Jueves, 23 de marzo de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › EL SECRETARIO DE SALUD PORTEÑO DEFINIO SUS OBJETIVOS
Donato Spaccavento quiere reducir al máximo las internaciones en hospitales psiquiátricos. Un estudio revela que en el Moyano la mitad de las internas están en condiciones de ser externadas.
Por Eduardo Videla
“Quisiera que se recuerde mi gestión como la que terminó con los manicomios en la ciudad de Buenos Aires”, dice Donato Spa-ccavento, secretario de Salud porteño. Virtualmente confirmado en el cargo de ministro del área por el jefe de Gobierno, Jorge Telerman, el funcionario planea, para los 19 meses que le quedan de gestión, el incremento de la planta de profesionales en el área de salud mental. “Entre enero y febrero incorporamos 600, y vamos a llamar a concurso para cubrir puestos en los centros de salud, profesionales especializados en salud mental comunitaria, para que actúen en prevención: no queremos llenar los centros de salud de psicólogos y psiquiatras que hagan diván.” También asegura que incorporará odontólogos y equipamiento en los centros barriales para mejorar la atención en salud bucodental.
Spaccavento –que tiene una hermana desaparecida– asegura que quiere llevar su militancia por los derechos humanos al área de la salud: “Acá también tiene que haber un Nunca más. Cuando uno fue agredido sistemáticamente por el Estado, como lo sienten muchos ciudadanos de la ciudad, es muy difícil que alguien confíe su salud al Estado, va al hospital de última. Hay que romper esa barrera que se generó entre el Estado y la gente”.
–¿Qué resultados obtuvo en tres meses la intervención en el Moyano?
–Se han acelerado mucho las obras y la confianza de la gente hace que siga habiendo denuncias de irregularidades. Se afianza la posibilidad de trabajar con la libertad. Además, hicimos un relevamiento de las 1100 pacientes, con profesionales del Moyano y de otros hospitales de la ciudad, se hicieron exámenes clínicos, radiológicos, de laboratorio, psicológico y de habilidades sociales, un trabajo de todo el sistema. La conclusión más valiosa es que casi el 50 por ciento de las pacientes están en condiciones de ser externadas, lo que sería un paso importante. Con la colaboración de la Secretaría de Desarrollo Social y otras áreas del gobierno de la ciudad estamos intentando la adquisición de dispositivos habitacionales para que la gente que sea externada vaya a un lugar digno y pueda resocializarse, porque está comprobado que la resocialización es la mejor terapéutica para los pacientes con trastornos mentales severos.
–¿Esas pacientes están en condiciones de vivir en forma autónoma?
–El Estado va a tener un control estricto de ellas, no es que los abandonamos en una casa. Según su habilidad social, su capacidad de autodeterminarse, van a tener distinto tipo de asistencia y control. Va a haber tratamientos ambulatorios, a domicilio, en hospitales de día y vamos a fortalecer la estructura de los talleres protegidos como un lugar donde tienen la posibilidad de aprender un oficio. Vamos a fomentar la creación de nuevos talleres protegidos y trabajar junto con las ONG que tengan experiencia en socialización de pacientes con trastornos mentales severos.
–Le queda un año y medio de gestión. ¿Qué objetivos quiere tener cumplidos cuando deje su cargo?
–Primero, el fortalecimiento de la atención primaria y la accesibilidad a la salud. Segundo, hacer más humano al hospital público, anular las colas de los hospitales, que haya más turnos. Y en salud mental, la aplicación de la ley 448. Me gustaría que la gente se acordara de mí diciendo: “El Tano Spaccavento pasó a la gente de los manicomios a la comunidad”. Quiero que desaparezcan los manicomios de la ciudad de Buenos Aires. Si lográramos ese objetivo me sentiría conforme con mi paso por el gobierno de la ciudad.
–Usted dice que quiere eliminar los manicomios, pero está invirtiendo una fortuna para remodelar el Moyano.
–Yo no era secretario cuando se decidió eso. Si me hubieran consultado, hubiera hecho el mismo planteo que usted. Hay que transformar al Moyano en un hospital de internaciones breves. Los pabellones que se están arreglando van a ser utilizados para otras áreas del sector salud. Mal no vienen.
–¿Hay personas internadas con juicios de insania fraudulentos?
–Hay de todo. Hablé con una señora a la que una sobrina le pidió a la Justicia que la declararan insana y está desde hace 20 años en el hospital. La sobrina y el curador se quedaron con la casa, el campo, el negocio. No sé en qué proporción pero hay muchos casos. Es un tema judicial, y espero que el ministro de Justicia nos dé una mano con esto. En el (hospital infanto-juvenil) Tobar García hay muchos chicos que están dados de alta médicamente, pero los jueces no responden y entonces siguen internados y se produce un hacinamiento.
–¿Qué otros programas tienen en materia de prevención?
–Hicimos una experiencia piloto con el programa “Buenos Aires te cuida”, para la detección y prevención de lo que se llama síndrome metabólico, que es la primera causa de muerte después de los accidentes en la ciudad de Buenos Aires, que se produce por la combinación de colesterol alto, diabetes, sobrepeso, y deriva en infarto agudo de miocardio, enfermedades cerebrovasculares o cardiovasculares. Los fines de semana, en la Costanera Sur y frente al Rosedal, a la gente se le hacen estudios en forma gratuita, y en el mismo momento saben el nivel de colesterol, de glucemia, de presión arterial. Así detectamos a dos personas que se fueron a internar directamente al Argerich. También estamos trabajando en salud bucodental, que es un tema olvidado en la salud pública de la ciudad. Estamos haciendo concursos para odontólogos en los centros de salud e instalando equipamiento para que dejen de ser sacamuelas y puedan hacer prevención y reparación precoz del daño.
–¿Cómo piensa hacer para que la comunidad se acerque al sistema de salud?
–Una manera es que el mantenimiento de los edificios de los centros de salud lo hagan cooperativas de los propios vecinos. En lugar de pagarle a una gran empresa, que no está comprometida con ese centro de salud y va a cobrar mucho más, generamos trabajo genuino. Otra manera es con el 0800 333 7258, que estamos poniendo en marcha para recibir quejas, sugerencias y denuncias las 24 horas del día. Se va a dar una respuesta, se van a investigar las denuncias. Sabemos que los excluidos no tienen teléfono ni Internet. Ahí tiene que llegar el Estado. La gente va al centro de salud cuando se enferma. Es un centro de enfermedad, eso no sirve, nuestro proyecto es diferente.
–¿Por qué el Estado porteño pone 8 millones de pesos para financiar la crisis del Hospital Francés?
–Lo que está haciendo la ciudad es cumplir con la ley que habla de un sistema de salud integrado. Nosotros no vamos a subvencionar al Hospital Francés. En primera instancia vamos a pagar los sueldos atrasados a los trabajadores del hospital, todos los que tienen relación de dependencia. Estamos trabajando con Nación para buscar una figura que se encargue de la administración de las entidades sanitarias de comunidades, no solo del Francés, sino del Español, del Italiano, del Alemán. Porque al crearse como sociedades cayeron en sucesivas estafas y terminaron en las condiciones en que están. Creemos que el Francés, debe ser viable, pero todos tendrán que hacer un esfuerzo, incluidos los trabajadores, porque así como está no es viable. Con un gerenciamiento ordenado, por parte del Estado, se podría salvar.
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