SOCIEDAD › PARA EL SENASA, AHORA LA MUTILACION DE LAS VACAS LA PRODUCE UN RATON
Un sospechoso rojizo y hocicudo
Según los resultados de la investigación, las vacas murieron por causas naturales y los carroñeros atacaron los cuerpos. El ratón “hocicudo rojizo” haría los cortes cuya imagen dio inicialmente la impresión de un instrumento quirúrgico. Por eso ahora el Senasa descarta la participación humana.
La vaca yacía ahí, en medio del campo, recién muerta. A su alrededor, varios animales predadores hacían de las suyas, sin sospechar siquiera que estaban siendo filmados. Entre ellos, un ratón de hocico alargado y pelaje rojizo llamó la atención de los investigadores que habían organizado el ‘simulacro de mutilación’. Para el Senasa, el misterio de las extrañas muertes queda aclarado con el informe que la Universidad Nacional del Centro presentó ayer en sociedad, que cambia rotundamente la idea sostenida por el organismo en una primera etapa de la investigación. Los estudios ahora demostraron que los decesos de los animales se produjeron por causas naturales y que luego los cadáveres fueron atacados por distintos carroñeros que se comieron sus órganos. Pero la actuación estelar del ratón conocido como ‘hocicudo rojizo’ fue la que provocó los cortes, calificados en un comienzo como tan precisos que parecían haber sido hechos con algún instrumento quirúrgico.
Bernardo Cané se ve contento. Dispone de un estudio científico serio para contraponer a las miles de versiones superpuestas sobre la mutilación de animales, que se denunció desde Santiago del Estero hasta Río Negro. “Descartamos a los marcianos, al pombero y otras tradiciones rurales argentinas”, bromea el titular del Senasa. Y explica que las muertes se comprobaron naturales, ya que “pudo dejarse de lado la acción humana al no encontrarse efectos de ningún narcótico”.
Los investigadores de la Universidad del Centro (Unicen) y del INTA de Balcarce decidieron repetir lo que creían que había sucedido con las vacas. “Así quedó demostrado, incluso está filmado, que aparecían estos animales tan simpáticos y comían de ellas”, dice Cané. Para reforzar aún más el descubrimiento, se cazaron algunos de los ratones “y en cautiverio se les dio de comer los restos de vacas y también se los devoraron”.
El informe está basado en 30 casos de vacas procedentes de 15 establecimientos agropecuarios de Olavarría, Tandil, Tres Arroyos, Coronel Pringles, Coronel Dorrego y Balcarce. De éstos, diez fueron “animales frescos”, es decir, con menos de 48 horas de muertos, lo que permitió arribar a un diagnóstico más claro a través de la necropsia. “Los fallecimientos se produjeron por enfermedades infecciosas, carenciales o neumonías”, comenta a este diario el decano de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Unicen, Alejandro Soraci.
La acción de los depredadores, sobre todo de los ratones de la especie Oxymycterus, se observó nítidamente con el microscopio. “Bajo la lupa se ve que los cortes son irregulares y que no hay cauterización –sigue Soraci–. Faltan órganos y los tejidos se encuentran desgarrados”. Justamente son los análisis de laboratorio los que sustentaron el cambio de postura oficial del Servicio Nacional de Sanidad Animal (Senasa) que, en un comienzo, había dicho que los carroñeros no podían ser los causantes de las mutilaciones y que éstas eran “intencionales”.
“Aparecen bordes irregulares en los cortes y cuando se toman los huesos también se ven las marcas de los roedores”, indica Cané. El primer estudio de la misma universidad, publicado por Página/12, había trabajado sobre animales con entre cinco y siete días de muertos “lo que nos había llevado a pensar en acciones humanas, que ahora rechazamos”, sostiene el titular del Senasa.
Si bien el hocicudo rojizo no fue el único responsable de las mutilaciones -también zorros, peludos y otros carroñeros fueron vistos actuando sobre los cadáveres–, su comportamiento despertó el interés de los investigadores. “La dieta de los ratones normalmente es de lombrices e insectos, pero evidentemente ha ocurrido un cambio en este hábito”, plantea Ofelia Tapia, toxicóloga de la Unicen.
Pero las mutilaciones que sobrepasaron, por lejos, los 100 casos en más de ocho provincias –e incluso en los últimos días se vieron en Uruguay– continúan siendo objeto de investigación por parte de dos universidades: la de Río Cuarto, en Córdoba, y la de General Pico, en La Pampa. Desde allí hay algunas dudas sobre el informe oficial, porque no se explican la presencia de este roedor en todo el mundo, teniendo en cuenta que hubo casos similares en Estados Unidos y PuertoRico. Por ahora comprobaron que las muertes no están relacionadas con enfermedades infectocontagiosas. El próximo paso será realizar un ensayo similar al que se hizo en Tandil, mientras se aguardan los resultados de los estudios toxicológicos.
“Si aparecieran evidencias en contrario de estas conclusiones estaríamos dispuestos a recibirlas, porque uno no está cerrado”, aclara Cané. Y hace hincapié en que este estudio circunscribe los resultados a los casos analizados. En el resto, todavía quedan muchas incógnitas.
Producción: Romina Ruffato.