SOCIEDAD

Bernasconi llega a juicio por inventar causas a ricos y famosos

A lo largo de tres meses, habrá un desfile de testigos estrella, empezando por Maradona y Coppola. El ex juez está acusado de ser el jefe de la asociación ilícita.

Acusado de ser el jefe de una asociación ilícita dedicada a inventar causas sobre narcotráfico contra ricos y famosos, el ex juez federal Hernán Bernasconi finalmente será juzgado a partir del próximo 13 de junio por el mismo Tribunal Federal que condenó a sus colaboradores. Por Retiro desfilarán entonces alrededor de 70 testigos mediáticos, entre los que estarán el dueño eterno de la número 10 de la Selección, Diego Armando Maradona, y su manager, Guillermo Coppola, uno de los personajes más enfrentados con Bernasconi. Además de las acusaciones por asociación ilícita, que prevé penas de al menos 5 años de cárcel, el ex magistrado deberá defenderse de las imputaciones en su contra por los delitos de “falso testimonio agravado” y “falsedad ideológica de instrumentos” en un juicio que durará unos tres meses.
“No seré el pato de la boda de este festín de corrupción”, sostenía con aire de intocable Bernasconi dos años y medio atrás, en una carta enviada desde Brasil, en tiempos en que su pedido de captura era un hecho. El 5 de noviembre de 1999 la Cámara de Senadores lo había destituido de su función como juez federal de Dolores al encontrarlo culpable por los cargos de “dictar fallos contrarios a la ley” y “mal desempeño en el ejercicio de sus funciones”, permitiendo que el juez Gabriel Cavallo, quien había impulsado en 1997 el pedido de juicio político, solicitara su detención a los funcionarios policiales de la Argentina e Interpol.
Los cargos que se le imputaron a Bernasconi en el Parlamento se basaron en las causas llevadas adelante por éste contra Coppola –la que hizo famoso al jarrón– y el ex futbolista de la Selección argentina, Alberto “Conejo” Tarantini. En esta última, los legisladores consideraron probado que el ex juez había cometido “errores gravísimos” en su tramitación y que tuvo “notorio desconocimiento de los efectos procesales” en la resolución de un expediente sobre una denuncia de la DGI. “Guillote” y Conejo debieron pasar varios días tras las rejas.
Sin embargo, previendo su destino de prisión, el destituido magistrado huyó días antes para purificarse en el santuario de San Camilo, en Río de Janeiro, un convento donde se mantuvo fugitivo por el lapso de tres meses con ayuda de un amigo religioso. Su detención, en manos de Interpol, obligó al juez Cavallo a retornar de sus vacaciones y solicitar su extradición, que se hizo efectiva cuatro meses después, en julio de 2000, cuando se lo trasladó desde la cárcel de Ponto Zero hasta el edificio Centinela de Gendarmería Nacional.
Esta vez Bernasconi no podrá evitar ser la estrella del banquete, ya que su pedido de excarcelación fue denegado por la Justicia a principios de este año. Y por los antecedentes, su futuro huele a encierro: cuando Bernasconi todavía gozaba de la inmunidad que le otorgaba su cargo como juez, los magistrados del Tribunal Oral Federal Nº5, encontraron culpables por distintos cargos al resto de los integrantes de la organización. Su ex secretario Roberto Schlagel fue condenado a 8 años de prisión, mientras que los policías bonaerenses cómplices recibieron penas de entre siete años y medio y seis años. Actualmente todos se encuentran en libertad condicional.

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Tras ser destituido, Bernasconi se fugó a Brasil de donde fue luego extraditado.
 
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