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La Cámara de Casación anuló el juicio de un caso de gatillo fácil

Un principal de la Federal fue condenado por matar al hijo de otro policía al que creyó un ladrón. Pero el fallo fue anulado por motivos técnicos. Ahora, todo el caso va a un nuevo juicio.

 Por Carlos Rodríguez

La causa por el homicidio de Cristian Robles, hijo de un policía federal que recibió diez balazos al ser confundido con un ladrón en un operativo realizado por personal de esa fuerza, volvió a foja cero en cuanto a la sentencia que había condenado a nueve años de prisión al principal Augusto Nino Arena, uno de los ocho agentes involucrados en el tiroteo, en el que también murió un presunto delincuente. La Sala I de la Cámara de Casación Penal dispuso la realización de un nuevo juicio oral por entender que adolece de fundamento técnico el fallo dictado en abril de 2001 por el Tribunal Oral 26 porteño. Los jueces de Casación dictaminaron que el nuevo tribunal –se debe decidir por sorteo quién toma la posta– debe dictar nueva sentencia y precisar los fundamentos que determinaron que Arena “no actuó en legítima defensa” y que cometió un “homicidio simple” en perjuicio de Robles. Si el nuevo tribunal mantiene la postura de que fue criminal el accionar de Arena, los jueces de Casación sostienen que deberían ser imputados también los otros policías que intervinieron. “Nosotros habíamos rechazado el fallo contra Arena, porque la pena era muy baja y porque no se había juzgado a los otros policías; ahora esperamos que se profundice la investigación y que se castigue a todos los que tiraron esa noche”, dijo a Página/12 Carlos Alberto Robles, sargento de la Federal y padre de Cristian, de 26 años. En la causa está probado, incluso por los dichos de Arena, que Cristian estaba desarmado y era ajeno al operativo, realizado por dos brigadas de la Federal con la supuesta intención de detener a tres ladrones que el 3 de diciembre de 1997 habían robado una pizzería ubicada en José C. Paz 3412, en Parque Patricios. Cuando dos de los ladrones escapaban hacia la calle Pepirí, Robles pasó por allí ignorando la situación, quedó en medio del procedimiento y murió baleado, igual que Andrés Duarte, uno de los presuntos ladrones.
En Pepirí al 600 quedaron las huellas de unos 40 balazos. Robles y Duarte recibieron diez impactos cada uno. Dos de las balas que mataron a Robles fueron disparadas por Arena. No está probado que Duarte haya disparado. Los policías afirmaron que disparó antes que ellos, pero no aparecieron las vainas servidas que deberían haber quedado sobre la vereda donde cayó muerto. La pistola que supuestamente llevaba Duarte apareció junto al cuerpo, pero nunca fue peritada. A pesar del vendaval de balas, los otros dos supuestos ladrones escaparon, sin sufrir herida alguna. Se encontró la pistola que habría llevado uno de los prófugos, pero nunca se tomaron huellas para identificar al supuesto ladrón.
El tribunal 26, integrado por Patricia Llerena, Manuel García Reynoso y Marta Yungano, concluyó en abril de 2001 que Arena “actuó dolosamente” y cometió “homicidio simple” al matar a Robles. Lo que no pudo determinar es si se trató de “una ratonera o no, si las brigadas estaban esperando para actuar en vez de prevenir” el robo. Varios de los policías se ocultaron en una heladería y esperaron hasta que se consumara el delito. Cuando el caso llegó a juicio, el único acusado era Arena, pero se especulaba con la posibilidad de una “ratonera”, como se llama a la emboscada policial destinada a ejecutar a un ladrón. En el fallo dejado ahora sin efecto se ordenó investigar al principal Néstor Gago y a los sargentos Jorge Pérez y Hugo Gorosito, por su posible “participación criminal” en el hecho.
La Sala I de la Cámara de Casación Penal, integrada por Alfredo Bisordi, Liliana Catucci y Juan Rodríguez Basavilbaso, declaró nula la sentencia porque tiene “marcadas divergencias en la doctrina” a los efectos de establecer si hubo o no “legítima defensa” en el accionar de Arena. Luego de citar opiniones de tratadistas, a favor o en contra de contemplar como legítimo el accionar policial aunque se produzcan muertes inocentes, los jueces de Casación cuestionaron que el tribunal 26 haya prescindido de “la debida consideración de las circunstancias que rodearon la muerte de Andrés Daniel Duarte, así como el tiroteo con otra persona que huyó”. Los miembros de la Sala I de Casación entienden que determinar si Duarte disparó o no contra los policías está “indisolublemente ligado” al esclarecimiento del caso. “Si no hubo agresión inicial por parte de los delincuentes, no podrán tenerse en cuenta, de seguro, justificantes ni exculpantes” que sirvan para excusar a los agentes sino que, por el contrario, “debería extenderse la responsabilidad de los policías”. En cambio “si la agresión (de los ladrones) existió, debe incidir, sin duda, en la formulación del juicio”, en favor de los argumentos de la defensa de Arena para justificar que actuó en “legítima defensa”.
Robles padre confía que en el nuevo juicio “se va a juzgar a todos”. El nuevo tribunal oral designado recibirá la causa original, a la que deberían agregarse informes complementarios del juzgado a cargo de Mónica Berdión de Crudo. Desde abril de 2001, ese juzgado tendría que haber profundizado la investigación sobre la posible participación en el crimen de Gago, Pérez y Gorosito, junto con Arena.

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Los padres de Cristian Robles esperan que en el nuevo juicio se condene a los otros policías.
 
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