SOCIEDAD

El Papa dijo que en la Iglesia no hay lugar para los abusadores

En el primer día del encuentro entre el Papa y los cardenales de EE.UU. se empezó a delinear la política de “tolerancia cero” hacia el abuso sexual. Juan Pablo pronunció un duro discurso.

Por Rory Carroll*
Desde Roma

El Papa escaló un peldaño en la caza de los pedófilos dentro de la Iglesia Católica ayer, cuando les dijo a los cardenales norteamericanos convocados a una cumbre de emergencia en Roma que el abuso sexual protagonizado por los sacerdotes es un crimen. Apuntando a una nueva política de tolerancia cero para terminar con los escándalos que devoran a la Iglesia, Juan Pablo II se disculpó con las víctimas y lamentó esta crisis de moral sexual. “El abuso que ha generado esta crisis es bajo todo concepto erróneo y es correctamente considerado un crimen por la sociedad: también es un terrible pecado a los ojos de Dios –señaló–. La gente debe saber que no hay lugar en el sacerdocio y en la vida religiosa para aquellos que pueden dañar a los jóvenes.”
Se cree que el discurso, presentado en inglés a una sesión cerrada de cardenales y funcionarios vaticanos, marca un giro en Estados Unidos y el resto del mundo y abre la puerta a una nueva etapa, en la que se reportarán los abusadores a las autoridades civiles.
El Papa convocó a los cardenales norteamericanoas a Roma en respuesta al escándalo que golpeó a varias diócesis, gatillando una dura cobertura de los medios y juicios que podrían drenar cientos de millones de dólares de los cofres de la Iglesia.
En su discurso, el Papa reconoció el daño que provocaron obispos y cardenales que trasladaron a los abusadores a otros cargos luego de conocer las denuncias en vez de separarlos de la Iglesia y notificar a las autoridades civiles. “Debido al gran daño infligido por algunos sacerdotes, la Iglesia está siendo afectada y muchos están ofendidos por la forma en que son vistos sus líderes.”
“A las víctimas y su familia, donde fuera que se encuentren, les expreso mi profunda solidaridad y preocupación. El abuso de los jóvenes es un grave síntoma de la crisis que afecta no sólo a la Iglesia sino a la sociedad como todo”, dijo.
Una encuesta de opinión mostró altos costos: tres cuartos de los norteamericanos piensan que la Iglesia actuó mal en el manejo del abuso sexual. Los grupos de víctimas dieron la bienvenida a la intervención papal, pero llamaron a tomar acciones concretas. “No se puede dejar que los cardenales simpelemente manejen por las suyas este asunto, es como preguntarle al zorro qué está pasando en el gallinero”, dijo Robert Sherman, uno de los abogados de las víctimas.
Los analistas dijeron que el discurso de ayer probalemente fue uno de los más dolorosos en los 22 años de pontificado de Juan Pablo. El fracaso en dar una respuesta más inmediata fue adjudicado a la reticencia de los asistentes a revelar la extensión de los escándalos. Para una organización que supuestamente piensa en términos de siglos, la Iglesia informó con muy escasa anticipación sobre la cumbre: apenas una semana. Se dice que el tema que concentraba la atención de todos era la posibilidad de que quebrara la Iglesia de Estados Unidos –la gallina de los huevos de oro del Vaticano–, debido a los juicios en su contra. En un principio, los funcionarios vaticanos restaron importancia a la crisis, con la idea de que era un problema sólo de Estados Unidos, debido a una cultura sexualmente licenciosa, pese a que existían casos similares en Polonia, México, Gran Bretaña, Irlanda, Canadá y Australia.
Ayer, un cardenal italiano, Ersilio Tonini, dijo que Italia y otros centros del catolicismo pronto verán que también tienen serios problemas y les pidió a los padres, maestros y periodistas que ayuden a detectar a los abusadores. La cumbre de dos días, que concluye hoy, definirá las guías que darán los cardenales norteamericanos a los obispos en un encuentro que tendrá lugar en junio en Dallas.
Se cree que el discurso del Papa dará fuerza a quienes vienen reclamando una política de tolerancia cero, lo cual significa que los sacerdotes serían expulsados y se notificaría a las autoridades luego del primerincidente de abuso probado. “Son las expresiones más duras que he visto sobre lo que en mi país llamamos ‘tolerancia cero’”, dijo el cardenal Roger Mahony, de Los Angeles.
Sin embargo, el cardenal Francis George, de Chicago, dijo que el asunto era dudoso, porque el Papa habló de la posibilidad de una “conversión cristiana, esa decisión radical de darle la espalda al pecado y volver a Dios”. Una movida dirigida a forzar la renuncia del cardenal Bernard Law, de Boston, acusado del peor manejo de los casos de abuso sexual, no se materializó. Sin embargo, según el cardenal George, el prelado de Boston habría dicho que “si no hubiera cometido algunos errores terribles, probablemente no estaríamos aquí”.

* The Guardian, especial para Página/12.

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El Papa con los cardenales: dijo que era correcto considerar el abuso como un crimen.
 
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