Con paraguas abiertos en plena tarde de sol, los empleados del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) reclamaron que el Gobierno acelere el paso de ese organismo al “ámbito civil, científico y tecnológico”. Así estuvo hasta el golpe de Estado de 1966, cuando pasó a la Fuerza Aérea con la llegada al poder del general Juan Carlos Onganía. A 40 años de aquel episodio, los trabajadores civiles del SMN piden “respeto a la trayectoria, a la experiencia científica y profesional”, y que los cargos dentro del organismo no se entreguen a militares, “a dedo y sin preparación académica”. Además de desmilitarizar la institución, otro de los objetivos de los empleados es que el SMN pase a depender de la Secretaría de Medio Ambiente.

La llamativa protesta, que duró poco más de una hora, comenzó a las 15, y se realizó en la puerta de las oficinas del SMN, en 25 de Mayo 656 y 658, en el microcentro porteño. Los mismos empleados lo llamaron “el paraguazo”, porque todos los trabajadores civiles del organismo que acaba de cumplir 134 años, el pasado 4 de octubre, tenían uno abierto. Bajo la sombra o al sol, daba igual. El sentido del paraguas era otro. “Hay países que ya están estudiando la manera de hacer llover artificialmente, y en Argentina sólo puede pasar una cosa así con los bomberos de La Boca”, ironizó Juan Manuel Höler, presidente del Centro Argentino de Meteorología (CAM), en alusión al mal estado del organismo en la actualidad.

Antes de que comenzaran a hablar los oradores, entre los que se encontraba Erique Piñeyro, director de Wisky Romeo Zulu y Fuerza Aérea SA, los bomberos de La Boca estaban preparados con una pequeña autobomba para que la protesta fuera más simbólica aún: la idea era provocar una lluvia artificial. Pero la Policía Federal lo impidió porque “se podía afectar a personas que nada tenían que ver con el acto”.

“Queremos apurar los trámites para estar bajo la órbita civil y para que pasemos (el SMN) a depender de la Secretaría de Medio Ambiente y no del Ministerio de Defensa, como es en este momento”, explicó Höler, y agregó: “Hace 20 años que estamos en democracia y no se entiende por qué el SMN sigue dependiendo de las Fuerzas Armadas”. Algunos de los empleados del organismo fundado por Sarmiento en 1872 que estaban de turno se asomaron por las ventanas del sexto piso y se sumaron a sus compañeros con una simbólica apertura de paraguas, ahora desde la altura.

Por su parte, el cineasta y ex piloto Enrique Piñeyro aseguró que “el traspaso de la institución a manos civiles debe ser limpio”. “No quiero ni políticos ni brigadieres al mando. Quiero meteorólogos y los pilotos sabemos lo importante que es eso. La idoneidad profesional tiene que volver a ser un requisito para ocupar un cargo”, apuntó el director, quien además aprovechó para volver a denunciar la situación laboral de los controladores de las torres: “A ocho semanas del estreno de la película (Fuerza Aérea SA), hay un brigadier imputado y no pasa nada. Los controladores siguen cobrando en negro y sufriendo amenazas de todo tipo”. “Se comete un delito de cara a los tres poderes y a la sociedad –se quejó–, y nadie dice nada. No sé más qué hacer. No puedo entender cómo se sigue igual, porque lo que se ve en la película pasa hoy”. Otras de las personas que subieron al escenario fue la vicedecana de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Carolina Vera. Para la docente, la degradación del SMN “es el resultado de la intervención militar”. “Desde la facultad estamos preparados para colaborar con esta refundación del SMN”, aseveró.

“A fines de los ’60 había 274 estaciones meteorológicas en todo el país, en la actualidad hay 11; falta monitoreo del grave retroceso de los glaciares y de la nieve; no se ha avanzado en la aplicación de las modernas técnicas para advertir al público sobre las catástrofes derivadas de vientos, lluvias intensas y granizo; y no existe seguimiento de la calidad de los pronósticos”, denunciaron los empleados civiles de la institución.

Informe: Luciano Zampa.