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En un episodio que para los investigadores tiene características poco claras, un comerciante de la localidad de Wilde fue asesinado de un balazo en la cabeza por un delincuente que abordó su auto y le robó 170 pesos. La víctima estaba acompañada por su socio –quien no fue asaltado ni agredido físicamente–, que logró escapar. Los investigadores no descartan ninguna hipótesis, ya que consideraron que se trata de “un caso extraño”.
El hecho ocurrió en la noche del miércoles, cerca de las 20.30, cuando Carlos Gómez, de 58 años, y Gustavo Rodríguez, de 30, dueños del local Sanitarios Avellaneda, cerraron el comercio situado en Mitre al 5500 y se encaminaron hacia el Peugeot 307 azul de uno de ellos, estacionado a pocos metros. Pero antes de llegar a abordar el vehículo, los comerciantes fueron interceptados por un delincuente armado que los obligó a subir al auto y se los llevó cautivos.
Según relataron fuentes policiales, mientras Rodríguez manejaba, su socio iba en el asiento trasero con el ladrón, quien le ordenó al conductor desplazarse rumbo al Acceso Sudeste.
Al llegar a la calle Pirán, entre Tres Arroyos y el Acceso Sudeste, el delincuente obligó al conductor a detener la marcha y le ordenó que se pusiera la cabeza entre las piernas. En tanto, en el asiento trasero, le sacó a Gómez los 170 pesos que tenía en un bolsillo, luego le efectuó un disparo en la cabeza y huyó con los teléfonos celulares de ambas víctimas.
A los investigadores les llamó la atención que a Rodríguez no le exigiera la entrega de dinero y que sólo le pidiera las llaves del automóvil para evitar que lo siguiera. “Se trata de un caso muy extraño, de características muy singulares, que no permiten descartar ninguna hipótesis”, reconoció uno de los investigadores.
Poco después, la policía llegó al lugar alertada por vecinos y encontró a Rodríguez en estado de shock, mientras que Gómez sobrevivió agonizante hasta que llegó la ambulancia que lo trasladó al Hospital de Wilde, donde recibió las primeras curaciones. Luego, fue llevado a la Clínica Trinidad, donde murió.
Esta mañana, el encargado del comercio de la víctima dijo que se enteró de lo ocurrido y que el socio de Gómez está bien, ya que no fue agredido. Además recordó que el comercio de sanitarios, que fue abierto en el año 1990, fue asaltado varias veces, aunque en ninguna de las oportunidades Gómez estuvo presente.
La víctima fatal estaba casada y tenía dos hijas. Después del hecho, el negocio permaneció cerrado por duelo. Allí se congregaron empleados y vecinos que relataron que Gómez era una persona que “siempre estaba dispuesta a dar una mano”. “Lo conocíamos desde el ’90, cuando empezó a dedicarse al rubro de sanitarios”, subrayó uno de los ellos.
Lo ocurrido fue denunciado en la comisaría 5ª de Avellaneda, donde se instruyeron actuaciones por “homicidio calificado y privación ilegal de la libertad”.