No fue un acto más. Se notó en el clima previo y lo hicieron notar los propios oradores. En el Salón Blanco de la Casa Rosada estaba el Gobierno en pleno: el Presidente, todo el gabinete y los presidentes de las dos Cámaras del Congreso. Entre el público, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, militantes de derechos humanos, funcionarios, ex funcionarios y uniformados. Todos para retribuir grado y honores a dos militares y homenajearlos por sus tributos democráticos. El coronel Juan Jaime Cesio, a quien la dictadura sancionó por “deshonor e indecoro militar” después de criticar el “secuestro, la tortura y los asesinatos” de las juntas militares y por haber marchado junto a las Madres antes que la dictadura cayera. El otro fue el coronel Martín Rico, asesinado mientras investigaba a la banda paramilitar Triple A que anticipó los métodos asesinos que luego asumirían los propios militares que usurparon el poder. Ahora, ambos serán ascendidos a generales de la Nación.

El presidente Néstor Kirchner acababa de firmar ante todos la retribución de su grado de coronel y el pliego de condiciones que elevará al Senado para su ascenso a general de Brigada. Desde el atril, Cesio se mostró emocionado y agradecido. “Me siento realmente abrumado por el afecto que todos ustedes me transmiten: buena onda, dicen los chicos. ¿Cómo retribuirlo? Intento hacerlo con el más vivo agradecimiento a quienes peticionaron por mí durante 30 años”, dijo el coronel que volvía a lucir oficialmente su uniforme después de tres décadas y extendió el agradecimiento al presidente Kirchner, la ministra de Defensa, Nilda Garré, y al comandante del Ejército, Roberto Bendini.

Después arrancó aplausos cuando comenzó a nombrar a muchos “de los que les hubiera gustado estar aquí y ya no están”: el general Raúl Carcagno, al capitán (Luis) D’Andrea Mohr; Conrado Storani y “al maestro” Alfredo Bravo. Rindió homenaje a las víctimas de la dictadura militar, expresó su solidaridad con los familiares y no escatimó elogios para Martín Rico, a quien tuvo bajo su propio mando. Pero Cesio tampoco dejó a un lado su desprecio por la dictadura: “Los represores ganaron lo que llamaron guerra, pero perdieron la paz. Mataron, torturaron, capturaron niños, discriminaron, se apoderaron de vidas y haciendas como señores feudales, los convirtieron en esclavos de la gleba por afán de poder, ambición sin freno y desprecio con sus conciudadanos”, señaló.

Garré, a su turno, repasó el currículum de los dos militares homenajeados. Recordó que Rico fue asesinado mientras investiga la “siniestra” Triple A y su mentor José López Rega, y que el Ejército le negó su ascenso post-mortem porque no consideró su asesinato como un “acto de servicio”. De Cesio, la ministra también resaltó sus virtudes y ratificó el ascenso a generales de ambos.

“Tenemos que hacer esto para que en la Argentina no pueda ya decirse que el héroe es condenado y el dictador, con las manos manchadas de sangre, resulta juez”, dijo Kirchner, para dejar en claro que la reivindicación de Cesio y Rico no se trataba sólo de un acto protocolar y un atributo de su Gobierno. “Esta reparación es un acto de estricta justicia y que no hemos perdido la capacidad de distinguir el bien del mal, lo que es honorable y lo que no lo es. Queremos poner fin a los códigos del silencio que subordinan todo al ocultamiento de la verdad. Corriendo este velo, sabemos que contribuimos a evitar que los verdugos se mezclen con los inocentes y se oculten detrás de las instituciones. Con verdad, con memoria, con justicia, con castigo a los culpables, poniendo las cosas en su justo lugar, echaremos los cimientos para poder construir un país más justo”, remarcó el Presidente.