Viernes, 21 de octubre de 2016 | Hoy
SOCIEDAD › UNA DE LAS INTEGRANTES DE NI UNA MENOS ANALIZA LA GESTION DE LA MARCHA Y SUS ALCANCES
María Pía López relató detalles de la gestión del paro y de la marcha de mujeres, los debates y la perspectiva respecto de las movilizaciones anteriores. Y respondió al presidente Macri, quien sostuvo que su gobierno se preocupa por la violencia de género.
Por Horacio Cecchi
Un día después del paro de mujeres, coronado con la multitudinaria marcha convocada por el colectivo Ni Una Menos, replicada en todo el país y en el exterior, el presidente Mauricio Macri dijo a un grupo de periodistas uruguayos que “el Ni Una Menos va en serio” y que su gobierno puso en marcha un Plan Nacional de Lucha contra la Violencia de Género que “trabaja en la prevención, la asistencia y la erradicación y ahí estamos muy comprometidos.” María Pía López, una de las integrantes del colectivo Ni Una Menos que participó entre otras en la gestación de las tres marchas, consultada por Página/12, denunció que “es muy mentiroso cómo el Gobierno toma esta cuestión porque disuelve la Unidad Fiscal que investiga los femicidios (UFEM), desactiva el programa de Educación Sexual Integral, y presenta un plan de erradicación de la violencia de género sin presupuesto, con lo que todas las declaraciones son farsescas. Hacen esas declaraciones o salen con la remerita de Ni Una Menos, pero tienen serias responsabilidades en todo lo que está pasando”.
–¿Qué análisis hacen de la marcha convocada por fuera del registro del 3 de junio?
–Pensábamos que el 3 de junio es la fecha como hito anual, tanto es así que en el Encuentro Nacional de Mujeres, en Rosario, tuvimos un taller de Ni Una Menos, una asamblea, y una reunión con las activistas de distintos países de América latina, una para construir una red federal, para organizar el próximo 3 de junio, y la otra para ver si podíamos trabajar con las compañeras latinoamericanas para ver si se podía mostrar un movimiento de mujeres de esa envergadura. Salimos con esa idea, tuvimos muy buenas reuniones, una gran decisión. Pero hace una semana, empezaron a circular las noticias sobre el horrendo crimen que sufrió Lucía Pérez. Se cumplió (ayer) una semana, surgió la asamblea y la idea de un paro. Unas pensábamos que en una semana no se organiza un paro. Pero las compañeras más activas empezaron a llamar a organizaciones y a una asamblea. Todas empezamos sin más estructuras que nuestras voluntades.
–¿Comparada con las marchas anteriores?
–Fue más impresionante, por el grado de multiplicación de trabajos. Nunca había visto semejante horizontalidad, muchas se convirtieron en militantes de algo con el saber que tenían. Y con la hermandad femenina. Unas hicieron traducciones al chino, al alemán, al inglés, al francés, de nuestros reclamos. Diseñadoras que hicieron flyers, hubo intervenciones en las redes. Fue una semana muy agitada. Viví el pre paro desde Ni Una Menos pero también desde la Universidad, donde se pintaron carteles, alumnas, alumnos, docentes, recorrieron las aulas, saliron a los barrios, con la disposición de que cada una con lo que sabe hacer, filmar el que filma, hacer fotos el que fotografía. Ayer (por el 19), llegú al Obelisco y me dijeron que estaba débil el corte en Cerrito y Lavalle. Fui hasta ahí. No eran militantes encuadradas las que estaban haciendo el corte, eran cinco poetas que le explicaban a los colectiveros y automovilistas por qué tenían que desviarse. El paro y la movilización fue una experiencia de autogestión social increíble.
–Hay un debate sobre si el eje se pone en la violencia directa, digamos el femicidio, o sobre los diferentes niveles de sometimiento que sufren las mujeres.
–Lo veo muy en consonancia con parte de lo que difunden los medios hegemónicos. Es poner el foco en el show del horror, el espectáculo de crimen, y de esa manera transforman el reclamo en una cuestión de seguridad. Y no lo es. Lo que nosotras sostenemos es que hay un marco que permite entender el femicidio, lo hace legible, para poder pensarlo como prevención social. También depende mucho de cómo se construye la idea de violencia. Mucha gente marcha entendiendo que lo que hay que repudiar es el femicidio. Y muchas otras como nosotras marchamos creyendo que hay que inscribir los femicidios en la situación económica, en la división sexual del trabajo, porque una mujer que está en riesgo en su casa no es autónoma para irse.
–¿Por qué la marcha, a tan pocos días de la de Rosario y a meses de la del 3 de junio?
–Es muy paradojal la situación. A medida que crece la fuerza organizativa parecen crecer también los femicidios. Por un lado, no hay índices fiables. Además, la categoria femicidio se usa más, los medios la registran, un crimen de una ex pareja pasaba disfrazado de otra cosa, se cuantifica de otra manera. Pero también hay una pedagogía criminal en función. Tiene que ver con el ascenso de las mujeres. Cada vez hay más chicas que se animan a denunciar. Pero si hay un Estado que no las ampara... El caso reciente de Ayelén en Mendoza es claro ejemplo. La chica fue a denunciar que el padre la violaba desde hacía años. El fiscal en lugar de tomar una medida protectiva ordenó hacerle un peritaje psicológico a la chica. Volvió a la casa y la mataron. Crece el nivel de conciencia social pero el Estado está trabajando en contra.
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