SOCIEDAD › UN POLICIA ABSUELTO POR DOS MUERTES DURANTE UN ROBO
Cumpliendo el deber de meter bala
Un ex oficial de bomberos de la Policía Bonaerense fue absuelto ayer por haber actuado “en legítima defensa y en cumplimiento del deber”. Se lo juzgaba por haber matado a un delincuente y al dueño de un bar en un tiroteo generado durante un intento de robo a un comercio de La Plata.
La resolución judicial, conocida al término de un juicio oral y público, favoreció al ex policía Rubén Jara, para quien la fiscalía había solicitado la pena de 17 años de prisión y la defensa la absolución, por el hecho ocurrido en enero de 2002 en la capital provincial.
Según el fallo dictado por unanimidad por los jueces Ernesto Domenech, Omar Pepe y Elva Demaría Massey, el ex policía “actuó en cumplimiento del deber y en legítima defensa de él y de terceros”, en las muertes del delincuente Julio Azcona y del dueño del bar, Daniel Grazano. En el hecho, Jara mató también a otro delincuente, identificado como Alejandro Díaz, aunque por esa muerte fue sobreseído durante la instrucción de la causa, debido a que se acreditó que actuó en legítima defensa.
El hecho ocurrió en la madrugada del 17 de enero en el bar El Balcón, ubicado en la esquina de la avenida 7 y la calle 54, en pleno centro de la capital provincial. Según se acreditó en el juicio, los delincuentes Díaz y Azcona ingresaron al bar y el primero de ellos pidió una bebida, puso dos armas sobre el mostrador y le exigió el dinero de la recaudación al dueño del bar. De acuerdo con los testimonios, otro de los propietarios del local se trenzó en una pelea con Díaz, y se produjo un disparo hacia el lugar donde estaba el ex policía con su novia. En la causa se probó que el efectivo policial dio la voz de alto y efectuó varios disparos que dieron en el cuerpo del asaltante. Los tiros impactaron también en el otro delincuente, Azcona, que llevaba a Grazano a modo de rehén, quien también murió en el tiroteo.
La fiscalía de juicio había solicitado la pena de 17 años de prisión para el ex policía por considerar que su conducta encuadraba en la legítima defensa sólo en el caso del delincuente Díaz.