SOCIEDAD
Al despachante de aduanas lo mató un chico que jugaba con el arma
El hombre que cayó en la trampa del secuestro virtual y terminó capturado él mismo fue muerto por un menor que le gatillaba en la cabeza por jugar. Hay un cuarto detenido y tres prófugos.
“Lo mató jugando”, fue la definición que utilizó el ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, para referirse al modo en que un delincuente mató al despachante de aduanas secuestrado el jueves. Según las investigaciones, uno de los delincuentes jugaba con el arma apuntada a la cabeza de Facundo Azulay y el tiro se le escapó. La expresión “jugando” adelantó otra precisión: los autores del hecho son “menores, francamente menores” de edad, dijo el ministro. Ese dato, junto con su rápida resolución, puso el hecho en un lugar claramente distinto a los que ocurrieron hace meses. En allanamientos realizados ayer se detuvo a una cuarta persona, que junto a los tres apresados el jueves serían los autores del hecho; otros tres permanecen prófugos, pero la policía los tiene identificados. “Fue un crimen estúpido y pudo haber sido evitado”, aseveró Arslanian.
Los cuatro detenidos acusados por el asesinato de Azulay son: Adriana Soria, de 38 años, Vanina Valderrama, de 24, Mauro Godoy, mayor de edad (apresado cuando caminaba por calles de San Justo), y un menor de 17 apodado Jhony. Fueron apresados durante un allanamiento que la DDI de La Matanza hizo en una casa de villa Las Antenas, de la localidad bonaerense de Lomas del Mirador. Allí la policía levantó muestras de pelos y de sangre que podrían ser del despachante de aduanas. Según informaron fuentes policiales, los sospechosos serían integrantes de la banda Los Patanes, que operaban desde esa zona en contacto con presidiarios. Aún resta la detención de, por lo menos, tres personas más que están prófugos. La policía las busca en barrios del conurbano bonaerense.
Para Arslanian, este extraño secuestro extorsivo ocurrido el jueves fue un hecho aislado. En diálogo con una radio porteña, el funcionario aclaró que ese tipo de delitos “por suerte bajó absolutamente”. “No estamos frente al retorno del secuestro extorsivo –opinó–, estamos frente a un secuestro virtual desdichadamente mal encarado. Solamente puede haber un auge del secuestro virtual en la medida en que el destinatario no realice mínimas medidas de cuidado que podrían evitar consecuencias.”
De acuerdo con el relato policial, el hecho tuvo esa característica aludida por el funcionario: el crimen comenzó con un secuestro virtual mediante una llamada telefónica de un hombre alojado en un penal bonaerense; desde allí también pidió la colaboración de la banda Los Patanes, entre los que se encontraba su esposa, según relató un jefe policial a una agencia de noticias. Al recibir la amenaza, Facundo Azulay salió al rescate de su supuesto familiar secuestrado sin haber chequeado la veracidad del hecho ni denunciarlo a la policía. Cuando llegó a la cita, el secuestrado fue él. Luego los raptores pidieron 10 mil pesos a un socio de Azulay, y el hombre salió a entregarlos cuando la imprudencia dio lugar a lo previsible: “La versión policial es que lo matan jugando con un arma en la cabeza cuando ya lo estaban por liberar”, puntualizó Arslanian. El despachante de aduanas es velado desde ayer en Maipú 2170 de Vicente López, localidad en la que vivía junto a su esposa. La investigación está en manos del fiscal de La Matanza, Claudio Polero.
“La población puede estar intranquila por estos hechos, pero también reconfortada en la medida en que ve un aparato policial que funciona”, resaltó el titular de la cartera de Seguridad ante la difusión que cobró este caso y que poco tiene que ver con los secuestros extorsivos que resonaron meses atrás. “No debemos pensar que la tendencia (de los secuestros) en baja se modifica, sin embargo nos preocupa mucho lo que pasó” con Azulay, dijo Arslanian.