María Inés de Lafuente Lacroze, única hija de la empresaria cementera Amalia Lacroze de Fortabat (y su primer marido, el abogado Hernán de Lafuente Sáenz Valiente), falleció en su departamento de Libertador al 2900, el mismo en el que, tres años antes, había muerto su madre. Era la mujer más rica de Argentina, con una fortuna que la revista Forbes estimó en alrededor de 1200 millones de dólares. Tenía 71 años y una salud debilitada por el tabaquismo, que le dificultaba respirar. Cinco meses atrás, había visto morir a su primogénito, Alejandro Bengolea, luego de años de luchar contra el cáncer. A Lafuente, que heredó la fortuna consolidada por Fortabat tras recibir Loma Negra de su segundo marido, Alfredo Fortabat, le sobreviven dos hijas, Bárbara Bengolea, de perfil discreto, y Amalia Adriana Amoedo, artista y empresaria. La hija de Amalita nunca ejerció un cargo en la cementera familiar, pero sí tuvo a su cargo, durante un tiempo, la Fundación que llevaba el nombre de su madre. Concedía pedidos (becas para educación, recursos para salud) que le llegaban en un listado explicado con dibujitos acordes al problema.