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La muerte de Yamila Fetter, la niña de siete años que falleció el pasado 29 de marzo cuando era trasladada en un avión sanitario desde Venado Tuerto hasta la Capital Federal, obedeció a “inequívocos signos de asfixia”. Así lo determinaron los expertos del Instituto Médico Legal de Rosario que realizaron la autopsia de la menor, bajo la observación de la fiscal Elizabeth Mangini. El resultado complicaría la situación del médico responsable de administrarle oxígeno a Yamila durante el vuelo.
“Los exámenes de pulmones y cerebro revelaron inequívocos signos de muerte por asfixia, puesto que en los pulmones se hallaron manchas equimóticas y en el cerebro una congestión venosa, propia de la muerte por falta de oxígeno”, informaron ayer fuentes forenses de Rosario. El hecho había sido denunciado por los padres de la nena, quienes responsabilizaron al médico pediatra Edgardo Ferrero y al piloto y dueño de la nave, Juan Clérici, al entender que Yamila habría recibido incorrectamente la carga de oxígeno contenido en dos tubos de 640 litros y que el vuelo habría demorado su aterrizaje.
La causa, caratulada preventivamente como “homicidio culposo”, quedó a cargo del juez en lo correccional Héctor Vitelli, quien ahora intentará establecer si los tubos no estaban completamente cargados o si efectivamente la administración no fue realizada en forma correcta.