Miércoles, 2 de agosto de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › EN SAN NICOLAS, TRES PRESOS MOLIDOS A PALOS
Por Horacio Cecchi
Nueve guardias penitenciarios y una de las autoridades del Penal 3 de San Nicolás fueron denunciados por tres presos del pabellón 3, quienes los responsabilizaron de haberlos atacado a golpes, baleado en la pierna a uno de ellos y molido a palos, acuchillado y arrojado por la escalera a otro. Este último era nada menos que el preso encargado del pabellón, en teoría enfrentado a los otros dos internos. Lo curioso es que tanto el supuestamente mimado por las autoridades como los dos supuestamente enemigos del mimado coincidieron en declarar lo mismo ante el juez Héctor Lescano: “Los guardias nos cagaron a palos”. El defensor general Gabriel Gannon presentó por los tres un hábeas corpus preventivo.
El domingo pasado, después de las visitas, los presos sin condena Gutiérrez y Bogado regresaron a su celda, la 142 del pabellón 3, y descubrieron que les habían robado objetos. Protestaron airadamente y se toparon con Vacarini, el preso “dueño” del pabellón. “Si quieren saber de sus cosas van a tener problema conmigo”, les advirtió Vacarini. Según la declaración de Gutiérrez y Bogado, al rato pidieron que les abrieran la puerta de la celda para hablar por teléfono con la idea de cruzarse a los baños donde el “dueño” del 3 se estaba duchando. Y les abrieron.
Antes de llegar al final habrá que preguntarse cómo robaron objetos de una celda cerrada con una llave que sólo posee la guardia. Y por qué la guardia abrió después la puerta al dúo para tomar venganza. Todo toma color si se piensa que Vacarini tenía las horas contadas como encargado y los otros dos encajaban en la figura de “perejiles necesarios”.
El dúo encaró hacia la ducha, pero a Gutiérrez lo agarraron los guardias en el camino y lo molieron a palos. Las suelas marcadas en su cuerpo fueron corroboradas por un médico. Bogado, en cambio, logró llegar a la ducha. Pero antes de trenzarse con Vacarini, se abrió la reja y entraron 9 penitenciarios. Bogado todavía tiene la lengua trabada del pánico que le agarró después de la tunda. Además, uno de sus muslos muestra la marca de un escopetazo. Vacarini fue el que la pasó peor. Fue apuñalado en una pierna y atravesado en una axila. Según su declaración, lo reventaron a trompadas, lo tiraron por una escalera y quedó inconsciente. Cuando despertó estaba en el despacho “del jefe Cruz”, que también le dio lo suyo y después lo devolvió a su celda, previa revisión médica para confirmar que respiraba. Al otro día, vomitando sangre, fue enviado al hospital con el hígado destrozado. Al día siguiente, el diario El Norte publicaba una versión que apuntaba contra los dos peligrosos presos agresores. La versión, con uniforme, dejaba de lado un detalle: que los tres presos supuestamente enemistados coincidieron ante el juez Lescano en acusar a los guardias del penal y en sostener que, después de todo, en el SPB la cama la hacen las autoridades.
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