SOCIEDAD
Un extraño secuestro con denuncia de extracción de sangre incluida
Una mujer dijo que fue raptada en Varela y que en su cautiverio le sacaron sangre.Y como no era la buscada la liberaron.
Una mujer que fue secuestrada el martes en la localidad bonaerense de Florencio Varela denunció que en su cautiverio le extrajeron una muestra de sangre, pero al no ser compatible con la que sus captores buscaban fue liberada en el partido de Morón. Se trata de una técnica en hemodiálisis que iba a trabajar, pero dos cuadras antes de llegar fue interceptada por dos hombres, uno armado y otro con el rostro cubierto, quienes la subieron a un auto. Allí había otros dos delincuentes, y tras viajar una hora la ingresaron en una casa, donde –según sus dichos– le extrajeron la sangre, la manosearon y la golpearon. Los investigadores admiten que se trata de un hecho que encierra mucho misterio y que no tiene antecedentes, por lo que aún no elaboraron ninguna hipótesis.
La pesadilla de Sara Segovia comenzó a las 5.40 del martes. “Bajé del colectivo y escuché que corrían hacia mí”, dijo Segovia, quien alcanzó a ver un auto color bordó con vidrios oscuros, antes de que dos hombres la interceptaran, le vendaran los ojos y la subieran a un auto donde habían dos hombres más.
“¿Estás sana, perra?”, le preguntaron, mientras la manoseaban. “Me pasaron algo por la nariz y me sentí algo mareada.” Según Segovia, viajaron durante un hora, luego la hicieron bajar del auto y la ingresaron en una casa. “Había mucha música. Me tiraron contra una pared, me hicieron sentar en una silla y me ataron los brazos.”
La voz de una mujer indicó que le desataran un brazo. Allí comenzaron los gritos y forcejeos de Segovia. “Quedate quieta, si no sos boleta”, le advirtieron. Según su relato, le pusieron un algodón “con olor a óxido” en la boca y Segovia se desvaneció. “Luego de cuatro pinchazos en el brazo, la mujer me extrajo sangre y se fue”, dijo Sara.
Durante dos horas, Sara fue manoseada por los delincuentes, que sólo se detuvieron cuando regresó la mujer que le había extraído sangre. “No es compatible”, avisó la mujer y agregó: “Dijo el jefe que la larguen”. “¿Pero no sirve para otra cosa?”, preguntó un delincuente fuera de sí. “Dejate de joder y largala”, lo reprendió la mujer.
A Segovia la liberaron cerca de la estación de Morón. Allí, una vecina del lugar le dio plata para el pasaje. Y Segovia emprendió el regreso. A las 16.30 llegó a su lugar de trabajo. “¿Por qué llegaste a esta hora?”, le preguntó su jefe. En estado de shock, Sara relató la pesadilla.
“El tiempo que transcurrió entre la extracción de sangre hasta que la mujer regresa y dice que no es compatible es similar al que se emplea para un transplante de órganos y no para una trasfusión de sangre. Si hubiera sido compatible, no sé lo que hubiera pasado con Segovia”, relató el director médico del Servicio de Diálisis Santa Ana, Néstor Chávez. Sara mostró a sus jefes los hematomas de su cuerpo.
Ese día, Segovia realizó la denuncia en la comisaría de la zona. Y recién a las 23 llegó a su casa en Claypole.
Informe: Silvia Marchant.