SOCIEDAD › CAMINO DIEZ HORAS EN LA MONTAÑA
PARA LLEVARLA AL HOSPITAL

El padre que salvó a su hija

La nena, de tres años, padecía un grave cuadro de desnutrición.El padre la envolvió en una frazada, subió a su mula y se lanzó a la montaña, junto a uno de sus hijos. Ahora la niña se recupera.

Avelino Vega puso la montura a su mula, Moneda. Afuera de su rancho hacía tanto frío como oscuridad, pero no se podía elegir el momento para la partida. Envuelta en una colcha estaba su hija Nelly del Carmen, de tres años, que pesaba diez kilos y se moría. Al menos ésa era la percepción de su mujer y sus once hijos restantes, por lo que junto a uno de ellos inició el viaje a Fiambalá, a cien kilómetros, donde hay un hospital. Diez horas después, tras soportar temperaturas bajo cero, llegaron a una ruta por donde pasó una combi que llevó a Avelino y a Nelly al hospital. Ella se recupera de un grave cuadro de desnutrición. El recibe constantes muestras de solidaridad del pueblo de Catamarca, conmovida ante la montaña de la pobreza que se puso ante sus ojos. En diálogo con este diario, el padre aseguró que “no pensaba que me iba a dar tanta ayuda la gente”.
Río Grande, en el departamento de Tinogasta, no tiene un río grande ni mirado con toda la indulgencia geográfica posible. Es inútil buscarlo en un mapa. Está ubicado sobre una quebrada de 40 kilómetros de largo, en medio de la cordillera de San Buenaventura, en el norte provincial. Allí nació hace 47 años Avelino, uno de los 50 habitantes que tiene el paraje. Entre ellos están sus 12 hijos y su esposa. “No tengo ningún trabajo. A veces ayudo a los vecinos o estoy como peón”, dijo el hombre a Página/12. Por lo demás, se dedica a “cuidar las cabritas” de su propiedad.
Ningún camino llega a su paraje, rodeado de montañas. “La única forma de salir es a mula, o a pie”, contó Avelino. Una parte del trayecto la hizo él sobre el lomo de Moneda, “con la nena en brazos envuelta en una colchita”, dijo el padre. A veces era su hijo quien iba en el lomo del animal, mientras Avelino los seguía a pie. Esa noche hizo tres grados bajo cero y una térmica de siete bajo cero. Cada tanto, combatían la oscuridad y calentaban a la nena “parando un rato y haciendo un fueguito”. Avelino y su familia viven en un lugar sin correo, sin posta sanitaria, sin médico y sin policía. En tiempos en que la globalización se vende como omnipresente, lo más parecido a un contacto con el mundo que tienen en Río Grande es “la radio que hay en la escuelita”, única presencia del Estado entre los pobladores. Por eso, como “veía mal a la nenita”, tan mal que parecía que no llegaba al día siguiente, el padre hizo “lo que siempre hacés cuando un chico se enferma”: salir de Río Grande.
No ven a su familia “desde el jueves pasado a las diez de la noche”, cuando empezaron la marcha. “A las seis y media llegamos a la carretera de Tatón (localidad lindante). Ahí ya vimos venir a la combi”, que los dejó en Fiambalá. Nelly quedó internada en grave estado, con un cuadro de desnutrición en grado dos, empeorado por una gastroenteritis aguda. Ahora la nena “está un poco más bien, se recupera”, dijo Avelino. Osmar Pollo, el médico por el que los Vega se arrojaron a la aventura, indicó que “está controlada, medicada y asistida. Está fuera de peligro”.
Nelly no es la más chica de sus hijos. Antes hay un varón de dos años y medio. El mayor tiene 22. Todos viven “en una casa que hice cortando árboles”, ilustró Avelino.
En Río Grande no tienen noticias de la movilización que causaron él y su hija. Su familia sabe que Nelly se recupera, porque en la mañana de ayer se comunicó por radio desde la municipalidad de Fiambalá con la escuelita, donde lo escuchaba su esposa. “No le conté cómo me están ayudando. Nada más le dije que la nena está bien”, afirmó el papá.
FM Libertad, una radio local, hizo una campaña entre sus oyentes para que hicieran donaciones destinadas a Avelino y su familia. Los vecinos de Fiambalá dieron dinero, ropas, alimentos no perecederos y bolsones de pañales. El padre no quiere más noches de sueño tiritando, por lo que recordó que “también necesitamos colchas y colchones”.
Desconoce cuándo volverán a Río Grande, pero calcula que Nelly deberá estar internada al menos una semana más. Un taxista ya se comprometió a llevar a padre e hija de vuelta a casa, al menos hasta donde pueda meterse con el auto. Sea cual sea ese lugar, ahí va a estar esperándolos Moneda con su lomo hospitalario.

Informe: Sebastián Ochoa.

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La familia Vega vive en Río Grande, en medio de la cordillera de San Buenaventura.
 
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