SOCIEDAD › DECISIVA INVESTIGACION DE UN EQUIPO DEL GARRAHAN Y EL CONICET
El gen que puede bloquear el VIH
Los chicos que tienen más copias del gen investigado tienen menos probabilidades de contagiarse el VIH. Este descubrimiento, publicado en la revista Science, permitiría planificar mejor los tratamientos y puede abrir el camino para una vacuna preventiva.
Por Pedro Lipcovich
Una investigación en la que participó un equipo del Hospital Garrahan demostró la acción de un gen que puede bloquear la entrada del VIH en las células: en la Argentina, el estudio –publicado ayer en la revista Science– se efectuó sobre 800 chicos cuyas madres tenían el virus del sida (y no habían hecho el tratamiento que, actualmente, permite reducir los riesgos de trasmisión al recién nacido); se constató que, en los chicos que tenían más copias del gen, las probabilidades de tener VIH eran un 70 por ciento más bajas. En Estados Unidos, otro grupo de la misma investigación, que estudió a adultos con VIH, encontró –en sintonía con los resultados del Garrahan– que quienes tenían más copias del gen respondían mejor a los tratamientos y tenían menos probabilidades de desarrollar síntomas del sida. Estos descubrimientos podrán permitir: por una parte, planificar mejor cada tratamiento, al preverse de antemano, en alguna medida, la respuesta del paciente; además, sería factible desarrollar una nueva generación de drogas para incorporar a los cócteles que vienen convirtiendo el sida en una enfermedad crónica tratable; por último, vale apostar a que, quizás en el futuro, la posibilidad de bloquear la entrada del virus a la célula señale el camino para una vacuna preventiva. Y, aún más allá del VIH/sida, el hecho mismo de que algunos genes inmunitarios puedan venir con más o menos copias, según los individuos, abre una perspectiva para entender por qué las personas pueden ser más o menos vulnerables, no sólo al sida sino también a distintas infecciones.
El equipo del Garrahan está integrado por Rosa Bologna, jefa del servicio de infectología; Luisa Sen y Andrea Mangano, del Laboratorio de Biología Celular y Retrovirus de la misma institución e investigadoras del Conicet. La investigación se centró en un gen llamado CCL3L1, cuyo efecto es hacer que las células produzcan una sustancia que tiende a bloquear el ingreso del VIH. Este gen –al igual que otros pocos, que constituyen sólo el cinco por ciento del genoma humano– tiene la particularidad de que puede presentarse en dos o más copias o incluso ninguna, según los individuos y según las poblaciones: “El estudio constató que los argentinos tenemos un promedio de dos copias de este gen, igual que los blancos caucásicos estadounidenses; los afroamericanos tienen un promedio de cuatro copias y los hispanos de Estados Unidos tienen tres”, señaló Andrea Mangano.
Lo importante es que, según el grado en que una persona se aleje del promedio de la población a la que pertenece, tendrá distintas probabilidades de contraer el VIH. Esto se demostró en el Garrahan, donde se estudió la trasmisión llamada vertical en 800 chicos hijos de madres con VIH, nacidos cuando todavía no se había extendido la prevención de esta forma de contagio (ver recuadro). “En los chicos que tenían una sola copia del gen, el riesgo de trasmisión aumentaba un 70 por ciento respecto de los que tenían las dos copias; en los que tenían tres copias, el riesgo disminuía un 30 por ciento”, explicó Rosa Bologna.
Al mismo tiempo, el grupo de Estados Unidos, estudiando una población de 3500 adultos, encontró que los que tenían menos copias del gen que el promedio, si adquirían el VIH, tenían más probabilidad de enfermar de sida: “Tenían de entrada mucha cantidad de virus en la sangre y perdían rápidamente los linfocitos CD4”, precisó Andrea Mangano, y comentó que “estas personas son candidatas a recibir de entrada terapias más agresivas”. Se deduce que el diagnóstico de la cantidad de copias del gen bloqueador del virus, en una persona con VIH, “podría ayudar a que los médicos adapten los regímenes de tratamiento, a partir de la susceptibilidad genética, como ya sucede con otras enfermedades; y esto se llama ‘farmacogenómica’”, agregó.
Ya se conocía otro gen, llamado CCR5, que, al revés, actúa abriendo en la célula una puerta de entrada, un receptor para el VIH. Este gen viene siempre en una sola copia, pero a veces presenta una mutación por la cualla puerta no se abre bien y el virus no puede entrar. “Las personas en quien se combine un alto número de copias del gen que hemos investigado con esa mutación del CCR5 estarán en mejores condiciones para resistir la infección por VIH”, señaló Mangano.
¿Podrían desarrollarse medicamentos que igualen o perfeccionen esas condiciones? “Se están haciendo diversos estudios clínicos con este tipo de moléculas, que pueden bloquear la entrada del virus en la célula, a fin de incorporarlas a los tratamientos contra el VIH: la línea que por nuestra parte investigamos resulta de gran interés porque parece ‘cerrar la puerta’ más herméticamente que otras”, estimó Mangano, y lanzó la mayor apuesta: “En un futuro, esta línea podría servir de base para la elaboración de vacunas”.
La investigación fue dirigida por Sunil Ahuja, de la Universidad de Texas, y financiada por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades infecciosas (Niaid) de Estados Unidos, cuyo director, el célebre Anthony Fauci, destacó como “muy importante” el estudio que “identifica los factores genéticos que mitigan o aumentan la susceptibilidad a la infección”. Ahuja, por su parte, señaló que “la participación argentina fue vital en el éxito de esta investigación”.
Además de su valor específico en relación con el VIH/sida, investigar la duplicación de este gen inmunitario “puede ayudar a contestar preguntas sobre otras enfermedades infecciosas: esencialmente, por qué algunas personas contraen determinadas afecciones y otras no”, añadió Andrea Mangano.