“No pensamos dejar socios afuera. En todo caso, dejaremos de pagar la luz”, advirtieron.
Imagen: Guadalupe Lombardo.

Después de cuatro meses sin respuesta oficial, los clubes de barrio de la Ciudad volvieron a la Legislatura porteña. Ayer, el legislador socialista Roy Cortina se reunió con presentantes de unas 20 entidades para informarles sobre el proyecto de ley que unifica varias iniciativas para proteger a los clubes de la suba de tarifas. Durante la reunión, referentes de los clubes coincidieron en que los trámites para obtener subsidios en las facturas son “engorrosos” y que no resultan efectivos en la mayoría de los casos.

Los representantes de las entidades denunciaron que golpear ventanillas, llenar formularios y pasear por oficinas públicas forman ya parte de una rutina que –desde la suba de las tarifas de los servicios básicos– deben repetir, cada semana, las autoridades de los clubes de barrio de la Ciudad. En el mejor de los casos, dijeron, la respuesta es para una de las facturas o para un servicio en particular y excluye a los otros dos. Por elllo, a la espera de la reglamentación e implementación de la Ley de clubes de barrio, sus representantes exigen soluciones “sistemáticas”.

“Nosotros hicimos el ingreso en el sistema, presentamos todos los papeles hace meses y nos dijeron que se había aprobado una boleta de luz y dos de gas, aunque todavía está en ‘proceso de cobro’”, relató durante el encuentro Diego Lozada, presidente del club Villa Devoto. Para Lozada, “es muy complicado” tener que repetir esto todos los meses, por lo que, igual que los demás referentes, manifestó la necesidad de que “se implemente con rapidez la tarifa social para clubes”.

Un panorama similar describió Isabel Elvira Cospito, secretaria de la comisión directiva del Club Arquitectura: “Después de conseguir ingresar todos los datos en el sistema nos aprobaron una devolución del 40 por ciento para una sola factura de luz, que llegó por un monto de 44 mil pesos, cuando pagábamos 16 mil”, contó. “Trabajamos por los chicos, para que no estén en la calle, nuestra función es importante”, añadió.

Durante la reunión, Cortina anunció que pedirá que el proyecto –elaborado a partir de distintas propuestas de todo el arco opositor– sea tratado de forma directa en Diputados, sin pasar por comisiones, para que se implemente con rapidez un subsidio del 50 por ciento. “Esto ya demoró demasiado tiempo y los clubes no pueden esperar más”, explicó. Además, presentó a los referentes de las entidades un proyecto de ley que busca que el Estado garantice las condiciones de seguridad y modernización de las instalaciones de los clubes de barrio.

En diálogo con Página/12, Marisa Bolaña, del club DAOM, de Bajo Flores, consideró que “el impacto del tarifazo fue tremendo, imposible de hacer frente” y estimó que para poder pagar los servicios, la cuota de los socios –que oscila entre 150 y 300 pesos– debería ascender a 1500. “No queremos dejar afuera a nadie y estamos alternando entre pago de servicios y pago de salarios, que es muy injusto. Se ve muy claro en esto cómo la variable de ajuste terminan siendo los trabajadores”, dijo. “Con la política de tratar a las asociaciones como empresas están matando la vida social y cultural”, añadió Bolaña, que recordó que la misma situación están atravesando centros de jubilados, centros culturales y otra asociaciones.

“Nos encontramos en una incertidumbre de no saber a qué ventanilla ir a golpear. En Ciudad te dicen que vayas a reclamar a Nación y en Nación te dicen que es con Ciudad”, dijo a este diario Daniel Pacin Etchart, secretario general de Franja de Oro, de Pompeya. El referente sostuvo que el club se resiste a aumentar las cuotas sociales, para mantener una lógica participativa. “No pensamos en cerrar o dejar afuera socios, en todo caso, tendremos que dejar de pagar la luz”, concluyó.

Informe: Paz Azcárate.