SOCIEDAD › BUSH CONTRA LA CLONACION REPRODUCTIVA Y TERAPEUTICA
Duro golpe para la investigación
La embestida del presidente norteamericano pone en riesgo la investigación con células madre, que podrían curar varias enfermedades. Si se aprueba, los científicos irían a otro país.
Por Pedro Lipcovich
“Las dos formas de clonación deben ser prohibidas”, sostuvo ayer, implacable, George W. Bush. La clave de su afirmación está en abarcar “las dos formas”, que en verdad conciernen a cosas muy distintas: una es la clonación reproductiva, que es válido asociar con “bebés a pedido” y con la acción de personajes como Severino Antinori (ver nota aparte). Casi nadie objeta esta prohibición, pero el debate se plantea sobre la segunda forma, la clonación terapéutica: el desarrollo de stem cells, “células madre” obtenidas a partir de embriones, que podrían servir para curar muy diversas enfermedades. La fuerte afirmación del presidente de Estados Unidos hace prever que interpondrá su veto en caso de que el Senado de su país, con mayoría demócrata, acepte la clonación terapéutica. Pero también es posible que el Senado ratifique la decisión de la Cámara baja que, con mayoría republicana, fijó una pena de hasta diez años de cárcel para quienes practiquen cualquier forma de clonación. En este caso, “lo más lógico es que nos traslademos a Gran Bretaña”, anticipó a este diario un representante de una de las dos más importantes empresas en el área.
“Sería un error para el Senado de Estados Unidos autorizar cualquier forma de clonación humana”, sostuvo ayer Bush, hablando ante los miembros de un grupo opuesto a la clonación. “La vida es una creación, no una materia prima”, agregó el presidente. Analistas políticos norteamericanos disciernen que Bush ha elegido este tema como punta de lanza para las elecciones legislativas de noviembre.
En julio del año pasado, la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, aprobó un proyecto de ley que criminaliza toda forma de clonación, castigándola con hasta diez años de cárcel y multas de un millón de dólares. El texto aguarda ser tratado en el Senado, con mayoría demócrata. Hasta ahora, 29 de los cien senadores se manifestó a favor de un proyecto del republicano Sam Brownback que propicia la prohibición total; una cantidad similar está a favor de autorizar la clonación terapéutica y el resto todavía no se pronunció. Las declaraciones de Bush anticipan su disposición a vetar toda ley que permitiera la clonación con fines científicos.
Previendo esto, ayer mismo 40 científicos galardonados con el Premio Nobel solicitaron que se autorice la clonación terapéutica, ya que lo contrario “tendrá un efecto paralizador sobre la investigación científica”. Paul Berg, quien ganó ese premio en 1980, destacó que “la clonación de humanos y la terapéutica son cosas totalmente distintas”.
Clonación de humanos, o reproductiva, es “toda intervención que tenga por fin crear un ser humano genéticamente idéntico a otro ser humano vivo o muerto”. Así la define la Convención Europea sobre el Hombre y la Biomedicina, que la prohíbe.
La clonación terapéutica, en cambio, es el nombre que suele darse a diversas prácticas cuyo rasgo en común la obtención de stem cells a partir de embriones humanos. Estas células corresponden a la primera etapa del desarrollo embrionario y tienen la propiedad de ser “totipotenciales”: pueden ser cultivadas y transformadas en prácticamente cualquier tejido humano.
Las stem cells pueden a su vez obtenerse de distintas maneras: o bien a partir de embriones ya disponibles (se utilizan los descartados en tratamientos de fertilización asistida) o bien produciendo embriones a partir de óvulos donados, cuyos núcleos se retiran y se reemplazan por los de células (por ejemplo, de la piel) del paciente a tratar. Este último método –ya probado en animales de laboratorio– permite obtener tejidos nuevos “propios”: por ejemplo, páncreas para diabéticos.
Tan inmensas perspectivas hicieron que la comunidad científica norteamericana, empezando por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) oficiales, se pronunciaran en favor de la clonación terapéutica, apoyadas por los intereses de las empresas farmacéuticas y de biotecnología. Hastaagosto del año pasado, esta presión era tan importante como para que el propio presidente Bush haya propuesto una fórmula de transacción, por la cual autorizó el uso de fondos federales para investigaciones sobre cultivos ya existentes de stem cells. Pero ayer se permitió ser más duro en lo que siempre fue su posición, que es la de la Iglesia y los sectores conservadores de Estados Unidos.
El argentino José Cibelli, vicepresidente de Advanced Cell Inc. –una de las dos empresas más importantes de Estados Unidos en clonación terapéutica–, anunció a este diario que “en caso de que la prohibición sea ratificada por el Senado, seguramente nuestra empresa tendría que buscar un país alternativo: lo más lógico es que sea Gran Bretaña, donde ya tenemos colaboradores que nos han ofrecido trasladarnos allí. Otra posibilidad es Israel”.
En febrero de este año, la Cámara de los Lores británica ratificó la autorización de la clonación terapéutica, ya sancionada por la Cámara de los Comunes.
En Estados Unidos, según Cibelli, “si la ley se votara ahora en el Senado, lo más probable es que la clonación terapéutica quedara autorizada. También es probable que el presidente Bush vetara esa ley, con lo cual seguiríamos sin legislación, como ahora”. En cualquier caso, “el pronunciamiento de Bush nos perjudica: hay muchos inversores a quienes debemos explicarles que lo que hacemos es realmente para curar muchas enfermedades; si el presidente dice otra cosa, se hace más difícil”.