SOCIEDAD
Un mensaje de Nina Juárez con “Resistiré” de fondo
La gobernadora santiagueña se presentó junto a su marido y la plana mayor del juarismo para anunciar que no renunciará. Por la mañana, el juez federal firmó el segundo pedido de desafuero.
Por Alejandra Dandan
“No oigan voces que desunan, no las oigan, pónganse tapones en los oídos.” Eran las 12.45. Rodeada de punteros y alfiles políticos de la Cámara de Diputados, la gobernadora Mercedes Aragonés de Juárez, Nina, terminaba de pronunciar el mensaje que había anunciado el día anterior. “No me voy: no renuncio”, aseguró. Y, relajada, adelantó que dejará el gobierno recién en 2006, el día que, después de un “cafecito, aunque sea con bastones, vamos a seguir jorobando con Juárez en la política”. Juárez, el doctor Carlos Juárez, la seguía de cerca. Sentado a su lado, frente a dos cámaras de televisión, no criticó la “fabricación de campañas mediáticas” como su mujer pero le recordó al jefe del gobierno nacional quién le dio el primer voto. A la mañana, el juzgado federal había mandado a la Legislatura el segundo pedido de desafuero.
El mensaje de los Juárez tuvo párrafos imperdibles. Fue una síntesis de estrategia política, con líneas veladas dedicadas a los reclamos del gobierno nacional y un retrato perfecto de los dos caudillos.
Desde muy temprano, los voceros de la casa de gobierno fueron preparando a la tropa de periodistas que suponía, erróneamente, que los mensajes serían para la prensa. Pues no. Como siempre sucede, los Juárez hablaron para las cámaras, sin interlocutores ni réplicas. Al mediodía, entró un equipo del Canal 7 local y, por primera vez, de Cable Express, una de las pocas pantallas críticas de la provincia. Una señal, la primera.
Juárez leyó, Nina habló. El apeló a la vieja retórica grandilocuente, rimbombante. Como si el escenario estuviese ambientado en medio de las concentraciones obreras de los primeros años del peronismo, Juárez habló de industria, de progreso, de cabras inseminadas, de miel y de trabajo. No miró a cámara. No se despachó directamente contra las críticas de la Nación, pero, sabio, recogió los dardos y los devolvió: prometió “justicia” y le dedicó a Néstor Kirchner el párrafo de los “derechos humanos”: “Siguiendo el ejemplo del señor presidente de la Nación, a quien acompañamos en su lanzamiento, levantamos la bandera de la justicia social y de los derechos humanos a los que apoyamos sin reserva alguna”.
Después de eso, como si quedaran dudas, aseguró que “seguimos”. “Hasta siempre”, remató.
Hubo un “viva el doctor”. Aplausos, hombres que se paraban y sentaban mientras vivaban. Mientras tanto, ella esperaba. Callada. Sentada, con sus regios colgantes, vestida a lo sevillana. Habló, se equivocó de fechas, le dio un apretón de piernas al doctor y hasta le dijo “viejo, te agradezco el aplauso” cuando el viejo, ducho en impasses y exaltaciones, la vivó.
“No me voy”, anunció y lo repitió tres veces: “No me van a cambiar el rumbo: no voy a renunciar. Y vamos a seguir en política hasta el último segundo de nuestras vidas”.
Ese fue el objetivo del discurso: la resistencia. A lo madama, a puño, capa y espada se lanzó con lo mejor: “¿Qué es esta campaña infame mediática?”
Y siguió. Retrucó las denuncias de los desaparecidos con su propio período de detenida, su exilio, las cárceles. Recordó que ganó con el 72 por ciento de los votos (otro mensaje para la Nación) Y, finalmente, terminó con un perfecto discurso de género: “Porque ojo. A veces pienso que les duele que quien está al frente sea una mujer”. Ayer entró el desafuero al Congreso por la causa del diputado José Figueroa. Nina Juárez está imputada como autora intelectual del atentado contra su casa. Es el segundo pedido de desafuero ordenado por la Justicia Federal. Ese caso y el de la Anses estarán el lunes en la Cámara de Diputados. El día en el que se definirá una parte de esta historia.