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El gobierno bonaerense fijó el 31 de marzo como fecha límite para la inscripción en el Registro de Comercialización de Bebidas Alcohólicas, al vetar una ley que hubiera prorrogado el plazo dos meses más. La instauración del Registro procura hacer cumplir la norma que prohíbe la venta de alcohol en los quioscos, que “existe desde hace siete años, pero no se cumple”, según el secretario de Adicciones de la provincia. La obligatoriedad de registrarse cortaría el abastecimiento a los quioscos, ya que los distribuidores sólo podrán vender a establecimientos autorizados. “En el mundo, el alcohol es una droga regulada; no se vende en los quioscos al lado de las golosinas”, destacó el responsable del área.
“Según estudios efectuados por esta subsecretaría, el 30 por ciento de la cantidad de alcohol que toman los menores se expende en los quioscos; del resto, la mayor parte procede de sus hogares o de circuitos no comerciales”, afirmó Claudio Mate, subsecretario de Adicciones de la provincia de Buenos Aires. “El propósito central del Registro es reducir el acceso de los menores de edad a las bebidas alcohólicas”, destacó el funcionario.
Los quioscos bonaerenses tienen prohibida la venta de alcohol desde hace siete años, “pero, sin embargo, lo venden”, reconoció el funcionario y explicó: “Son 240 mil puntos de venta; no hay Estado en el mundo que pueda controlar esa cantidad”. Entonces, el sentido del Registro es “crear un mecanismo que actúe sobre al abastecimiento de alcohol a los quioscos, involucrando a los distribuidores”. Tanto éstos como los comercios autorizados a vender alcohol están obligados a registrarse. “Como el distribuidor sólo podrá vender a establecimientos registrados, le quedará efectivamente prohibido entregar mercadería a quioscos; ahora no va a poder decir que no sabía que el comprador no estaba autorizado a vender alcohol”, sostuvo Mate.
La ley establece distintas categorías: quioscos, estaciones de servicio y polirrubros tienen prohibida la venta de alcohol; los almacenes están autorizados sólo hasta las 23; restaurantes y pizzerías, hasta las 3 de la mañana; pubs y bailables, sin límite de horario.
El plazo para que distribuidores y comerciantes se inscribieran en el Registro vencía el 28 de febrero, pero la Legislatura, por iniciativa del diputado Octavio Argüello –del bloque que responde a Aldo Rico–, dictó una ley prorrogándolo hasta el 1º de junio; el Ejecutivo bonaerense vetó la ley, y amplió el plazo inicial hasta fin de mes.
Según Mate, la ley “se inspira en la legislación comparada de distintos países. En Estados Unidos y Europa, la venta de bebidas alcohólicas está limitada a establecimientos especializados, las licorerías. En un país más próximo, Chile, existe lo que allí se llama ‘patente’, que deben obtener todos los que vendan bebidas alcohólicas: esta autorización puede serles retirada en la medida en que cometan infracciones, de las cuales la más grave es la venta a menores”.
El subsecretario explicó que “en distintos países, las licencias se utilizan también para regular la cantidad de bocas de expendio: el Estado puede decidir, por ejemplo, otorgar sólo una licencia de venta de alcohol por cada mil habitantes; también puede zonificar las licencias, prohibiendo bocas de expendio próximas a establecimientos educativos o clubes adonde concurran menores de edad”.
Mate afirmó que “entre muchos jóvenes prima hoy lo que se denomina ‘patrón farmacológico’ de consumo de alcohol, en el cual éste es usado como si fuera un fármaco, directamente por sus efectos psicoactivos: es el caso de los chicos que beben cerveza, muchas veces sin comer, como condición para sentirse bien antes de entrar a bailar. Esto es diferente del patrón de uso social, el de quien toma un poco de vino con el asado o algo de cerveza con la pizza. Por eso, el criterio internacional es demorar lo más que se pueda el contacto de los jóvenes con el alcohol: en el mundo, elalcohol es una droga regulada; no se vende en los quioscos al lado de las golosinas”.