SOCIEDAD › AUGE DE LOS CLUBES DE LECTURA EN GRAN BRETAÑA

El renacimiento de los libros

En los últimos años, pese a Internet y la TV, unos 50 mil clubes de lectura florecieron en todo el país. Las razones del fenómeno.

Por Marcelo Justo
Desde Londres

¿Quién dijo que la literatura está muerta, que ya no tiene público, que todo se lo lleva la televisión o Internet? En todo caso no en Gran Bretaña. En los últimos cinco años han florecido los clubes de lectura y los especialistas calculan que hoy hay unos 50 mil en todo el país. Estos clubes son grupos de hasta 15 personas de diversas actividades –jardineros, maestros, deportistas, científicos, empleados, académicos– que se reúnen mensualmente a discutir un libro que todos han acordado leer en la reunión previa.
La variedad de libros es tan amplia como la de profesiones. Desde los best-sellers “facilones” hasta clásicos de lengua inglesa, desde El código Da Vinci hasta David Copperfield, desde los acertijos de la gran dama del crimen inglés Agatha Christie hasta las aristocráticas historias de amor y sexo de Jill Cooper. Hay grupos que se forman por su inclinación a un género literario: espionaje, policial, romance. Otros que se encuentran con ropa de época, disfrazados como algunos de los personajes de la novela, o listos para dramatizar escenas. Hay grupos políticos, que perciben la lectura como una forma de agitación social, o que leen libros vinculados con una temática específica: grupos gay, lesbianas.
La moda se está trasladando a las escuelas, donde también están funcionando clubes de lectura para adolescentes y niños. Los clubes tienen un funcionamiento similar al de los adultos, pero con algunas diferencias. Hay una persona a cargo de los grupos –generalmente la bibliotecaria– y se eligen dos libros: uno lo propone la escuela, el otro lo deciden los chicos. “Buscamos libros que no sean tan comunes y que les resulten estimulantes. Evitamos los que forman parte del curso lectivo como Dickens, porque no queremos que perciban esto como un lugar de estudio. Queremos estimular la idea de la lectura como placer inteligente”, indicó a Página/12 Lindsay Lardener, bibliotecaria de Blackheath High School, una escuela secundaria del sudeste de Londres.
Los clubes de lectura tienen una vieja tradición que se remonta a épocas victorianas. Sin embargo, no cabe duda de que en los últimos años han proliferado en todo el país. Una de las cosas más sorprendentes de este fenómeno es que estos vástagos de la imprenta de Gutenberg se hayan puesto de moda durante el auge aparentemente incontenible de Internet y el chateo.
La profesora de literatura Linda Martin, que forma parte de un club de lectura en Londres, señaló a Página/12 que se trata de un fenómeno complejo. “Hay todo tipo de motivaciones en juego. Las grandes cadenas de librerías han estimulado el fenómeno porque impulsan las ventas. Un programa de televisión muy popular que creó su propio club de lectura, también cumplió un papel instrumental muy importante. Pero el fenómeno también parece una meritoria realización de los ideales del Siglo de las Luces, de esa fe en el mejoramiento de la sociedad a través de la educación y la lectura”, indicó Martin.
Por otro lado, es evidente que hay más cosas en juego que la mera pasión cultural o literaria. El miembro de un club de lectura, James Richards, es franco en cuanto a la variedad de motivos que lo llevó a formar parte de uno de los clubes. “No conozco mucha gente en mi barrio. Cuando vi el anuncio del club de lectura en un supermercado, lo primero que pensé era que se trataba de un grupo de solteros que se juntaban para salir de noche. Y es cierto que el libro es, muchas veces, una excusa para hablar de otros temas. Pero también es verdad que, gracias al club, he ampliadomucho el tipo de lectura que hago”, comentó Richards al matutino The Guardian.
La idea de un espacio físico en el que se articulan relaciones sociales de pertenencia e identidad, es decir, el club, tiene una larga tradición en Gran Bretaña. Inventores del fútbol y tantos otros deportes, los británicos se han especializado en resolver sus problemas comunicacionales con la creación de estas instituciones que permiten agrupar a las personas en un lugar determinado de acuerdo con su status social, poder económico o preferencia (los clubes “sexuales” son un desarrollo relativamente reciente).
Una de las personas que más ha sistematizado el estudio del fenómeno es la autora de The Reading Books Groups, Jeanne Hartley. “Hace cinco años pensé que el fenómeno se había agotado. Pero ha seguido creciendo. Muchísimo. Tiene mucha vida por delante. Es contagioso”, dijo Hartley.

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