Gómez y suegra de Diego Romero, reaccionó con llanto y reproches a la Justicia, aunque los miembros del Tribunal Oral Nº 5 de Morón habían dictado la absolución de la pareja, imputada sin pruebas, durante tres años, por el homicidio de un colectivero. Amalia explicó luego que su reacción fue porque “no es justo lo que nos pasó, lo que les pasó a los chicos, porque lo que vivimos no se paga con nada”. Los jueces consideraron que “no hay pruebas” contra la pareja, oriunda de Jujuy, pero al mismo tiempo desestimó las nulidades planteadas por la defensa, que había rechazado de plano la acusación del fiscal Marcelo Varona Quintian, que pidió la condena a cadena perpetua de Luz y Diego. “Cuando podamos leer los fundamentos, vamos a ver cuáles fueron las nulidades que nos rechazaron y ahí veremos si cabe algún planteo”, le dijo a Página/12 Eduardo Soares, el abogado defensor del matrimonio que fue absuelto, entre los festejos por parte de dirigentes de organizaciones de derechos humanos y familiares de víctimas de casos de violencia institucional.
Las pruebas invocadas por la fiscalía contra la pareja fueron la presencia en la escena del crimen, ocurrido el 1º de octubre de 2011, en Castelar, de una mochila que el matrimonio Gómez-Romero había olvidado en un remís en julio de ese año. A ellos los detuvieron en diciembre de 2011, porque dentro de la mochila había un registro de vacunación a nombre de Zaira, la hija mayor de la pareja. La otra prueba citada por la fiscalía fue un reconocimiento de Diego Romero, en rueda de personas, cuestionado porque “antes de realizarlo, en una celda de la DDI de Merlo, a mi defendido le cortaron el pelo, que lo tenía largo, para que se pareciera al identikit que se había hecho del verdadero asesino”, recordó Soares.
El abogado defensor, a pesar de celebrar el fallo absolutorio, se quejó porque “el primer día del juicio habíamos pedido la nulidad del proceso, por la falsedad de las pruebas” reunidas, en primera instancia, por el fiscal Matías Rapazzo, luego ratificadas en la instancia oral por el fiscal del juicio, Marcelo Varona Quintian, que solicitó la prisión perpetua por los delitos de “robo agravado por el uso de arma de fuego, portación ilegal de arma de guerra y homicidio criminis causae”.
Ayer, en la lectura de la sentencia, Varona Quintian estuvo ausente y los integrantes del Tribunal Oral Nº 5, Susana Leticia De Carlo, Carlos Enrique Thompson y Angélica Parera, como hicieron a lo largo del juicio, les pidieron a fotógrafos y camarógrafos que no los filmaran ni fotografiaran; sólo se podía tener imágenes de los imputados. Un allegado a la pareja absuelta comentó en voz alta e intencionada: “Parece que nadie quiere ser escrachado por un juicio que no debió ser”.
Durante el proceso oral, varios testigos dijeron tener conocimiento de que la pareja Gómez-Romero había extraviado la mochila antes del crimen del colectivero Roberto Castillo; la viuda del conductor, Mercedes del Valle Ríos, que había visto los rostros de la pareja que mató a su marido, no reconoció en el juicio a Luz ni a Diego; la defensa acreditó que el matrimonio ahora absuelto el día del hecho estaba en el Shopping Soleil, en Boulogne; en un juicio anterior, hubo tres condenas por el mismo caso, entre ellos un chofer de la remisería en uno de cuyos móviles olvidaron la pesada mochila que cargaron durante tres largos años.
“Se hizo justicia, gracias a tantísima gente que nos acompañó y gracias también a los jueces, que fueron sabios, nos escucharon y se dieron cuenta de que era una equivocación la acusación contra no-sotros”, fueron las primeras palabras que dijo Diego Sebastián Romero, luego de escuchar el fallo absolutorio y abrazarse, entre sollozos, con su esposa. “Toda esta gente que está detrás de nosotros es la que nos dio fuerza para seguir”, insistió, muy emocionado, mientras señalaba a sus espaldas la presencia, entre muchos otros, de Nora Cortiñas, de Madres Línea Fundadora; Pablo Pimentel, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza; y Dolly Demonty, la madre de Ezequiel Demonty, asesinado por la Policía Federal, entre otras víctimas de la violencia institucional.
Cuando le preguntaron a Diego si pensaron en la posibilidad de que los condenaran, a pesar de la falta de pruebas, admitió que la noche previa a la sentencia “con Luz no pudimos dormir; lo que pasa es que desde hace tres años no pudimos ni un segundo dejar de pensar en lo que nos estaba pasando”. Diego, después de la detención en diciembre de 2011, estuvo preso cerca de un año y medio, mientras que Luz pasó varios meses privada de su libertad hasta que le dieron la prisión domiciliaria para que pudiera cuidar a sus dos hijas.
Luz Gómez, aferrada a su marido, explicó que al principio, por los nervios, “ni siquiera pude entender que habían dicho la palabra absolución, pensé otra cosa; no caía todavía y se me vinieron estos tres años encima”. Recién cuando le aclararon que los habían absuelto pudo soltarse y llorar de alegría junto con Diego.
“Por suerte quedó demostrado que nosotros teníamos razón y que lo que ocurrió fue una equivocación de la fiscalía, porque siempre golpean a los sectores más humildes, pero nosotros pudimos salir con la verdad, con la ayuda de todos y de mi mamá (Amalia Ortega), que nunca bajó los brazos y que es la ‘culpable’ de que tengamos todo este acompañamiento”, recalcó Luz, con una primera sonrisa en sus labios.
Ante una pregunta, Luz aclaró que “más que cambiarnos la vida, nos arruinaron la vida con este proceso, pero tuvimos fuerza para levantarnos y para llegar a esto, que es lo que queríamos lograr: la verdad”. Agregó que, por su condición humilde, pasaron un primer año, luego de la detención en diciembre de 2011, “sin poder hacer nada, porque fuimos manoseados por una parte del Poder Judicial, porque tuvimos una jueza de Garantías que nos escuchó y nos absolvió (Mónica López de Osornio), pero el resto de los jueces nos manosearon por ser pobres”.
Diego Romero dijo que “acá hubo una equivocación de la fiscalía, que tomó por el camino más corto y se negó a hacer una investigación a fondo para saber la verdad”. De todos modos, afirmó que “es bueno lo que ha pasado hoy, porque le puede dar aliento a mucha gente pobre que está pasando por situaciones parecidas; hay que seguir luchando porque se puede revertir la situación, a pesar de todo”. Luz dijo que ahora tienen que “mirar hacia adelante y volver a tener la vida que teníamos, antes de lo que nos pasó. Ahora queremos disfrutar y ser felices”.
Acerca de la responsabilidad inicial de la policía, que los acusó y fabricó pruebas para incriminarlos, Diego insistió en que si bien “hubo una falencia de los policías, la responsabilidad mayor es de la fiscalía, porque ellos son los patrones de los policías y tendrían que haber rechazado las pruebas que nos quisieron fabricar para culparnos”.
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