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Aunque un chico no sea víctima de violencia física, si vive en un ambiente violento sufrirá secuelas, advirtió Norberto Garrote, jefe de la Unidad de Violencia Familiar del Hospital de Niños Pedro Elizalde, de la ciudad de Buenos Aires, al ser consultado por el caso del hijo de Lucía. Aunque aclaró que no conocía el caso, Garrote habló en términos generales de situaciones similares. “Un chico puede estar en situación de riesgo ya sea porque sufra él violencia o porque es testigo de la violencia entre dos adultos tan significativos para él como son el padre y la madre”, señaló. El especialista explicó que los chicos que viven situaciones de violencia desde edades muy tempranas sufren dificultades muy grandes en su adaptación al medio, en su relación con sus pares. “Si el medio conocido por él, como es su casa, su madre, su padre, es potencialmente nocivo, sentirá que mucho más podrá ser aquello que le resulta desconocido”, apuntó Garrote. “A estos chicos les cuesta más la adaptación al jardín de infantes, por ejemplo, tienen dificultades en la relación con sus pares, dificultades de aprendizaje, son chicos ‘problema’ en la escuela a quienes los docentes se los quieren sacar de encima, con lo cual terminan doblemente victimizados. Estos chicos sufren grandes carencias en lo afectivo”, resumió.