Viernes, 23 de febrero de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › MENOR DISCAPACITADO, SE DECLARO CULPABLE Y LE CREYERON
Un peón de campo, de 17 años, con retraso mental, se convirtió en un plazo de 48 horas en el único culpable del brutal asesinato de un anciano, ocurrido en noviembre de 2005, en una chacra del pueblo rionegrino de Lamarque. La Cámara Segunda del Crimen del General Roca resolvió absolver a quien era su principal acusado por el crimen, Sebastián Caro Huanco, propietario de la finca, luego de escuchar en el segundo día –y último– del juicio oral, cómo el muchacho confesaba haber matado a Daniel Torres. Tras esta declaración, Caro Huanco recuperó la libertad después de cumplir un año y tres meses de prisión y el joven volvió al instituto donde había sido alojado desde el momento del crimen.
La investigación por el homicidio de Daniel Torres, de 68 años, tenía como acusado a Sebastián Caro Huanco, ciudadano boliviano, dueño de la finca donde la noche del 20 de noviembre de 2005 fue asesinado el anciano. La prueba más sólida en su contra era el testimonio del joven, también empleado de la finca, que reconoció que por presiones de su patrón había participado en la golpiza dada a Torres, pero que el corte mortal en la garganta lo había practicado el dueño de la chacra.
Otro de los elementos en contra de Caro Huanco era la sangre de la víctima hallada en una prenda del acusado. “En su momento, se encontró sangre en el buzo. Esto se contradijo con una primera declaración en la que dijo que no había tenido contacto con la víctima. Luego, para defenderse señaló que el niño lo había tocado con las manos ensangrentadas después de cometer el crimen”, relató el fiscal que intervino en la causa, Miguel Angel Flores.
A esto se añade la presencia de un móvil. Según el fiscal, Caro Huanco adeudaba una suma considerable de dinero al anciano por cuidar de su finca. Esta situación había provocado una serie de peleas entre ellos. “Esta deuda está totalmente probada”, sentenció el fiscal. El dueño de la chacra alegó su inocencia durante todo el proceso.
Las manchas de sangre, sumadas al posible móvil, quedaron desterradas del juicio al escuchar ayer al joven, citado por los jueces César Meyer, Juan Rother y María García para corroborar sus dichos. En un interrogatorio que duró más de una hora y ante una sala vacía –“había problemas por amenazas. El chico estaba presionado. Por eso se decidió desalojar la sala”, explicó Flores– el joven, que al momento del crimen tenía 16 años, supuestamente se quebró y confesó. Acompañado de su terapeuta, el muchacho dijo que había sido en realidad él quien golpeó al anciano con un hierro y luego lo degolló con un cuchillo de cocina. Lo hizo porque a cambio recibiría dinero prometido por su patrón.
“El chico tenía mucho miedo de perder a su familia. Pero hoy (por ayer) pudo decir la verdad. Ahora tenemos la verdad o parte de la verdad en torno a este asesinato. Con esta confesión lisa, llana y, aparentemente, sincera se esclarece el hecho”, sostuvo el fiscal. Para Mariana Serra, la defensora de Caro Huanco, la declaración del joven permitió confirmar las dudas que se arrastraban desde el principio de la investigación.
Con este giro en la causa, el imputado fue absuelto de culpa y cargo bajo el argumento del “beneficio de la duda”. “Con esto, la causa queda cerrada porque es difícil llegar a la instancia de juicio oral por el delito de instigación por dinero. No tengo pruebas para acusar a Caro Huanco de eso”, se excusó Flores. El joven tampoco será juzgado por el crimen: por ser menor edad es inimputable, pero continuará recluido en el mismo instituto de menores donde fue encerrado tras el asesinato del anciano.
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