Pedro Benigno Gutiérrez, uno de los cinco pacientes que aún viven luego de ser contagiados de VIH y Hepatitis C al recibir una transfusión de sangre contaminada en 1985, volvió a presentar ayer una denuncia ante el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi. Veinte años después de presentada por primera vez la causa, realizó su denuncia por “contagio doloso”, “tráfico de medicamentos contaminados” y “envenenamiento masivo”.

Durante su infancia Gutiérrez padecía de hemofilia, por lo que inició un tratamiento con transfusiones de sangre a cargo de la Fundación Hemofílica Argentina. Al estar contaminados los concentrados que se utilizaron, fue contagiado de VIH en 1985, y de Hepatitis C en 1992, según sostiene en la denuncia. Como los concentrados eran importados, Argentina fue solo uno de los países afectados. Se estima un rango de entre 6000 y 10000 infectados por VIH a raíz de esta contaminación en EEUU, y otros miles en Europa.

En la denuncia Gutiérrez apunta a los médicos Raúl Pérez Bianco (ex director de la Fundación de la Hemofilia) y Miguel de Tezanos Pinto (miembro del consejo de administración de esa Fundación), y a los doctores Eduardo Cordero Biedma y Eduardo Alfredo Díaz quienes “al momento del suministro de los concentrados eran directivos ejecutivos” de la Academia Nacional de Medicina y la Fundación, respectivamente.