SOCIEDAD

Absuelven al único acusado del crimen de una chica embarazada

En un fallo polémico, un tribunal de Neuquén dejó libre al ex novio de la víctima. Unas 500 personas protestaron frente al tribunal.

En un fallo unánime pero polémico, la Justicia absolvió ayer a Nicolás Rinaldi, único acusado del crimen de su ex novia, María Alejandra Zarza, que estaba embarazada de ocho meses y fue hallada muerta, en febrero de 2002, sin el bebé en su vientre, en una laguna de las afueras de la ciudad de Neuquén. “No hubo pruebas suficientes para comprobar su participación en el delito”, estimó la Cámara Segunda del Crimen. Familiares y amigos de la víctima repudiaron la decisión y pintaron en el frente del tribunal “maldita Justicia”. Por la noche, unas 500 personas se concentraron en el centro de la ciudad para gritar su repudio al fallo de absolución y planeaban una marcha para hoy.
Los jueces José Andrada, Emilio Castro y Cecilia Luzuriaga de Valdecantos coincidieron ayer en absolver a Rinaldi –que estaba detenido desde el 25 de mayo de 2002– al considerar que las pruebas no eran suficientes y ordenaron su inmediata liberación, que se concretó horas después. El veredicto provocó el enojo de decenas de personas que seguían el desarrollo de la audiencia desde la calle. Luego pintaron con aerosol el frente del tribunal –podía leerse leyendas como “Jueces corruptos” y “Sobisch ladrón”, entre otras–, arrojaron huevos y se concentraron en el Monumento a San Martín, en el centro de Neuquén. Los abogados querellantes anunciaron que van “a apelar de inmediato” la medida ante el Superior Tribunal neuquino.
La sala de audiencias estuvo colmada de público. La mamá de María Alejandra, Ema Riquelme, sufrió un ataque de presión y debió ser trasladada. Algo similar sucedió con la hermana de la víctima, Maricel, que en medio de un ataque de nervios fue llevada a su casa, pero antes advirtió que hoy irá a buscar a Rinaldi a su casa.
Los jueces también dejaron asentado en su fallo que aún “queda pendiente” la cuestión del “resarcimiento moral para la familia Zarza” e indicaron que “está comprobado que hubo más de una persona” involucrada en el crimen. Sin embargo, resaltaron que “no hubo pruebas suficientes” para condenar a Rinaldi como partícipe necesario del homicidio. De todos modos, en la justificación de su voto, la jueza Luzuriaga sostuvo que “es evidente que Rinaldi oculta la verdad de lo sucedido” y que “llama mucho la atención” la coartada que presentó para explicar su última salida junto a María Alejandra, de 25 años: la noche del crimen fue con una joven a un complejo de salas de cine; la dejó en una sala y él sacó entrada para otra, pero no ingresó a ver la película porque fue a buscar a Zarza a su casa. Esa noche, Zarza no volvió a su domicilio y, según las pericias, esa misma noche murió luego de ser golpeada en el rostro y de recibir patadas en los glúteos, que habrían causado el trabajo de parto. Siempre según los peritos, la muerte fue por “sofocación”.
Ante la absolución del joven, tal como lo pidió en el alegato su defensor, José O’Reilly, el letrado dijo sentirse “conforme” con el fallo dado que, insistió, “no había pruebas concretas para acusarlo”.
Los abogados de la familia Zarza –Ricardo Cancela y Rodolfo Quezada– habían asegurado que había pruebas suficientes para demostrar que Rinaldi era “al menos, partícipe necesario del homicidio”. Algunos de los argumentos de la acusación eran la existencia de un mismo polen en el lugar donde fue encontrado el cuerpo de Zarza y en el vehículo y el calzado del acusado. También habían hecho hincapié en la debilidad de la coartada de Rinaldi.
Sobre este punto, el abogado defensor, José O’Reilly, resaltó que Rinaldi estuvo fuera del cine entre las 23 y la 0.16, tiempo que el letrado juzgó “imposible” para que el acusado vaya a buscar a Zarza, la asesine y luego cruce la ciudad para arrojar el cadáver donde apareció, en una laguna a diez kilómetros del centro neuquino. Además, remarcó que “para una condena es necesario tener certezas y en este caso particular se está navegando en un mar de dudas”.
El día del asesinato de María Alejandra Zarza, el 19 de febrero de 2002, Rinaldi pasó a buscarla por su casa en un auto. Iban a discutir si el joven se haría cargo del bebé que esperaba la mujer. Según el testimonio de Rinaldi, Zarza se bajó del auto a diez cuadras de su casa, luego de una breve discusión. El cuerpo de la joven fue encontrado una semana después sin el bebé –de ocho meses de gestación– en el cuerpo.
Sin testigos presenciales del crimen, el fiscal de Cámara, Ricardo Mendaña, había pedido para Rinaldi una pena de 20 años de cárcel por el delito de homicidio simple. Los abogados de la familia de la víctima solicitaron el máximo de la pena que prevé el Código Penal para el delito de homicidio, 25 años de prisión, y resaltaron como agravante la desaparición del bebé de ocho meses de gestación que estaba en el vientre de Zarza.
Luego de dos años y el desfile de 37 testigos, el crimen de María Alejandra Zarza continúa impune y todavía la Justicia no determinó el paradero del niño que llevaba en su cuerpo, aunque las pericias determinaron que había pocas posibilidades de que estuviera vivo.

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Nicolás Rinaldi, único acusado por el crimen de María Alejandra Zarza.
 
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