Miércoles, 7 de febrero de 2007 | Hoy
Tiene quince años y el 2 de enero desapareció de su casa, en Río Cuarto. La llevaron a un prostíbulo de Mendoza, donde había otras menores. Logró huir, volvió a su casa y acusa a una vecina.
Los gritos de las niñas encerradas en el prostíbulo de Mendoza resuenan todavía en sus oídos. Daniela R., la joven cordobesa que había llegado allí por la fuerza, sólo llegó a entrever lo que era ese infierno. Una pesadilla que duró dos semanas y de la cual despertó cuando por un descuido de sus captores logró escapar y correr hasta ponerse a salvo. Todavía no puede estar tranquila. Sus atacantes están libres, pese a que la propia víctima pudo identificar a quienes la tuvieron privada de su libertad y la trasladaron a Mendoza para venderla al mejor postor para que ejerza la prostitución.
Ahora ella se siente protegida. Está con su mamá, en una vivienda humilde del barrio Obrero, de Río Cuarto. Ella acusa a una vecina, identificada como Luisa Bravo, a quien en la zona se conoce como “La Tía”. El 2 de enero, relata, esa mujer la habría encerrado en su casa y luego la llevó a Mendoza. Ese día comenzó el calvario tanto para Daniela como para su madre, Delia Petrona Ríos, que no sabría nada de su hija hasta el viernes pasado, cuando fue encontrada en una casa del departamento de Las Heras, en Mendoza. Justo ese día se cumplía un mes de su desaparición.
Fue la misma víctima la que contó los detalles de su cautiverio ante al juez de Menores de Río Cuarto, José Varela Geuna, a cargo de la denuncia por averiguación de paradero. “Me tenían encerrada con candado en una piecita sin luz. Me pasaban agua y comida por la ventana, y como no tenía baño me daban un balde”, contó la chica. Estaba a la vuelta de su casa.
Su estadía duró el tiempo necesario para conseguir el dinero para dos pasajes. El primer destino: la provincia de San Luis. “Me metió de los pelos en un remís, me puso un bolso arriba para que no me vieran y fuimos a la terminal, donde tomamos un colectivo”, relató. Para la Justicia cordobesa, se estaba ante un caso de averiguación de paradero hasta que un entredicho generó la sospecha de que había algo más grande. El cambio en la causa surgió por una pelea entre la mujer acusada y su novio, conocido como el “mendocino”. Según fuentes judiciales, el hombre, frente a un policía, le había recriminado que ella era quien se había llevado a la chica que estaba buscando.
La odisea de la joven continuó en San Luis. Allí, la mujer se habría encontrado con el “mendocino” y los tres habrían viajado a Mendoza. Al principio, siempre según el relato de la chica, el encargado de un sauna se habría negado a pagar por ella por ser una menor de edad. Después la llevaron a otro prostíbulo donde la operación se habría cerrado en tres mil pesos.
En una distracción de sus captores, la joven entreabrió una puerta del sauna y descubrió lo que ocurría allí. “Cuando abrí la puerta, estaba lleno de chicas de 12 años, de 13, de 14, de todas las edades, y en el momento que se distrajeron un cachito yo me fui”, relató.
El descuido la liberó de ese infierno y el miedo la impulsó a correr sin parar por horas. “Empecé a correr y, ¿viste cuando ya no das más para seguir?, bueno, yo seguía”, relató Daniela al diario El Puntal de Río Cuarto.
La ayuda provino de un joven mendocino que la albergó en su casa y la ayudó a comunicarse con su madre. Su estadía en la casa de este hombre se dilató debido a una seguidilla de problemas en la comunicación. Estuvo escondida en ese lugar desde el 13 de enero al 2 de febrero. Luego, la madre del joven que la albergaba llamó a la policía de Río Cuarto para que la fueran a buscar.
Ante estos hechos, el juez Geuna resolvió girar el testimonio y las pruebas al fiscal de Instrucción en turno Walter Guzmán, que tendrá la tarea de avanzar en la causa de facilitación del ejercicio de la prostitución contra la mujer que está imputada, quien está en libertad. Daniela no pudo identificar el lugar donde la tuvieron cautiva, en Mendoza. En esa provincia, el fiscal de Delitos Especiales, Luis Correa Llanos, está a cargo de la causa iniciada por el mismo delito. “Voy a pedir una declaración de la joven. Hay que averiguar bien. Puede ser que la chica haya ido por su propia voluntad y después se arrepintió”, conjeturó.
Informe: Elisabet Contrera.
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