SOCIEDAD › EL TRIBUNAL SUPREMO RECHAZO
EL PEDIDO DE RECONECTAR A SCHIAVO

El final de Terri ya no tiene Corte

Era la última posibilidad que les quedaba a los padres de la mujer. Ahora buscan la ayuda de Jeb Bush. Terri sigue sin alimento.

La Corte Suprema de los Estados Unidos dio la última palabra: Terri Schiavo, la mujer que desde los últimos 15 años vive en estado vegetativo, no será reconectada a los artefactos que le suministran alimentación para mantenerla viva. Luego de un largo derrotero judicial, los padres de la mujer, Bob y Mary Schindler, habían presentado al máximo tribunal de ese país un recurso de apelación permitido luego de la aprobación de una ley promovida y promulgada por el presidente George W. Bush que abría el caso a la Justicia federal. La sentencia suprema fue dada y las instancias del entuerto judicial en el que se convirtió la vida de la mujer se agotaron del mismo modo que sus posibilidades de supervivencia. Sin embargo, cabe la posibilidad de que la decisión final vuelva a estar en manos de Bush, pero esta vez Jeb, el gobernador de La Florida, quien ya había frenado la muerte de Terri en 2004, cuando ordenó que la reconectaran en un contexto en el que el caso había estado en la misma encrucijada de hoy.
“La solicitud para intervenir (...) es denegada”, fue la escueta respuesta rubricada en el fallo escrito sobre el estrado superior de los Estados Unidos. Ante esta situación, resta esperar que la mujer muera de hambre y sed. Con la decisión, la Corte resolvió algunas de las cuestiones tirantes que el caso produjo. Primero, se despegó del asunto avalando lo resuelto por la Corte de Apelaciones de Atlanta, que ordenó que se quitase la aparatología vital para Schiavo. Segundo, intervino tangencialmente en un caso donde la ética prevalece sobre los fríos conceptos jurídicos y científicos, y en el que la pantanosa discusión sobre la “eutanasia” podría manchar el traje institucional que luce ante la opinión pública. Y tercero, con la negativa de ordenar o negar explícitamente la reconexión de Terri al tubo que la alimenta, los supremos norteamericanos evitaron caminar públicamente por la vereda contraria al presidente George Bush, que mostró su posición “cristiana” frente al caso cuando instó al Congreso a aprobar una ley que dio una oportunidad más a la mecánica vida de la mujer.
Los alrededores del sanatorio Pinellas Park, de Florida, donde está internada la mujer de 41 años, fueron rodeados por personal policial y de seguridad privada para evitar que algún manifestante intentara ingresar al centro sanitario y revertir de alguna manera la decisión resuelta en la quinta instancia judicial, a la que recurrieron los familiares que pretenden mantenerla viva conectada a la sonda que la alimenta y mantiene hidratada. En las calles, decenas de personas se reúnen desde hace días para rechazar el pedido del esposo de Terri, Michael Schiavo, quien asegura que su mujer le había dicho que no la mantuviesen artificialmente si algún día caía en coma. Por el contrario, apoyan el pedido de “clemencia” de los padres, cuyo argumento central presentado ayer ante la Corte Suprema sostuvo que, a raíz de su estado, Terri es víctima de una violación de los derechos constitucionales y de su libertad religiosa.
Sobre la base de estos y otros argumentos, el presidente Bush logró que el Congreso aprobara una ley que permitió a los padres de Terri que el caso saliera de la Justicia estatal de La Florida y pudiera pasar a la federal. Bush promulgó la ley media hora después de que fuera votada y durante el anuncio dijo: “Voy a seguir del lado de los que defienden la vida para todos los estadounidenses, incluso aquellos con discapacidades”. Ayer, según una cadena informativa, al enterarse de la decisión de la Corte Suprema se manifestó “desilusionado” y adujo que su gobierno y el Congreso habían hecho todo lo posible al respecto.
Debido a que las instancias jurídicas se agotaron del mismo modo que los intentos por mantener las energías vitales de la mujer, desconectada hace siete días, a los padres sólo les resta una nueva intervención del poder político. El salvador podría ser Jeb Bush, si consiguiese la tutela de Terri para el Departamento de Niñez y Familia de su gobierno. Pero las probabilidades de una intervención del hermano del presidente son inciertas. “Ya no nos quedan opciones legales ni legislativas abiertas, el gobernador Bush es ahora la única esperanza práctica para Terri, recemos por ello”, pidió Patrick Mahoney, uno de los manifestantes concentrados frente al sanatorio.
“A menos que la secuestren –aseguró George Felos, abogado de Michael Schiavo–, no existe absolutamente ninguna base jurídica” para que el gobernador Jeb Bush ordene la reconexión de la mujer que está en estado vegetativo luego de que un régimen alimenticio le provocara daños que derivaron en un paro cardíaco que le causó grave daño cerebral. Las posibilidades de una intervención política no fueron siquiera insinuadas. Por lo tanto, la mujer permanecerá en ese estado hasta morir. Desde el entorno del hermano del presidente se asegura que los médicos reunieron evidencias según las cuales el estado vegetativo de Terri no es permanente, por lo que se niegan a acabar con la alimentación por métodos artificiales. Lo cierto es que luego de siete días de estar desconectada a esa aparatología, la salud de la mujer es tan regresiva como la cuenta de sus días.

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En las afueras de la clínica, manifestantes “pro vida” reclaman que se mantenga viva a la mujer.
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