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El propio Rodrigo lo había nominado como su heredero y ese legado, intenso, casi viene acompañado por un desenlace trágico. Porque el cuartetero Walter Olmos, casi tan exitoso en el escenario como su antecesor, recorrió ayer una parte del sendero que el destino le trazó al Potro: a bordo de una cuatro por cuatro, fue embestido por un auto y terminó estrellado contra una vieja casa, en Catamarca, su ciudad natal. Walter terminó en terapia intensiva un día después de cumplir los 20, pero lo pudo contar: pese al traumatismo de cráneo y las convulsiones que sufrió, recuperó la conciencia y pudo hablar con los médicos que lo atienen en el Sanatorio Pasteur.
Walter había cumplido años pero no estaba para festejos. El domingo había fallecido su abuela y el día siguiente, en lugar de la celebración prevista, hubo ceremonia fúnebre. Ayer a la tarde, el músico iba en su Jeep Cherokee negra, con sus tres hermanitos de 12, 6 y 4 años, su representante, Fernando Cerezo, y dos tíos que habían llegado desde Rosario para el velatorio.
El accidente ocurrió poco después de las 18, a cinco cuadras de la plaza central de la ciudad. La cuatro por cuatro, que circulaba por la calle Chacabuco, fue embestida en la parte trasera por un Fiat Siena que venía por 25 de Mayo, una calle transversal. La camioneta de Olmos fue a dar contra el frente de una antigua casa de adobe, que sufrió casi tantos daños como el vehículo.
Olmos, que iba al volante, fue el más afectado por el impacto. Quedó inconsciente y fue trasladado al Sanatorio Pasteur, con traumatismo de cráneo. Los otros ocupantes del vehículo resultaron ilesos, salvo su hermanito Ezequiel, de 12 años, que sufrió lesiones leves.
“Ingresó con traumatismo de cráneo, con edema y signos de conmoción cerebral, pero alrededor de las 20 recuperó la conciencia. Está compensado, aunque seguirá en terapia intensiva para seguir su evolución”, dijo a Página/12 el neurólogo Rubén Manzi. En la puerta del sanatorio una multitud de fans y curiosos montaba guardia anoche para conocer la evolución del ídolo.
El cuartetero catamarqueño se convirtió en los últimos años en el intérprete más popular del género. Ocupó pronto el lugar que dejó vacante Rodrigo, favorecido por la bendición del cordobés. Pero a diferencia de aquel, Walter pisó fuerte en Córdoba capital, el bastión de la Mona Jiménez que El Potro nunca pudo conquistar del todo.
Rodrigo murió el 24 de junio de 2000 cuando iba a bordo de su camioneta cuatro por cuatro, en un accidente ocurrido en la autopista Buenos AiresLa Plata. Junto con Fernando Olmedo, también fallecido, llevó la peor parte del accidente. Las otras personas que lo acompañaban –entre ellas, su ex mujer y su hijo– resultaron ilesas. Ayer, el destino de Walter transitó por un instante el mismo camino, aunque con desenlace diferente.
Walter ya era músico a los 16 cuando, en un boliche de las afueras de Catamarca lo escuchó un ocasional espectador, el Potro Rodrigo, que a partir de entonces se convirtió en su padrino. Antes de ese día, histórico para él, Walter había sido un chico de la calle, y a los diez años entró por primera vez a un reformatorio. “Noventa y cinco robos –confesó una vez–. Y me agarraron solo tres. Pero nunca robé plata o cosas de valor. Siempre robé comida. Es más, si se me llega a cortar esto, Dios no lo permita, y no tengo qué darle de comer a mi familia, saldría a robar de nuevo.”