SOCIEDAD › PARA LA JUSTICIA, MOSTRARSE DESNUDO EN LA WEB ES LEGAL

El cibernudismo no es delito

Un juez resolvió que una chica de 19 años que se desnudaba frente a una cámara web no cometía ni era víctima deningún delito.

Desde ahora, y hasta que otro fallo diga lo contrario, mostrarse ante una cámara web sin otra cobertura que uno/a mismo/a no es punible porque no hay delito. Siempre y cuando se trate de un mayor de 18. Tal es el fallo de un juez de instrucción que dispuso que una chica de 19 años que se desnudaba en una línea de chat porno no cometía delito ni era víctima de ello, ya que la chica era mayor de edad, quería mantener esa ocupación y nadie la obligaba a hacerlo. La denuncia fue presentada por la madre, hace un año, luego del asesoramiento de diferentes organismos que la fueron orientando. El juez Roberto Ponce, subrogando el juzgado 6 porteño, fue quien firmó el fallo, afirmando que “exhibir el cuerpo en Internet no está punido ni afecta ningún bien jurídico”. También rechazó un pedido del fiscal de Cámara Norberto Quantín, quien solicitó que antes de desestimar la causa se citara a la joven para escucharla. Ponce sostuvo que “no hay justificación alguna, porque podría constituir un trato denigrante hacia su persona cuando no es imputada ni víctima de delito alguno”.

El caso fue llevado ante la Justicia en abril de 2005. La madre de la joven, una mujer ucraniana de escasos recursos, con algunos antecedentes de violencia intrafamiliar y algunas dificultades en el idioma, se mostró preocupada porque una de sus hijas había comenzado a participar en un canal de chat porno, en el que mantenía conversaciones de tono erótico o se desnudaba ante la cámara a pedido de la clientela.

La preocupación tomó cuerpo el año pasado, en abril. La mujer dijo que desde hacía cuatro meses su hija trabajaba en la página porno. Según el fallo de Ponce, la propia denunciante había asegurado que su hija “no era obligada a permanecer en dicho lugar –ubicado en la calle Charcas al 5100, entre Bonpland y Fitz Roy, en el barrio de Palermo–, donde tenía un horario de trabajo y una vez finalizado el mismo se retiraba a su domicilio”.

No está demasiado claro a qué edad comenzó a desnudarse ante la cámara, porque el único dato aportado por la madre fue que cuatro meses antes de presentar la denuncia se había enterado de lo que hacía su hija, pero aparentemente desconocía desde cuándo. Sólo le había dicho que estaba dispuesta a modelar y que iba a recibir un sueldo.

En la actualidad, el lugar físico donde funcionaba el chat y donde la joven conversaba por medio de un teclado y se mostraba desnuda ante una cámara no existe más. En aquel momento, la madre buscó ayuda en alguna organización. Con dificultades en el idioma castellano, se puso en contacto con Missing Children. Allí, su titular, Susan Murray, le recomendó que se dirigiera al Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. “Se trató de una madre que nos pedía ayuda –señaló María Elena Naddeo, titular del Consejo–. Acá llegan muchas denuncias sobre pornografía y prostitución infantil y de menores, a través de la línea 102. Desde el 23 de agosto pasado, se hicieron 118 denuncias, de las cuales 68 las desviamos a la Oficina de Asistencia Integral a la Víctima, que depende de la Procuración General de la Nación. Después se determina si existe o no delito para que intervenga la Justicia.”

Pero el caso que presentó esta madre era diferente, porque su hija era mayor de edad y, según ella misma reconocía, no realizaba esa actividad obligada por terceros. Cuando llegó a la Oficina de Asistencia, se presentó la denuncia ante la Justicia para determinar si existía o no delito. Un año más tarde, el juez Roberto Ponce determinó que la joven no era víctima de ningún delito y no cometía falta alguna al desnudarse ante las cámaras de Internet.

El trabajo de la joven, dijo el juez, “no está punido y no afecta ningún bien jurídico”. Agregó que, por lo tanto, “no corresponde que el derecho penal avance mediante actos procesales en el ámbito de su libertad individual”. También sostuvo que “no hay justificación alguna” para hacer concurrir a la joven a declarar a la fiscalía, porque consideró que “podría constituir un trato denigrante hacia su persona cuando no es imputada ni víctima de delito alguno”.

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Para el juez, la chica era mayor y quería tener esa ocupación.
Imagen: Daniel Jayo
 
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