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El gobierno nacional, que denunció la existencia de un complot luego del atentado en la estación Constitución, relativizó ayer la posibilidad de una relación entre ese hecho y lo que mediáticamente se está manejando como una “ola de robos” en distintos barrios de la Capital Federal. “No parecen ser hechos graves, que salgan de lo común, de manera que no se puede comparar con el atentado en Constitución”, aclaró anoche una fuente cercana al Ministerio de Justicia y Seguridad. Los robos, ocurridos durante el fin de semana, afectaron a dos estacionamientos, dos estaciones de servicio, dos hoteles, un supermercado, una mutual, un cybercafé y hasta a una iglesia. El caso más grave fue un asalto a un supermercado donde resultó herido un jubilado que quedó en medio de un tiroteo entre la policía y uno de los delincuentes. El ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, coincidió en afirmar que bajaron los delitos, aunque admitió que “hay cierto tipo de hechos que tienen efectos muy fuertes sobre la opinión pública; creo que es una ola que va a pasar”.
A pesar de la “sensación térmica” provocada por la “ola de robos”, fuentes de la Secretaría de Seguridad Interior insistieron en afirmar que los hechos delictivos “no han crecido, aunque hay modalidades nuevas que intranquilizan a la gente, como ser los robos en casas particulares o en lugares públicos como garajes o restaurantes”. Los voceros de Seguridad Interior insistieron en que los robos disminuyeron en la Capital Federal, si se comparan los datos de este año con los de 2003.
El episodio más violento tuvo como escenario el barrio Las Cañitas, en Palermo, donde cuatro mujeres y nueve chicos fueron amenazados por un delincuente que, descontrolado porque no hallaba dinero, amagó con matar a un bebé, a quien le apoyó un cuchillo en la garganta. La información fue dada a conocer por Verónica Ferruchino, una de las víctimas del hecho ocurrido en su casa de Arévalo 2956, donde fueron sorprendidos por un delincuente que entró para robar.
Ayer por la mañana, el garaje de Independencia 3036, del barrio de San Cristóbal, fue asaltado por dos delincuentes armados que, tras encerrar al encargado, escaparon con dos vehículos que pertenecían a personal de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE). Los ladrones se llevaron dos autos, un Chevrolet Astra blanco con vidrios polarizados que tenía instalado un sistema satelital de alarma y una camioneta Suzuki, ambos de la SIDE. Horas antes, a nueve cuadras de allí, en Independencia 2100, un ladrón entró en un cybercafé donde robó la recaudación, el dinero que tenían dos clientes y un Peugeot 205.
Otros dos robos afectaron a los pasajeros de dos hoteles, uno de Balvanera y el otro de San Nicolás. En uno de los casos, los delincuentes llegaron al lugar en bicicletas y, en el otro, hirieron de un balazo al conserje. También fueron asaltadas dos estaciones de servicio de los barrios de San Cristóbal y Villa Luro. En ambos casos se llevaron la recaudación luego de amenazar de muerte y encerrar a los empleados. Uno de los casos fue en la estación de servicio de la firma Petrogas, en Combate de los Pozos al 1200, debajo de la Autopista 25 de Mayo.
El otro caso fue en una expendedora de combustible de Juan B. Justo 8002, en Villa Luro. En el barrio de Floresta, el objetivo fue un supermercado asaltado por un ladrón solitario que se llevó unos pesos de la caja y luego escapó.
La sucesión de robos comenazó en la noche del viernes, cuando varios delincuentes que se hicieron pasar por pintores robaron dinero y valores de la caja fuerte de un departamento ubicado en Corrientes 550, en el barrio porteño de San Nicolás, en pleno centro de la ciudad. Antes, dejaron maniatados, en la terraza, al portero y a toda su familia. El mismo viernes, otra banda asaltó la mutual del personal del ministerio de Educación y Cultura de la Nación, en las cercanías del club Vélez Sarsfield. Se llevaron 5000 pesos de la caja.