Cada día devora cuatro paquetes de papas fritas, varias tabletas de chocolate, galletas y golosinas: Connor McCreaddie tiene ocho años y pesa 98 kilos. Las autoridades británicas estuvieron a punto de quitarle a su madre la tenencia del niño, con el argumento de que su alimentación no está siendo cuidada correctamente. Finalmente, ayer, luego de días de polémica y de reuniones, los responsables de protección de Menores de la ciudad de Wallsen desistieron de esa medida, aunque obligaron a la mujer a ocuparse del problema.

Esta decisión fue tomada en un encuentro entre la madre y el comité integrado por expertos en nutrición, pediatras y psicólogos que la semana pasaba había recomendado quitarle la tenencia. Si hubiera prosperado esta solicitud, los servicios sociales de la ciudad del nordeste de Inglaterra se habrían tenido que hacer cargo del niño.

Las autoridades británicas locales destacaron que “su esperanza y su ambición es permitir a este niño permanecer con su familia”. Por ello, en el escrito agregaron: “Hemos alcanzado un acuerdo formal con la familia para salvaguardar y promover el bienestar del pequeño”.

Connor McCreaddi, de sólo ocho años, que llegó a pesar casi 100 kilos, es una víctima más de la obesidad. En el Reino Unido, el porcentaje de niños menores de 11 años obesos pasó del 9,9 por ciento en 1995 al 13,4 por ciento en 2004.